Atentados en París: al ISIS lo para la ONU o no lo para nadie

Atentados en París: al ISIS lo para la ONU o no lo para nadie

Consternación mundial por la seguidilla de atentados en París. El rol imprescindible de la ONU frente a la amenaza terrorista y la necesidad de una solución multipolar. Por Fernando Riva Zucchelli


El mundo entero está consternado por la seguidilla de atentados de ayer viernes en París que dejaron un saldo de aproximadamente 140 muertos y alrededor de 200 heridos, muchos de ellos gravísimos. Pero esto pasa -sin prensa- en otras regiones del mundo casi todos los días. Y eso no es menos grave; quizás tiene menos glamour en países que son pobrísimos, lejanos y con otras culturas y nos “despertamos” sólo con un 11-S o en casos como el de ayer, tremendos, horribles, previsibles.

Parece necesario, a pocos días de una elecciones cruciales en la Argentina, presentar algunas reflexiones acerca de la actual realidad política mundial, cómo se llega a este punto, los objetivos reales a combatir y las cortinas de humo desde algunos medios y países, y más específicamente cuál es el rol que debe adoptar nuestro país en la difícil situación por la que atraviesa el concierto mundial de naciones del planeta. Argentina además de de integrar Unasur, OEA y  Celac, en el continente de la Paz (nuestro principal logro que hay que defender), obviamente participa de la ONU e integra el influyente G-20. No es poco, y es en esos foros donde se deben replantear las políticas mundiales que no están dando los resultados  que  la universalidad requiere en términos de paz, desarrollo, igualdad y poder de decisión.

Sería imposible abordar en su totalidad el tratamiento aquí, además de constituir sólo un punto de inicio de debate, que es justamente lo necesario entre las naciones para plasmar los nuevos acuerdos supranacionales que  garanticen alcanzar los valores antes enunciados.

El terrorismo

El terrorismo es hoy sin ningún lugar a dudas el enemigo a vencer por la comunidad mundial y esa premisa, en la que aún no hay acuerdo global en la práctica, sólo une a todos los líderes del mundo en las condolencias. Para una verdadera solidaridad, hay que pasar del repudio a la acción inmediata y coordinada en la lucha contra el terrorismo, de la cual hoy el ISIS parece ser el de mayor capacidad operativa, el que se plantea los objetivos más audaces y nefastos a nivel global, el más cruel, el que se alimenta de milicianos de casi todos los países del mundo occidental y se infiltra de nuevo en ellos clandestinamente o como refugiados. Es quien golpea, quién mata y quién pretende instaurar un nuevo orden del miedo sin fronteras.

El mundo merece un mea culpa de todas las acciones previas realizadas en los últimos años por países u coaliciones conducidas por las potencias occidentales (por fuera de la ONU), en la que se obtuvo en este mediano plazo los resultados que hoy están a la vista.  Hay Estados que han prácticamente desaparecido como el caso de Libia, gobiernos ultra debilitados que no hacen pie y pueblos hambrientos, perseguidos y desplazados, una fábrica de emigrantes que huye de una guerra que no pidió y que además perjudica a toda Europa -que hizo seguidismo de políticas erradas- y hoy lo paga con atentados sangrientos y emigración abultada en sus propios países.

Solución global es igual a ONU

La ONU debe reveer su capacidad de volver ejercer el liderazgo de las políticas mundiales a partir de consensos estratégicos y dejar de ser un mero foro declarativo, de donde todos salen en paz con su conciencia para hacer inmediatamente lo contrario, de acuerdo al peso e influencia que tenga su país hoy en el mundo. Las calificadoras de riesgo en el ámbito económico son la versión financiera de la calificadoras de riesgo en el ámbito terrorista. Levantan o hunden al que quieren, realizan una diferenciación entre quiénes son terroristas y no (a pesar de ejercer similares prácticas), ejercen la calificación de “buenos o malos” a los grupos terroristas de acuerdo a su conveniencia. La ignorancia o inoperancia de algunos servicios de inteligencia que a veces se suma al dolo de esquivar a algunos y combatir sólo al que les conviene, ha llevado a un crecimiento exponencial de ejércitos como el ISIS. Ellos tomaron no solo importantes cantidades de armas letales de gobiernos derrocados sino que éstas fueron dejados al libre albedrío de los terroristas por los invasores primaverales. Encima se dan el lujo de vender a 20 dólares el barril de petróleo robado a pueblos y gobiernos, y justamente lo hacen a los mismos países que antes los financiaron para ser lo que hoy son.

La ONU debe tomar cartas inmediatamente para cortar con esa hipocresía de “despotricar en el discurso y financiarlos en la práctica”, de enviar armas desde el aire, tecnología bélica  y vehículos (de guerra y las ya famosas Toyota) de última generación a los grupos terroristas y debe lograr un fuerte consenso para poner una fuerza única que los combata por encima de las diferencias y los intereses de las potencias. Primero el planeta y la paz, después están Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, Rusia y China. Un país, un voto, así se resuelve esto, como todo lo demás. Los países más grandes e influyentes deben empoderar a la ONU para esto, ser responsables por el combate de este flagelo, de lo contrario quién se oponga, será también responsable de la muerte del mundo.

El mundo es multipolar, la solución también

Existen una prioridad urgente en este mundo multipolar al que hoy asistimos. La unipolaridad nos costó muy cara como planeta. Hay que aprovechar el nuevo mapa y corregir errores. Derrotar definitivamente al terrorista ISIS que recientemente pegó en Sinaí volando un avión de pasajeros de Rusia (224 muertos), una semana después en Beirut con atentados suicidas (otros 50 muertos) y ayer en París con el saldo que conocemos. Hay que sobreponer la paz, el desarrollo y la igualdad mundial al interés desmesurado de algunos inescrupulosos. Si no lo hacemos, seguiremos llorando víctimas inocentes en todos lados y cada vez más seguido, aunque en algunos importantes despachos estas lágrimas sean para las cámaras de TV. El mundo como en toda crisis tiene una oportunidad, hay que trabajar rápido en la ONU y esperar aque los líderes globales y todos en general dejen sus miserias de lado y estén a la altura de las circunstancias para replantear allí esta nuevo modalidad solidaria mundial para frenar este tipo de desafíos.

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