Florencio Randazzo puso en marcha los motores para la carrera más importante de su vida. Está decidido a participar de la contienda presidencial y la posibilidad de ser candidato a gobernador de Buenos Aires es casi nula.
El ministro de Interior y Transporte (que es parte del gabinete desde diciembre de 2007) comenzó una estrategia de desmarque, desde lo discursivo, del oficialismo acrítico. “Nos hemos mandado cagadas”, dijo sin reparos hace poco en declaraciones públicas.
“Florencio lo dice desde la convicción. Si no reconocemos que nos hemos equivocado es difícil que la sociedad piense que podemos cambiar para mejor”, explica en diálogo con Noticias Urbanas uno de sus principales operadores.
Referente del kirchnerismo en Chivilcoy (su rival interno allí en la Cuarta Sección es Julián Domínguez), Randazzo busca que quien mida más antes de las PASO (sea él o Jorge Capitanich, Sergio Urribarri o el propio Domínguez) salga a pelearle la interna a Scioli, a quien chicanea seguido desde los medios.
“El esquema de trabajo por ahora es la gestión. Se van a cambiar los ramales más importantes del conurbano bonaerense y eso impactará en millones de personas. Queremos contrastar logros de gestión con las fallas de la administración de Scioli”, señala la misma fuente, que admite que en Provincia están “armando de a poco, a paso lento, aunque a cada lado que va, Florencio hace política”.
Con Sergio Massa, su ex jefe en el gabinete kirchnerista 2008-2009, la relación no existe. Desde el Frente Renovador informaron a Noticias Urbanas que el vínculo “es nulo, cero”. El randazzismo desconfía de él y filtra que “es un liberal”.
“Florencio dice que o nos dejamos imponer los candidatos, o salimos a ponerlos nosotros”, agregan. Por lo pronto, el ministro cuida sus buenos lazos con intendentes como Jorge Ferraresi (Avellaneda), “El Barba” Gutiérrez (Quilmes) y Pablo Bruera (La Plata). Y por supuesto, dicen en su entorno contar con el aval de la Presidenta.
