En el Gobierno reconocen que lo que pasó, los “agarró mal parados”

En el Gobierno reconocen que lo que pasó, los “agarró mal parados”

Cómo repercutió en el oficialismo la oposición a la reforma previsional. La interna en el Gobierno, los reproches y la estrategia comunicacional para dar vuelta la situación.

La reforma previsional trajo de vuelta las cacerolas

Barajando y dando de nuevo, con la sanción de nuevas reformas y esperando ver el impacto que tendrán en el día a día sobre la población. Así es cómo piensa el oficialismo que logrará salir de la encerrona y el costo político que significó llevar adelante su reforma jubilatoria en el Congreso, la “más difícil” que les tocó sancionar en estos dos años de gestión, mientras que confían en que esta semana podrán cerrar también la tributaria, el pacto fiscal y el presupuesto.

“Siempre se puede mejorar en términos de comunicación”. Dicho en boca del propio Mauricio Macri toma otra relevancia. Lo que se decía en voz baja en el medio de la tormenta, hoy ya es una verdad irrefutable. Puertas adentro, aseguran que al Gobierno lo agarró “mal parado” y confiesan: “A medida que se fue mediatizando el tema y se fue instalando la reforma, nosotros corrimos desde atrás y tuvimos que salir a explicar que los jubilados no iban a perder plata y que no había ningún recorte, sino al contrario”.

Aprobada en noviembre en el Senado, la reforma del sistema previsional entra Diputados y “ahí es cuando revienta” con la suspensión del tratamiento el jueves pasado, con la violencia ya desparramada por las calles y la decisión desde adentro del recinto de suspender la sesión. “Hubo una intención muy clara de la oposición de envalentonarse con este tema como excusa impedir la sanción de la ley. Hubo sectores de la oposición que apostaron a desestabilizarnos, sobre todo por el mes en el que estamos, diciembre, que es un mes muy complejo”.

Con vocación autocrítica, reconocen que al Gobierno le costó “salir ya con el título de los recortes a los jubilados”. “Tuvimos que salir primero a desmentir eso y después explicar la reforma, lo cual obviamente se nos complicó”, señaló a Noticias Urbanas una alta fuente gubernamental que tiene peso y opinión sobre las estrategias comunicacionales, que, igualmente, no solo celebra que la ley haya sido sancionada por el parlamento, sino que anticipa un escenario favorable para las próximas reformas.

En algún momento, luego de la suspendida sesión del jueves, se barajó la posibilidad de sacar la reforma a través de un decreto presidencial que, según pudimos confirmar esa noche, fue incluso firmado por todo el gabinete nacional y encarpetado hasta ver si se podía destrabar una sesión para darle legitimidad parlamentaria. El DNU, que ya es historia pasada, estuvo a punto de ser rubricado por el primer mandatario, mientras al mismo tiempo era calificado como inconstitucional por la aliada díscola de siempre, Elisa Carrió.  “Era una alternativa si no se podía sesionar si pasaba lo que pasó el jueves y quedaba claro que no había ninguna intención de debatir”, aseguran.

“Quedaba claro que la oposición no tenía ninguna intención de debatir esta ley y el DNU era una herramienta legal que teníamos a disposición, porque el dictamen de Diputados era lo que estábamos sacando por decreto. Obviamente que siempre es mejor pasar por el Congreso y respetar los acuerdos que teníamos pero si la situación si hubiera puesto igual que el jueves, quedaba claro de cara a la sociedad que no querían debatir y que no había ninguna posibilidad de sesionar, y entonces ahí sí teníamos un argumento político y jurídico para el DNU”, explicaron.

Perdida la batalla comunicacional, el oficialismo apostó a hacer valer su relación y el acuerdo firmado con los gobernadores, que le pusieron el cuerpo para convencer y presionar a sus coprovincianos diputados nacionales. El mismo viernes hubo una reunión con un nutrido grupo de gobernadores y los principales estrategas de Cambiemos en el Congreso. Por eso, el lunes se repitió la escena, con ellos en los pasillos del recinto para garantizarle la votación a Macri, costara lo que costara.

“El análisis nuestro es que el acuerdo es con los gobernadores y por eso sale la ley. En Diputados no es tan lineal el poder que tienen los gobernadores sobre algunos diputados. Hay algunos que vienen de gestiones anteriores, incluso hay diputados que aprovechan este escenario para hacerle la interna al gobernador. No es que los gobernadores se terminan cagando en Mauricio, Rogelio y Marcos, y se cortan solos. La realidad es que ellos también tienen problemas internos, de conducción, pero la ley sale por el acuerdo que tenemos con ellos, si no, hubiese sido muy difícil agarrar los veinte votos que necesitábamos”, reflexionaron en la Rosada.

El análisis interno que hacen sobre el rechazo popular que pesó sobre la reforma jubilatoria, expresada incluso en cacerolazos espontáneos, es que el próximo año podrán “mostrar resultados” sobre cómo las reformas del Presidente “van impactando en la gente y en el día a día”. Ahí encuentran el consuelo de una derrota comunicacional, que al día de hoy tienen perdida, pero que no detendrá la marcha de la gestión y las que reformas que todavía faltan debatir, como la reforma judicial, la laboral y la política, que quedarían para las sesiones extraordinarias de febrero.

La “gobernabilidad” no es un problema en la Casa Rosada, dicen cerca del Presidente, y que es solo un escenario trazado por los opositores que no dejaron legislar el jueves pasado. Incluso Macri afirmó, en su conferencia de prensa, que los “argentinos maduramos” y que la “gobernabilidad ya no está más en discusión”. Además, el Ejecutivo hizo pesar su respaldo a las fuerzas de seguridad y su vocación para no perder la calle con la protesta social, centrando en un sector de la oposición la “violencia orquestada” que se vio durante las manifestaciones.

Por eso, un rato después de concluir su reunión con las nuevas autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina, en la que fue interrogado por la reforma jubilatoria y el accionar policial, Macri se trasladó hasta el Hospital Churruca para visitar a los policías heridos. Fue un gesto que dice más que mil palabras, que recién al día siguiente el propio Macri expresó verbalmente ante los periodistas de Casa Rosada.

Fue durante esa conferencia de prensa en la que expresó su respaldo a los jueces Sergio Torres y Claudio Bonadío –el mismo que lleva adelante la causa AMIA contra funcionarios kirchneristas y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner– para que les hagan “pagar el costo” a los que “han hospitalizado a ochenta policías”. “Queremos una Justicia que cada vez despierte más respeto”, clamó el mandatario.

En el Gobierno saben que primero deben sortear los próximos meses, para recién ahí empezar a pensar en “el armado del espacio de cara a 2019”, con vistas a la reelección presidencial y las campañas provinciales: “El año que viene va a ser un año totalmente dedicado a la gestión, sobre todo al tema económico, a la generación de empleo, a la baja de la pobreza, de la inflación, sino va a ser muy difícil armar la campaña del 2019. Es un año que tenemos que estar ajustados y es muy importante para ver los efectos de las reformas que va a sancionar el Congreso”.

Aunque no le hayan dado ninguna difusión oficial, por la oficina del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, ya desfilaron días atrás algunos intendentes que jugarían dentro de Cambiemos en el 2019 y que acompañarán desde ahora en adelante la gestión de Cambiemos. Son intendentes en su mayoría justicialistas y algunos de ellos representan a distritos capitalinos como Gustavo Sáenz (Salta), Enrique Ponce (San Luis) y Raúl Jalil (Catamarca), entre otros.

 

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