La CGT se unifica, dejando afuera a Viviani

La CGT se unifica, dejando afuera a Viviani

Las tres fracciones en las que se divide la CGT avanzan en el proceso de unidad, piden que bajan las escalas de Ganancias y mostrarán su fuerza el 29 de abril en un estadio. Viviani eligió la soledad.


El 22 de agosto habrá una sola CGT, pero ya el 29 de abril será la ocasión para empezar a mostrar el poder sindical. Ese día habrá -posiblemente en un estadio de fútbol- un acto para conmemorar el 1º de mayo y para recordarle al Gobierno que no será tan fácil encarar el ajuste que tiene proyectado.

En el documentoque que firmaron todas las fracciones en las que está dividida la central obrera -Alsina, Azopardo y Azul y Blanca-, los dirigentes destacaron que “habrá una sola CGT” y cuestionaron con dureza las políticas que viene implementando Mauricio Macri.

Este lunes, dirigentes de las tres fracciones se reunieron en la sede de Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), donde tomaron la decisión de acudir este miércoles al Congreso para pedir la modificación de las escalas del Impuesto a las Ganancias. La novedad es que, acompañando a los representantes de las tres CGT, irán los dirigentes de las dos CTA, Hugo Yasky y Pablo Micheli.

Esta del lunes fue la tercera cumbre que organizaron los sinidicalistas. La primera se realizó el 26 de febrero en la CGT y la del 15 de marzo, también en la sede de UPCN.

En el texto del documento, la CGT unificada planteó que existe “preocupación por la política de shock” que implementó el macrismo, que “atenta contra el poder adquisitivo y profundiza las necesidades de los sectores populares”. Además le recordaron a Macri su “promesa de campaña incumplida” en el tema de las categorías del Impuesto a las Ganancias y le reclamaron que “informe minuciosamente el plan antiinflacionario que dice estar en marcha”.

También se alarmaron los dirigentes sobre la situación del empleo, ya que en los 100 días de Macri “se han perdido 50 mil empleos públicos y privados”, a los que habría que agregar “la promoción de la apertura de las importaciones sin una lógica clara de protección del mercado interno”.

Finalmente, los sindicalistas destacaron que hay que “señalar que la sola herramienta de la discusión paritaria para actualizar salarios y paliar este mal endémico ya no basta”, por los que se apresuraron a recordar la vigencia del “derecho a huelga” y a rechazar las posibles consecuencias del protocolo de seguridad.

Un tiro para otro lado

Sumido en una soledad difícil de explicar, el secretario general de los peones de taxis, Omar Viviani, arremetió contra la CGT, unificada o no, contra su postura de pedir por Ganancias y contra la vigencia en los mandatos de sus colegas.

Para empezar, el taxista aclaró que el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), del que es presidente, no asistiría a las reuniones en las que se discute la unidad de la CGT y, no sólo eso, sino que abogó por “buscar gente nueva en el sindicalismo”.

Viviani justificó su ausencia porque “discutir sólo ganancias cuando están despidiendo compañeros es errar la estrategia. Tenemos que ver por qué estamos tan divididos, cuál es la situación de los trabajadores y los jubilados. Estamos haciendo el techo y no los cimientos de nuestra conducción sindical”, se enredó.

A continuación, el chofer expresó que “el movimiento obrero necesita un debate claro y saber cuál es la postura de la CGT en el caso de llegar a una unidad, en virtud de las cosas que están pasando en la Argentina y con sus trabajadores”.

En ese marco fue que planteó que “discutir sólo el impuesto a las ganancias cuando están despidiendo a compañeros trabajadores es errar la estrategia y la visión de las cosas”.

“Para nosotros, el problema de fondo no es solamente ganancias en el movimiento obrero. Hoy pagan ganancias el 12 o 13 por ciento de los trabajadores registrados. Hay 9.500.000 trabajadores registrados y 1.300.000 que con las nuevas normativas van a pagar Ganancias”, continuó el líder de los peones de taxis.

Para finalizar, apeló a una vieja imagen, muy trillada en la década del ’60 y del ’70, para graficar la relación entre precios y salarios al sostener que “los precios suben por ascensor y los salarios por la escalera”.

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