Es casi imposible ganar apostando al dólar, pero Milei aún no lo sabe

Es casi imposible ganar apostando al dólar, pero Milei aún no lo sabe

Tiempo de apreciaciones y de depreciaciones.


En una entrevista concedida no casualmente a Radio Mitre el lunes último, Javier Gerardo Milei encendió la mecha de una bomba cuya explosión dañó severamente a la economía argentina. Al ser consultado sobre sus recomendaciones para los ahorristas a los que se les vencían los plazos fijos, el candidato libertario lanzó una respuesta inesperada para quien tiene alguna responsabilidad política en democracia: “Jamás en pesos, jamás en pesos. El peso es la moneda que emite el político argentino, por ende no puede valer ni excremento, porque esas basuras no sirven ni para abono”.

Para rematar su infortunio, el jueves Milei volvió sobre el tema, al opinar que “cuanto más alto esté el dólar, más fácil dolarizar”.

La respuesta de “los mercados”, siempre amigables con los candidatos que promueven los métodos usurarios, fue llevar el dólar a una escalada que nada tenía que ver con las variables económicas, sino con la especulación electoral. Este jueves en la madrugada, a la hora en que esta crónica está viendo la luz, su cotización llegaba a $1.010, según la página web Dólar Hoy, que pertenece al socio de Milei, Ramiro Marra.

El impacto fue instantáneo, tal como lo preveía el libertario: suba de precios, licuación de los salarios, ganancias extraordinarias para los tenedores de la verde divisa. Como es sabido, la mayor parte de la abultada deuda argentina fue tomada en dólares, que fue el presente griego de la gestión Cambiemos, que compró deuda en esa divisa, con un plazo de pago a tres años y, en cambio, “reperfiló” unos meses después la deuda en pesos, lo que dificultó de antemano las posibilidades del gobierno del Frente de Todos para tomar créditos litigables ante tribunales argentinos.

En resumen, la deuda en dólares aumentó en dos días un 15%, tal como era previsible. Y no sólo eso, sino que los precios internos se dispararon mucho más que ese 15%, dada la gimnasia que vienen practicando ciertos empresarios, que desde 2015 utilizan una dinámica económica muy en línea con la que pregona el candidato libertario: propiedad privada al palo, cero compromiso con la sociedad, ganancias extraordinarias que afectan a la prosperidad de los demás ciudadanos y una gula parasitaria por el billete que debe ser corregida por el Estado de manera urgente.

Costa: “Adelantan la dolarización que piensan hacer”

El economista Juan Pablo Costa (Centro de Economía Política Argentina), consultado por Noticias Urbanas, expresó que “lo que está haciendo Milei –y el conjunto de La Libertad Avanza- es una maniobra que se podría definir como de desestabilización, porque con todo el poder que implica haber salido primero en las PASO, que le dio chances reales para ser el próximo presidente de la Argentina, hacer las declaraciones que hizo, fomentando una corrida cambiaria, que podría convertirse después en una corrida bancaria es una actitud absolutamente irresponsable, nunca vista hasta ahora desde el regreso de la democracia”.

Costa manifestó que “el objetivo de Milei y de toda su fuerza política fue el de adelantar el trabajo que ellos pensaban hacer en caso de ganar, que es su plan de dolarizar. Algunos de nosotros alertamos en su momento que la única forma de hacer una dolarización en Argentina era con una megadevaluación y, por lo tanto, con una hiperinflación que licuara de manera dramática los pesos -y por lo tanto, los ingresos de la población-, y recién de esta manera les darían los números para ejecutarla”.

El especialista dijo luego que “cuando hace tiempo hablamos de eso, muchos nos acusaron de alarmistas, de que caíamos en una exageración porque hablábamos de un dólar a $3.000 para que el plan de Milei pudiera llevarse a cabo. Hhoy puede ser más que esa cifra, inclusive”.

En términos políticos, Costa adelantó que “Milei incentivó la corrida sabiendo que eso dañaría al Gobierno, obviamente, porque su objetivo final era que el tipo de cambio estuviera lo más alto posible, ya que eso mejoraría sus posibilidades de dolarizar. Esto no sólo es por una cuestión matemática, sino porque además, en un contexto de escalada del dólar, la población va a aceptar cualquier propuesta de “shock” y esa sería la única manera en que la dolarización podría ser aceptable”, se alarmó.

