Ruge la leonera

Ruge la leonera

En una charla futbolera, plena de orsais, amases de pelota, amagues, veredas rotas, autos abandonados, gambetas y paredes, dos habilidosos jugadores se enfrentaron en singular match.


En una descontracturada entrevista realizada por el mediático Ari Paluch, Diego Santilli debió lidiar con los oyentes, con la complacencia del locutor y con los pedidos de los vecinos, que fluctuaron entre un ficus erradicado, un auto abandonado y los respiraderos del subte B.

En el inicio del primer tiempo, Santilli justificó los aumentos impositivos que les propinó Macri los porteños con el argumento de la inflación. Antes, el entrevistador había afirmado que “enloquecieron en este Gobierno, aumentó todo, hasta las multas”, lo que motivó la jugada magistral del ministro, que contestó que con el incremento de las multas, “el objetivo es que se cumpla con las normas”, a la vez que destacó la contribución de su Gobierno a la suba de precios al reconocer que “la inflación nos está atacando a todos”.

Hábil para la gambeta, Santilli inauguró en sus conversaciones con Paluch el famoso “yo me ocupo”, ante los reclamos de los vecinos. En esta ocasión, ante la queja de Juan Carlos, oyente de Floresta, que se quejó por un auto abandonado a la altura de Pergamino 160 por el que ya había reclamado al Facebook de Rodríguez Larreta, respondió -habilidoso para desmarcarse, en el camino de la escuela de Walter Gómez- que “yo me ocupo de hablar con Montenegro”.

Otro oyente planteó que “en Lisandro de la Torre 772 sacaron un ficus de la vereda y la vereda quedó peor”. Inmerso esta vez en el mar de la obviedad, el senador electo -asumirá el próximo 10 de diciembre- la tiró al corner: “hay que reparar la vereda y colocar un nuevo árbol”, la revoleó.

Viviana, oyente de Villa Urquiza planteó seguidamente que “vivo sobre Triunvirato al 3900 y están los respiraderos del subte y se mueven continuamente, no se puede dormir”, quejándose de que “vinieron hace unas tres semanas y estuvieron arreglando, pero ahora hacen más ruido que antes”. En un exceso de celo componedor, el propio Ari Paluch se hizo cargo: “ya lo hablo”, tranquilizó a la rugiente tribuna.

Pero la noticia se produjo a continuación, cuando, ante un alarde del desprejuiciado conductor, que se adjudicó -en un exceso de camaradería de vestuario- que “gracias a mí llegó a ser senador y ministro de Medio Ambiente”, Santilli redobló la apuesta: “o llegar a jefe de Gobierno”, se explayó.

Falsamente sorprendido, Paluch repreguntó: “¿Por qué razón sería bueno que la gente lo vote como jefe de Gobierno?”, a lo que el funcionario respondió que “porque me importa que la gente viva mejor”.

Paluch volvió a preguntar, alarmado: “¿Usted le dijo a Mauricio?”, pero Santilli, habilidoso amasador de la redonda, devolvió la pared: “Le dije que me gustaría ser”.

El referí pitó el final y la hinchada estalló en una ovación que envolvió como un guante a los jugadores.

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