La estrategia de poder del kirchnerismo es no irse más de la Provincia

La estrategia de poder del kirchnerismo es no irse más de la Provincia

Opinión.


Ya lo decía Néstor Kirchner antes de ser Presidente de la Nación, esa certeza que tenía que en materia de votos y de poder, el control de la Provincia de Buenos Aires era definitorio en el escenario de nuestro país.

Pasaron los años y Cristina Fernández de Kirchner, platense de nacimiento y santacruceña por adopción, se afincó en su provincia natal para ejercer desde allí su liderazgo político tras la derrota nacional de su delfín Daniel Scioli y la recuperación posterior con Alberto Fernández.

Si uno observa la minuciosidad con que el kirchnerismo mueve las fichas en la Provincia, puede notar que, desde todas sus vertientes, el Instituto Patria, La Cámpora y el Ejecutivo provincial al mando de Axel Kiciloff, se reparten tareas y combinan acciones que, aunque parezcan inconexas, tienden a lograr el dominio hegemónico de la Provincia más grande y poblada de la Argentina. Es la prioridad absoluta para ellos en su camino a un poder, que muy pocos de ellos pueden liderar, por edad o capacidad.

Todo esto se da en un terreno donde los intendentes son imprescindibles por la proximidad y mediana efectividad con la problemática social, donde los movimientos sociales crecieron a la par de la crisis nacional y hoy reclaman una representación política mayor y los sindicatos que siempre son accionistas menores en listas y cargos, pero desde bases sólidas como lo son sus organizaciones.

Cristina sostiene, al igual que la organización que comanda su hijo, que la provincia de Buenos Aires debe ser la piedra basal del proyecto político futuro. Que hay que avanzar permanentemente en la consolidación del liderazgo provincial, que no puede pasar más que se pierda como pasó en el 2015 con María Eugenia Vidal y que desde la conducción provincial se deben apuntalar todos los proyectos nacionales. Las variables de ajuste serán otros distritos, que definirán quiénes ocupan la Casa Rosada. Dicho en otras palabras, se puede perder la Presidencia si la coyuntura no es favorable pero nunca más la Provincia de Buenos Aires, activo irrenunciable para sustentar la competitividad eterna por el poder.

En ese análisis la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un territorio que lo dan como perdido también para siempre, en clave inversa de la Provincia, un distrito en el que hay que mantener el fuego vivo, si se puede hacer elecciones dignas, pero no desgastarse en esfuerzos utópicos que no llegarán jamás a destino. A la Ciudad la tachan, la consideran imposible de triunfar, territorio enemigo.

Así todos los cañones recaen sobre dos provincias que cada vez concentran más importancia estratégica desde todo punto de vista, ya sea en su población, en su aporte al PBI nacional y en su capacidad de generar empleo y divisas. Es por ello que allí los liderazgos son cada vez más peleados, con una Córdoba más sólida con Juan Schiaretti y una Santa Fe con Omar Perotti peleando como puede con su interna y con la oposición. Ambos no tienen sintonía fina con la Rosada y mucho menos con las estructuras de poder K. Incluso no se descarta que sean aliados en futuros proyectos políticos, por fuera del Frente de Todos tal como  lo viene realizando Hacemos en Córdoba con Schiaretti, un distrito muy adverso para los K. La oposición de Juntos por el Cambio en Córdoba también tiene contradicciones fuertes en su seno (de arrastre) mientras en Santa Fe vibran con un panorama algo más calmo. Un escalón más abajo se ubica Entre Ríos, el hijo más pobre de esa zona centro, pero no por ello carente de importancia. La oposición irá con Rogelio Frigerio a intentar desbancar a Gustavo Bordet, en esta elección en una gran pelea política, pero sobre todo con la vista puesta en 2023.

Así todos los cañones recaen sobre dos provincias que cada vez concentran más importancia estratégica desde todo punto de vista, ya sea en su población, en su aporte al PBI nacional y en su capacidad de generar empleo y divisas. Es por ello que allí los liderazgos son cada vez más peleados, con una Córdoba más sólida con Juan Schiaretti y en Santa Fe con Omar Perotti peleando como puede con su interna y con la oposición.

Queda Mendoza como la otra provincia importante, hegemonizada por los radicales, mientras que el NEA, NOA, resto de Cuyo y la Patagonia con poblaciones más pequeñas alteran más que nada las Cámaras en el Congreso Nacional, más que los resultados presidenciales, aunque –obviamente- no por eso son despreciables. Suele tener ventaja el PJ aquí, aunque van cambiando los márgenes de acuerdo a los momentos. También juegan en este lote los partidos Provinciales siempre enigmáticos de entrada y casi siempre oficialistas a la hora de levantar la mano.

Un dato para ilustrar que ningún detalle se deja al azar para el kirchnerismo en PBA. Para la interna en Diego Santilli y Manes, ya hay militantes K recorriendo barrios para apoyar al neurocientífico en contra del Colorado entendiendo que ello es lo mejor que le puede pasar a Victoria Tolosa Paz a la hora de competir en noviembre. Como se ve, ninguna baldosa se deja sin pisar. Dos excelentes comunicadores, él con más experiencia en grandes ligas, ella con la frescura de lo nuevo

Cristina líder, Máximo futuro presidente del PJ (ya definido) y Axel gobernador. Apuestan todo a la República de la Provincia de Buenos Aires. Hay que seguir construyendo allí piensan y después si se corona la Presidencia, mejor. Sergio Massa juega lo justo y espera, ya que pareciera ser solo cuestión de tiempo -si no comete errores-, y con Máximo de aliado,  podría ser el primer beneficiado de esta increíble estrategia.

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