Una elección más ajustada que lo previsto

En suma, el objetivo de los libertarios era lograr, a trece días de las elecciones generales, asestarle un golpe al Gobierno, ante un acercamiento en las encuestas de Unión por la Patria, que de perder por seis o siete puntos, pasó a ubicarse a apenas dos o tres. De mantenerse esta situación, el oficialismo podría contar con alguna posibilidad –aunque sea lejana- de remontar en el balotaje un resultado, algo que era casi impensable hace dos semanas.

Pero lo perverso de la jugada era que además, su objetivo era que la situación de crisis tuviera un desenlace explosivo antes del fin de semana largo que se aproxima, un hecho que neutralizara definitivamente la eventualidad aludida en el párrafo anterior.

De esta manera, Milei se aproximó -¡¡horror!!- una vez más a la máxima que esgrimieron alguna vez las izquierdas radicalizadas: “cuanto peor, mejor”. De todos modos, los extremos siempre se aproximan. Aquellas izquierdas eran antisistema y le hablaban a la clase trabajadora. En cambio, Milei le habla a una clase media empobrecida y enojada, marginada del sistema, que sólo quiere castigo para los culpables de sus miserias y, ¿porqué no?, ensanchar sus bolsillos. Todos iban contra el sistema, pero Milei quiere acabar con él negociando las galletitas, al contrario de aquellos barbudos que bajaban de las sierras, que eran más proclives al uso del paredón.

El dólar-pánico que se generó entre el lunes y la edición de este semanario no guarda en estos momentos un valor consistente con la marcha de la economía, sino con los desvaríos de la especulación. La escasa presencia de dólares en las bóvedas del Banco Central facilita la operación de estas mafias del dinero y además permite estos sobresaltos.

El Decálogo de la ultraderecha liberal

Pero todas estas especulaciones tienen un origen, ligado a las máximas del empresario norteamericano Peter Thiel, dueño de Pay Pal –la empresa estadounidense en la que se inspiraron Mercado Pago y otras similares- y de otra empresa más cuestionable, llamada Palantir, que sirve para recolectar datos. Es tan eficiente que la usan habitualmente el Pentágono y la CIA.

Thiel expresó en un decálogo sus premisas ideológicas, tan parecidas a las de Milei que éste es sospechoso de plagio.
1) La libertad del individuo está por encima de todo.
2) Hay que reducir el estado a su mínima expresión.
3) Los impuestos deben eliminarse. Será la mano invisible del mercado la que regule las necesidades sociales.
4) Es necesario prescindir de la seguridad social y los programas de asistencia. La ayuda a los más necesitados será canalizada por las empresas a través de iniciativas de caridad.
5) Suspender los tratados de comercio internacionales.
6) La propiedad privada es “sagrada”. Cualquier atentado contra ella es máximamente penalizable.
7) Instaurar y defender los monopolios. La competencia es para los perdedores.
8) Total libertad para llevar armas, y también total libertad para tomar drogas, mientras su uso no degenere en violencia. La libertad del individuo está por encima de todo.
9) Respeto ante cualquier condición sexual.
10) Reducir la intervención exterior en conflictos y guerras.

Todo en Milei, hasta lo que provocó el lunes a partir de una entrevista radial y lo que magnificaron luego a través de las redes sus seguidores, tiene este copyright. En este caso, viene de uno de los más conspicuos colaboradores de Donald Trump, el mencionado Peter Thiel.

Un problema de apreciación (y de depreciación)

El problema de Milei es que si intenta cumplir con sus promesas, podría despertar al elefante dormido que es hoy el peronismo. Y los resultados serían impredecibles. De todos modos, aunque aún no lo sepa, en esta ocasión cometió un error de apreciación al pedir la depreciación. Una paradoja irreparable.

Todo triunfo es efímero. Toda gloria se marchita pronto. Los días felices no persisten sin una fiera obstinación. Estas personas que arrasan con los demás, suelen apagarse rápido, aunque no se privan nunca de dejar detrás suyo daños muchas veces irreparables. Consideran que los de afuera son de palo y palo prometen. Pero la política es otra cosa.

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