Lo que no se contó

Lo que no se contó

Los protagonistas de la polémica sesión dieron su versión a NU. Mientras Quattromano desmintió las supuestas amenazas a Ramal, el diputado del FIT manifestó estar acostumbrado a ese tipo de prácticas.


Era casi la medianoche del viernes, cuando en la Legislatura porteña se debatía un proyecto de ley del Pro para ceder un predio de Villa Lugano a un club de golf por 15 años. Era casi la medianoche del viernes cuando se armó el escándalo.

El diputado del FIT, Marcelo Ramal, pidió la palabra y expresó su repudio “al asistencialismo empresario”. “Tienen el coraje de votar concesiones leoninas a grupos empresarios”, expresó, argumentando su rechazo a la propuesta. De lejos, se oyeron gritos. Ramal pidió silencio. Maximiliano Ferraro (Unen), a cargo de la sesión, también pidió silencio. Pidió silencio al diputado del macrismo, Roberto Quattromano.

Siguió Ramal, cuando el bullicio general, tenso, se empezó a imponer. “Viví el asistencialismo empresario cuando hace años fui asesor de Jorge Altamira”, dijo. Más ruido. Esta vez, en la escena legislativa, se percibió con mayor rigor la voz del diputado de Mataderos, enfervorecida, omnipresente. Ferraro volvió a pedir silencio, le pidió a Ramal que lo dejara pedir silencio e instó a Quattromano, con ímpetu inútil, que por favor se callara.

“Diputado Quattromano, vuelva a su banca”, ordenó el diputado de Unen. A esa altura, el hombre de Mataderos ya se encontraba apostado en la banca de Ramal, quien aseguraba, sin inmutarse, que está acostumbrado a ese tipo de conductas. “Ustedes entregan tierras públicas en manos de barrabravas”, denunció. Y agregó, innumerables veces, que había sido amenazado por Quattromano. “No te preocupes que la barrabrava te va a romper la cabeza afuera”, le habría dicho el legislador Pro, quien desmintió el hecho ante Noticias Urbanas.

Más de las 2 de la mañana del viernes: Ramal todavía se encontraba en la comisaría segunda de esta ciudad, denunciando a su par por amenazas. El caso, de ahora en más, quedó a cargo de la fiscalía número 16. Antes, en Perú 130, el diputado del FIT había solicitado una moción de privilegio para hacer pública la amenaza. “El Pro votó en contra mi moción, protegió a Quattromano y ahí ocurre algo más insólito: desde su banca me siguió haciendo gestos amenazantes, como cuando alguien junta los dedos queriendo decir ‘tenés miedo’”.

“Pero quiero que algo quede bien claro: yo no participé de un altercado. Eso se da cuando dos personas chocan y tienen una discusión. Yo, en cambio, fui amenazado. Y eso es muy distinto”, declaró el economista a NU.

Ahora bien, según Quatromano, quien está ligado al vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, y al club Nueva Chicago, del Nacional B, solo se acercó a la banca de Ramal para hablar con “un empleado de la casa”. “Me preguntó qué hacía ahí y yo le dije ‘yo estoy donde quiero, vos no tenés que decirme dónde tengo que estar. No me vas obligar’”, relató.

Noticias Urbanas habló con Roberto Quattromano, quien expresó que la denuncia de Ramal “es falsa”. “Yo estoy muy tranquilo, con la conciencia limpia, como siempre la tuve. Y mis abogados ya se están encargando del asunto. Yo sé cómo se arreglan las cosas fuera de la Legislatura”, aseguró.

“Yo tengo la misma actitud siempre, con todos los diputados y se lo pueden preguntar a cualquiera. Ramal siempre está provocando, siempre quiere ser el centro de atención para robar cámara y micrófono. Su costumbre es decir siempre una cosita de más, como cuando estamos con Cristian Ritondo en el cuarto intermedio de la sesión en el salón Eva Perón de la Legislatura. Nosotros somos de Mataderos, tenemos códigos”, explicó Quattromano.

“Hago política desde los 16, cuando presidí el centro de estudiantes de mi colegio. Tengo 30 años de militancia y ningún problema con nadie. Pasó que me excedí en la discusión, en el intercambio de ideas. Y ahí sí le pedí disculpas a Ramal. Fue la tensión del momento. Es que yo defiendo las ideas con uñas y dientes”, apuntó el legislador macrista. Y dejó una declaración de principios en el aire: “Digo las cosas vehementemente, gritando. Como en el barrio: digo las cosas en la cara”.

Una bola de nieve

“Cuando al Pro se le caen los negocios, reaparecen las mañas de la vieja política con sus pactos, amenazas y falsas acusaciones. Esta es la vieja política que hay que desterrar”, vociferó, a su turno, Alejandro Bodart, del MST. Y María Rachid, legisladora K, no se quedó callada tampoco: criticó “la actitud patoteril de Quattromano”. Entonces, intervino Ritondo: “¿Vos de qué tanto hablás?, si ustedes tienen al Pitu Salvatierra”.

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