Intendentes bonaerenses del FPV entraron en la “fase tumulto”

Intendentes bonaerenses del FPV entraron en la “fase tumulto”

En lo que parece ser sólo el inicio de un movimiento más vasto, siete intendentes bonaerenses lideran una nueva etapa de la rebelión contra el "dedo" electoral.


Después de perder una elección que hacia adentro de sus propias filas se consideraba como posible de ganar, el Frente para la Victoria –cuya columna vertebral es el peronismo- comenzó a generar anticuerpos para comenzar, no a pensar todavía en la vuelta al poder, sino para encarar la difícil tarea de recomponer sus propias fuerzas.

Esta fase generó ya muchos movimientos hacia adentro y hacia afuera. “El peronismo no es un partido testimonial” suele aseverar el exministro de Trabajo, Carlos Tomada y en esa dirección, la dirigencia con mandato sobre los territorios ya comenzó a trabajar.

Uno de los primeros movimientos que se produjeron tiene que ver con algunos de los jefes municipales más jóvenes del Frente para la Victoria –todos ellos rondan los 40 años-, que conformaron una Liga de Intendentes para negociar con la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y para comenzar a construir el reagrupamiento exigido para intentar la vuelta al poder lo antes posible.

El grupo –que se conformó días antes del balotaje- lo integran, por ahora, Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora; Ariel Sujarchuk, de Escobar; Gustavo Menéndez, de Merlo; Juan Zabaleta, de Hurlingham; Mariano Cascallares, de Almirante Brown; Fernando Gray, de Esteban Echeverría y Juan Pablo de Jesús, del Municipio de la Costa, entre otros.

Sujarchuk, Menéndez, Zabaleta y Cascallares son debutantes en el cargo –asumieron hace apenas 20 días-, en tanto que Insaurralde va por su segundo mandato y Gray y De Jesús fueron reelectos por tercera vez.

La primera aclaración que se escucha entre sus asesores más cercanos es que “no sacaron los pies del plato”, ya que por ahora siguen perteneciendo al FPV, aunque condicionan su permanencia a que se los escuche cuando en el futuro se conformen las listas.

La segunda tiene que ver con este último ítem y es una de los más duros cuestionamientos que le efectúan a Cristina Fernández de Kirchner. “Se dedicó a ser la jefa de La Cámpora, que hegemonizó las listas, lo que perjudicó a los distritos porque estos legisladores no interactúan con los intendentes y eso se notó en el presupuesto bonaerense”, cuestionaron.

También Scioli está incluido en la polémica. Le adjudican su escasa predisposición a ejercer la conducción. “Entregó todo –declararon a un matutino porteño-, no defendió a los intendentes y también se dejó poner el candidato en su propio distrito”, con el agravante, achacan de que se perdió una provincia que parecía inalcanzable para la oposición.

Estos siete intendentes quieren poner su ley, porque su poder territorial se pone en juego cada dos años y si se eligen los candidatos a cargos legislativos provinciales lejos de ellos, se cuestiona su representatividad regional al elegir postulantes ajenos a ellos.

Para peor, si no existen legisladores que los representen, se pierde también –como ocurrió- la representatividad provincial.  Los jefes de gobierno saben que para imponer esta ley, la suya, deberán ampliar su base de sustentación, ya que el FPV gobierna en 57 municipios y no todos sus colegas comparten su posición política.

Por de pronto, Alejandro Granados, que fue reelecto al frente del Municipio de Ezeiza, al reasumir su cargo argumentó que sólo pertenece al peronismo, pero no al FPV.

Esta fase “tumulto”, que lleva a la dirigencia a cuestionar casi todo y hasta a poner en duda la permanencia de los dirigentes que los condujeron a la derrota, no se saldará hasta que exista un proyecto de construcción política que tenga posibilidades de devolver al peronismo al poder, lo que podría llevar varios años (o no).

Estos intendentes protagonizaron el primer cuestionamiento a Cristina surgido del interior del FPV. Incluso llegaron hasta el punto de adelantar que “por algo se perdieron las elecciones” y que si para 2017 ésta persiste en conformar listas sólo con militantes de La Cámpora o del Movimiento Evita, no serán de la partida. “Por algo perdimos y si todo sigue igual, vamos a volver a perder”, manifestaron sin sonrojarse.

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