Procesan de nuevo a Miguel Etchecolaz

Procesan de nuevo a Miguel Etchecolaz

El excomisario genocida fue nuevamente procesado por el asesinato de tres personas que estaban desarmadas y caminaban con las manos en alto hacia los policías que los detenían en 1977.


Por comandar una fuerza de tareas que en 1977 acribilló a balazos a tres militantes en el Barrio San José, de Almirante Brown, el sangriento excomisario Miguel Osvaldo Etchecolaz fue nuevamente procesado por el juez subrogante del Departamento Judicial de Lomas de Zamora, Federico Villena. Junto con el genocida fueron procesados también el esministro de Gobierno bonaerense Jaime Lamont Smart y otros siete imputados más en la causa.

El magistrado acordó con la solicitud de procesamiento que le había elevado el fiscal Sergio Mola, por un procedimiento conjunto efectuado por el Ejército y la Policía en el que fueron asesinados Florencia Ruibal, José Luis Alvarenga y Vicenta Orrego Meza de Ramírez, en cuya casa ocurrieron los hechos.

El juez está seguro de que Etchecolaz fue autor inmediato de homicidio agravado, mientras que Juan Miguel Wolk y Bruno Trevisán fueron imputados como autores mediatos de los crímenes. Además, el juez consideró que Smart -que antes había sido beneficiado con la falta de mérito por estos asesinatos, una medida que apeló la fiscalía- efectuó “un aporte solidario al plan criminal” desde el ministerio que ocupaba.

Los hechos ocurrieron el 15 de marzo de 1977 en el Barrio San José. Allí se desplegó un gran operativo del Ejército y la Policía, que rodeó una vivienda situada en Nother, entre Santa Cruz y Tierra del Fuego, adonde vivía Orrego Meza con sus tres hijos. Poco tiempo antes de que las fuerzas represivas llegaran, Ruibal y Alvarenga llegaron a la casa huyendo de otros operativos cívico-militares. Cuando los militares y los policías, munidos de un poderoso armamento, rodearon la casa e intimaron a los militantes a entregarse, éstos salieron minutos después con las manos en alto, pero todo fue inútil. Sin mediar ningún hecho que lo justificara, los valientes servidores del orden abrieron fuego y abatieron a las mujeres y al hombre que caminaban hacia ellos con las manos en alto y desarmados.

Este modus operandi -asesinar a civiles desarmados- se repitió a menudo entre las fuerzas que servían a la órdenes de Etchecolaz.

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