PJ bonaerense: El ¿efímero? fracaso de la unidad

PJ bonaerense: El ¿efímero? fracaso de la unidad

La reunión del peronismo bonarense finalmente no se hizo. Los intendentes se niegan a ser dejados de lado a la hora de elegir los candidatos. Por ahora, no hubo ruptura, pero si no los escuchan...


Cuando los distintos planetas que componen el universo del peronismo bonaerense parecían haberse alineado, de repente aparecieron fisuras que este fin de semana se verá si tienen arreglo, cuando los rebeldes se reúnan con Cristina Fernández de Kirchner, como lo solicitaron.

La reunión en la que se iba a presentar el acuerdo entre los sectores mayoritarios del peronismo estaba convocada para la tarde del martes, en el Centro Cultural Caras y Caretas, en el barrio porteño de San Telmo. Incluso ya se había redactado el día anterior el documento que expresa los acuerdos alcanzados y ya cerrados.

En ese marco, cuando había en el lugar de la cita unos 150 dirigentes, intendentes y distintos referentes del sector, unos 30 intendentes de los grupos Esmeralda y Fénix que encabezan el sector decidieron ausentarse, ante la incertidumbre que existe con respecto a la posesión del lápiz que escribirá los nombres de los candidatos que competirán el 13 de agosto y el 22 de septiembre próximos en las elecciones legislativas.

Los que estuvieron fueron la intendenta de La Matanza, Verónica Magario y sus colegas de Ensenada, Mario Secco; de Avellaneda, Jorge Ferraresi; de Mercedes, Juan Ustarroz; de Moreno, Walter Festa y de Carmen de Areco, Francisco Durañona. También estaban allí dirigentes de fuerzas aliadas, como Nuevo Encuentro, que estaba representado por Martín Sabatella; MILES, que corporizaban Luis D’Elía y Amado Boudou y otros, que antiguamente, casi en la prehistoria del kirchnerismo, conformaron el Frente Transversal. Éstos fueron el chivo expiatorio, aquellos a cuya presencia atribuyeron los ausentes su intempestiva decisión de no concurrir al Caras y Caretas.

También estaban allí Máximo Kirchner, el presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria en el Congreso nacional, Héctor Recalde y su colega del bloque provincial, Juan José Mussi.

El caso real es que el 24 de junio próximo las juntas electorales partidarias deben recibir las listas de precandidatos que buscarán su lugar en las PASO primero y en las elecciones generales, después. Inmediatamente, en el plazo de 48 horas, éstas deben oficializar las listas y luego, en las 24 horas siguientes, presentar un acta con sus conclusiones ante la Justicia Electoral. Es decir, que el 27 de abril ésta debe estar en posesión de las listas y luego dictaminar sobre su aceptación o rechazo de uno o varios precandidatos.

En los casi 38 días que median hasta esa fecha, se deben alinear una serie de factores que deben ser armonizados y la tarea es difícil. Si a esto se le suma la posible presencia de otra lista por fuera del espacio convocado ayer, que encabezaría Florencio Randazzo, lo que está en juego es no sólo la racionalidad de la propuesta, sino su legalización en término y en forma.

Los jefes comunales consideran que su peso territorial debe pesar a la hora de elegir los candidatos y, como aún no está claro el mecanismo que se utilizará para seleccionarlos, decidieron pegar el portazo y diferir su incorporación al espacio que los convoca y con el que poseen más acuerdos que disensiones. Lo que reclaman, concretamente, es tener el derecho al uso de la lapicera, es decir, de elegir a un porcentaje importante de los candidatos, que sea -como mínimo- proporcional a su poder territorial.

Los jefes comunales que le dieron contenido a la repentina ausencia de sus colegas fueron Martín Insaurralde, Ariel Sujarchuk, Julio Pereyra, Alberto Descalzo y Juan Pablo de Jesús. De todos modos, ellos mismos consideran que -al menos por ahora- lo suyo no es una ruptura, sino sólo un desplante, que esperan que será efímero. De todos modos, ya solicitaron una reunión con la expresidenta de la Nación, que se produciría el sábado. Ellos no cuestionan ni su liderazgo ni su presencia, sino que buscan ser reconocidos como interlocutores válidos.

En declaraciones posteriores al episodio, el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk llamó a “no dramatizar” su ocurrencia y definirlo como “un tropiezo, no una caída”, producida porque “hay situaciones que generan límites”.

Los límites tienen que ver, de acuerdo a la opinión del intendente del norte de la provincia, que “algunas personas no tienen que ser parte de la renovación del peronismo“. Sujarchuk manifestó luego que “después de la derrota hubo una dispersión, una pérdida de conducción y después un proceso de cohesión entre diferentes grupos de intendentes, diputados y legisladores” por la razón que “cuando esa cohesión suma actores que restan mucho más de lo que suman, entonces ahí dijimos ¡alto!“.

Para despejar las dudas que pudieran subsistir, el jefe comunal de Escobar aclaró que “no lo tomamos como algo personal, ni bajo una modalidad que suene agresiva, pero uno no tiene que estar adonde no se siente cómodo“. Al mismo tiempo, Sujarchuk agregó que “hay un enorme respeto por la conducción de Cristina” y ninguna queja por la presencia en las reuniones de su hijo, Máximo Kirchner.

Sujarchuk se mostró convencido de que la exjefa de Estado “tendrá gran cantidad de apoyo” si decidiera ser la candidata del peronismo, “pero tiene que decirlo” primero.

Lo más complicado de definir es en estos momentos la pertinencia de la candidatura de Florecio Randazzo, pero Sujarchuk no esquivó la estocada. El mandatario sostuvo que “muchos intendentes se están reuniendo con él, para ver si podemos hacer una lista en la cual todos podamos confluir“, pero destacó que él mismo se encuentra integrado en un grupo de jefes comunales que “procura la unidad del peronismo en torno a una renovación política”, arrojando súbitamente al exministro del Interior de Cristina al desván de los enseres olvidados.

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