El que gobierna de espaldas, ¿percibe la realidad?

El que gobierna de espaldas, ¿percibe la realidad?

Tener determinación no es tener poder.


En el mismo día de su asunción, el presidente Javier Milei expuso claramente cuál sería su relación con el Parlamento argentino. De espaldas a los representantes del Pueblo, el primer presidente libertario de la historia ignoró deliberadamente al Congreso e intentó comunicarse con el Pueblo argentino de manera directa, sin su intermediación.

Como símbolo de su declamada aversión a la casta, mostrarles la espalda a sus presuntos enemigos, quizás ofició como un acto revolucionario, pero esos mismos a los que Milei calificó como “ratas”, “delincuentes”, “corruptos”, “estafadores” y “putitas del peronismo” (a los radicales), son los que votan las leyes que “la libertad” necesita. Y legislar a las trompadas no parece ser un camino idóneo para aprobar los cambios que su proyecto político exige.

Desde entonces, el León del Abasto desairó sin ambages a todos, incluso a sus propios parlamentarios aliados, a los que motejó de diversas maneras, con total desdén e irrespeto, demostrando el rudimentario nivel político del que hace gala, mientras arremete contra ilusorios molinos de viento.

Desde el diez de diciembre de 2023, el presidente ha refinado su costumbre de enfrentar a sus opositores, a los tibios, a los calientes, a los fríos y aún a los que se ubican en la vereda opuesta.

Es un método de tierra arrasada el que exhibe el presidente, que no repara en matices. El ajuste que propone, que perjudica a todos por igual, no repara en las particularidades que exhiben los distintos sectores a los que les quitó el financiamiento. Lo peor es que el dinero malhabido del que dispone de esta manera, ha sido o será transferido a los organismos internacionales de crédito y a ciertos oligarcas de las finanzas, como Elon Musk y Larry Fink. De esta manera, la mecha del libertario se acorta constantemente.

De todos modos, el caos en el que se mueve su política es un caos no del descontrolado. A veces, inclusive, utiliza el improperio para ocultar cosas peores que las que profiere su boca. Todo el mundo reparó en el vergonzoso término “Lali Depósito”, mientras que por detrás de la cohetería dialéctica muchos argentinos caían en la cuenta de que los servicios de gas, electricidad, Internet y telefónicos iban a aumentar, como mínimo, un 150% y como máximo, un 500%; que el salario mínimo seguía siendo el más bajo de Latinoamérica y que las prepagas de salud habían recibido patente de corso para elevar sus tarifas hasta donde desearan. Inclusive, algunos concesionarios de servicios públicos fueron autorizados a aumentar sus precios mensualmente, tal como la infortunada Circular 1050 de la dictadura. ¿Volveremos a conjugar el verbo “indexar”?

Wall Street ama a Pichetto

Entretanto, el diputado levemente opositor Miguel Ángel Pichetto se convirtió en el referente de los operadores de los “hedge funds”, que manejan bonos de deuda argentina. Éstos se mostraron preocupados por el deterioro que observan en la capacidad política de Milei para lidiar con la crisis que desataron las medidas inflacionarias que dispuso.

Los usureros consideran que el rionegrino es una figura política clave, a partir del momento en que elevó su perfil para frustrar el proceso de aprobación de la Ley Ómnibus.

Los asesores de los fondos de riesgo (hedge funds) llegaron a verlo acompañados por directivos de los bancos Barclays (Londres), UBS (Suiza) y Citi (EE.UU.), mientras que la semana próxima llegarán directivos del HSBC, otro banco londinense. La alarma de los banqueros y prestamistas está basada en su desconfianza acerca de la capacidad de Milei para apagar los múltiples incendios que encendió con sus medidas económicas.

Como para ir tomándole el gustito a la accesible Argentina del curro internacional, por ahora todos estos operadores han comprado bonos de corto plazo, haciendo gala de una prudencia esperable por parte de quienes desconfían de un gobierno que suponen favorable, pero endeble.

Es que el universo Milei colisiona todos los días con la realidad de sus propios electores, que, si bien buscaron un cambio y lo encontraron, quizás no fuera éste que están presenciando.

Perder las pensiones, ver destruidas sus jubilaciones y encontrarse con que sus salarios han sido reducidos hasta la miseria no es el camino hacia una nueva y mejor Argentina.

¿Cuánto tiempo más durará este contradictorio proyecto político, nacido de una extraña conjunción de liberales antiguos y modernos, hasta hoy enemigos acérrimos de la política?

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