Más allá que todos pierden, Alberto saca una luz de ventaja sobre Cristina

Más allá que todos pierden, Alberto saca una luz de ventaja sobre Cristina

Opinión.


La pulseada entre Cristina y Alberto Fernández provocada por la vicepresidenta, además de terriblemente mal ejecutada y filtrada, tuvo ribetes casi risueños con las renuncias que pretendieron ir a fondo (y no testimoniales), por malentendidos de la inmediatez y poca información, de Juan Cabandié y Martín Sabatella. Se podrían ir en serio ya que tomaron equivocados ese camino.

Algunas cosas para tener en cuenta respecto de esta fallida jugada más allá de cómo termine. Porque si hay cambios no serán porque esta movida haya sido brillante sino porque estaban preparadas a priori, a sabiendas que hay áreas del Ejecutivo que están trabajando por debajo de las necesidades del país. Lo sabíamos todos y sólo restaba saber quiénes, cuántos y la oportunidad. La derrota contundente del domingo prácticamente en todo el país y especialmente la de la Provincia de Buenos Aires, el terreno dominado por los Kirchner, crisparon los nervios de alguna gente con experiencia, nublaron los caminos de las soluciones a corto y mediano plazo y terminaron amplificando y desnudando la causa de la misma.

Alberto y Cristina nunca pensaron igual en casi ningún tema, sino que desde hace dos años entendieron las necesidades mutuas y pusieron tolerancia y generosidad para no explotar cada semana o en cada tema a la coalición gobernante, luego de haber sido claros ganadores en el 2019. Sergio Massa el tercer mosquetero de esta aventura se manejó con la prudencia del caso, elaborando alianzas claves que, si bien repercutieron en una baja de su imagen, los consolidaron como una parte indispensable del poder y además como el principal aspirante a continuar este proceso desde la máxima investidura. Sus relaciones internacionales sobre todo en Estados Unidos, lo afirman en esa pretensión.

Otra cosa importante a la hora de pensar hasta qué punto le afecta el tema de las renuncias a la gobernabilidad, la verdad es que, salvo el conflicto en la súper estructura –grave, pero hasta ahí-, ninguno de los “renunciados para la tribuna” es de por sí un o una dirigente irremplazable por los dotes magníficos de los que hayan mostrado en su gestión hasta ahora. En la opinión de este cronista, Eduardo “Wado” De Pedro es -por lejos- la figura más importante de los renunciados, y tampoco tiene una trayectoria de 30 años de estadista en la conducción de los destinos del país ni un reconocimiento intachable en la región o en el mundo, por decirlo de manera cortita y al pie. Y si lo fuera en el futuro aún es muy joven y podrá demostrarlo. Los demás ni hablemos, sin pretender ofender a nadie parecen de bajo calibre en la mayoría de las áreas. Nada puede ser terrible si el Presidente de repente les acepta la renuncia a todos y con los gobernadores, dirigentes probados del movimiento obrero, sectoriales de primera línea ya sean  gubernamentales o no, o con algunos intendentes de los que ya se destacan por la gestión, los reemplaza y sigue hasta 2023 con ellos. A lo mejor resulta bien, diría Juan Carlos Baglietto.

Alberto es un hombre que sabe medir sus reacciones y entiende perfectamente hasta donde le da y hasta donde no, y qué consecuencias puede tener cada medida. Los cambios consensuados serán la mejor solución, pero no la única. Pero el apriete de Cristina ya se puede empezar a vislumbrar como un fracaso, sobre todo seguirá abriendo la herida abierta el domingo en la cual ve cómo se le escurre su caudal electoral entre sus dedos. Por supuesto que algo sacará del mismo en términos de políticas, de aplicación de gastos e incluso del recambio de dirigentes, empezando por su hijo. Pero no era necesario hacer el circo de ayer, veremos cuanta gente renuncia en el gabinete del otro gran perdedor, y también gran ausente en el día de ayer, nos referimos al pollo del Patria, Axel Kiciloff.

La no renuncia de Jorge Ferraresi (cristinista confeso) y la presencia de Aníbal Fernández en la Rosada son algunas de las perlitas que nos dejó el sainete y el desfile del miércoles por la Rosada. La consolidación del espacio más bien albertista con sus múltiples adhesiones desde buena parte del país (además del scrum de secretarios y ministros ya propios), fue una de las consecuencias no queridas que provocó la intempestiva jugada de Cristina, motivada más por la bronca de la derrota y esa proyección a futuro, la implicancia para su espacio propio y también para el Frente en su conjunto.

Mientras tanto el Presupuesto del 2022 fue enviado al Congreso por uno de los ministros más cuestionados por el kirchnerismo pero a su vez más sostenido por Alberto, Martín Guzmán y fue con noticias poco alentadoras para el Instituto Patria. Muy pocas cosas de las que pidieron fueron incluidas y a eso se suma a la posible nueva composición que tendrán las cámaras de mantenerse los resultados de las PASO. El Presupuesto enviado anoche al Congreso igualmente no contempla el pago de capital de deuda al FMI. Al tipo de cambio oficial, esto supondría el equivalente al 16,9% del gasto total proyectado para todo 2022, o sea el equivalente a todo el gasto en infraestructura y gasto social.

Otras de las cuestiones centrales es que desde todos los rincones del oficialismo la pandemia desapareció de la agenda y la toma de las calles será una constante de acá hasta fin de año. Con el peligro que ello representa desde el aspecto sanitario y de la seguridad. Empezamos hoy jueves con la marcha en apoyo del Presidente (ahora suspendida) en lo que prometía ser un duelo entre otros protagonistas que están cada vez más furiosamente enfrentados y que son los movimientos sociales. El Movimiento Evita (con Pérsico y el chino Navarro) y Grabois y su CTEP medirán fuerzas y consignas, en el caso que estos últimos asistieran al convite.

Sergio Massa y Máximo Kirchner (tirando juntos, aunque en esto tienen algunas diferencias) podrían tener nuevos roles en el futuro cercano, sobre todo con más seguridad éste último (¿Trabajo y algo más?) Mientras que el Presidente de la Cámara de Diputados no se encuentra muy entusiasmado con algo que, de salir mal podría condicionar sus planes futuros, aunque un súper ministerio tipo el que tuvo Julio de Vido podría ser lo que finalmente lo convenza a dar el salto que lo catapulte como el hombre clave de la gobernabilidad en el gobierno de Alberto Fernández y su ya cascoteado jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.

 

 

 

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