Subtes, inflación y después

Subtes, inflación y después

Cristian Ritondo abrió las puertas de la discordia al defender un aumento del subte hasta los $3,50. Hubo ofendidos, irónicos, heroicos defensores del público y hasta algún conservador inesperado.


El diputado Properonista Cristian Ritondo encendió la mechal justificar el aumento de la tarifa del subterráneo. “La tarifa de 3.50 pesos es muy barata si se compara con parámetros internacionales”, dijo primero, para aclarar que “si uno lo toma en relación con los gastos de mantenimiento y sueldos, todavía está más bajo de lo que nosotros analizamos”. Todo esto para dejar en claro que un 40 por ciento de incremento en los costos es cosa de nada.

Claro que el vicepresidente primero de la Legislatura la vio venir y comentó, como para atajar lo que se avecinaba, que “ningún aumento es simpático, ni ningún pasajero quiere pagar un centavo más”, mientras la platea empezaba a encresparse. Nada es más difícil que ser oficialista en el preciso momento en que al gobierno se le ocurre hacer su contribución al proceso inflacionario.

Una de las primeras en recoger el guante fue la diputada de Proyecto Sur Claudia Neira, que le contestó, en heroica defensa del público, que “decir que la tarifa a 3.50 es barata es una bofetada a los cientos de pasajeros que cada día tienen que hacer fila sobre la avenida Rivadavia para poder tomar un colectivo porque Macri decidió cerrar la línea A de subte por dos meses”.

Neira, que el fin de semana recorrió la traza de la Línea A junto al legislador kirchnerista Juan Cabandié, se ensañó con el legislador del Pro. “Si tomamos parámetros internacionales, como dice Ritondo, la ciudad de Teherán tiene unos 100 kilómetros de red de subte y el valor del pasaje es de 0.11 centavos de dólar”.

A todo esto, Ritondo seguía sin imaginar que había desatado la furia de los demonios. En ese plan, se sumó al coro el también legislador Edgardo Form, del bloque de Nuevo Encuentro, que volvió a clavar el bisturí sobre las palabras de Ritondo. “La comparación con los costos en el exterior es una comparación caprichosa, porque lo que hay que ver es cómo impactará el aumento en el bolsillo del pasajero” , disparó, con justeza pero sin originalidad.

“Con la suba del 127 por ciento, aplicada en enero del 2012, se registró una merma de pasajeros de subte del 20 por ciento. Con un nuevo aumento seguramente van a disminuir más y ello va a generar uno de esos efectos mediáticos que le gustan al macrismo, en un año electoral reflejado en una aparente sensación de comodidad para los viajantes”, volvió a acusar Form, sin privarse de nada.

Por su parte, el veterano dirigente de la Juventud Peronista de los `70, Juan Carlos Dante Gullo, lo tomó por el lado de la ironía. “Me parece una cargada (uf!) todo, y obviamente antes de jugar al tarifazo, Macri debería pensar cómo va a gestionar el subte en el corto, mediano y largo plazo”, manfestó severamente el legislador Kirchnerista.

El legislador Adrián Camps, del Partido Socialista Auténtico, se mostró conservador y dijo que “cualquier incremento en el valor del pasaje de subterráneo es una estafa a quienes utilizan este transporte público y a quienes se ven afectados por la suba de impuestos”, para agregar, ofendido como pocos, que “para el Gobierno de la Ciudad, cualquier excusa es buena para hacer caja en perjuicio del presente y el futuro de los porteños”.

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