La amenaza Massa

La amenaza Massa

Por Jorge García

Cómo es el hombre cuya candidatura mantiene en vilo a la Rosada. Su historia, sus movidas políticas y la trastienda de la decisión de jugar en la Provincia enfrentando al kirchnerismo.


La leyenda cuenta que una tarde primaveral de 2006, Ricardo Ubieto recibió en su despacho de la Intendencia de Tigre a Sergio Massa. “Hagamos un acuerdo, Sergio. Usted es muy joven. ¿Qué quiere?”, lanzó el jefe comunal, que ya llevaba 19 años en el poder municipal. “Lo respeto pero no hay acuerdo. Yo quiero su lugar”, sentenció el joven dirigente.

En las elecciones del 28 de octubre de 2007, Massa obtiene 72.099 votos y bate al exintendente de la dictadura por 7.000 sufragios. Cristina Kirchner llega a la Casa Rosada.Fin de esa historia.

A menos de 45 días de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias

(PASO), Sergio Massa asoma como “la amenaza” para el poder kirchnerista en la provincia de Buenos Aires.

A pesar de que el espíritu de la ley era promover la confrontación interna para darles vida a los partidos políticos, el Frente Renovador de Massa, como muchas otras agrupaciones políticas, ya tiene una lista consensuada llamada Corriente Renovadora.

El desafío para el poder de Cristina Kirchner y de Sergio Massa es imponerse uno sobre el otro en las primarias del 11 de agosto. Y así llegar en mejores condiciones a las generales del 27 de octubre, que son las que realmente cuentan para convalidar el ingreso de los legisladores en el Congreso.

Bajo la consigna “Unidad y futuro”, el publicista Ernesto Savaglio y el consultor peruano Sergio Bendixen trabajan para dar el marco a las propuestas legislativas del Frente Renovador que puedan tener impacto en la sociedad. La gestión de seguridad con la incorporación de policías municipales, el debate de fondos de coparticipación en favor de la Provincia, el mejoramiento del servicio público de salud y el tratamiento de los residuos forman parte de la agenda.

Pero Massa dio señales claras sobre su mirada a nivel nacional y fueron sus primeras definiciones las que en la Casa Rosada lo ubicaron como el “principal” opositor a vencer.

No a la reforma de la Constitución Nacional.

No a la “democratización de la justicia”.

No al “memorándum de entendimiento con Irán”.

No a una Ley de Medios que sea “una persecución”.

No es que los otros protagonistas de la oposición no digan lo mismo. Ocurre que estos no tienen la imagen positiva ni la expectativa de sumar votos para ganar, como sí tiene Massa.

Negociaciones

Sergio Massa no quería cargar con todo el peso de lanzarse por afuera del Frente para la Victoria. El problema no es Martín Insaurralde, el candidato a primer diputado por el kirchnerismo, sino lo que puede venir desde Balcarce 50.

Fuentes de altísimo nivel de la Casa Rosada confirmaron a Noticias Urbanas que hasta el viernes pasado el intendente de Tigre mantuvo conversaciones con el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. Cristina estuvo todo el tiempo al tanto de la jugada de

Massa. La decisión del intendente ocurrió en los últimos días. “Se comió el personaje

que inventó. ¿Cómo hacía para decir que no iba a presentarse cuando los principales empresarios del país estaban convencidos de que sí?”, comentó un peronista que participó de las conversaciones.

El principal revés para Massa llegó el viernes 21 por la tarde. El día anterior, el jefe del Frente Renovador y el gobernador Daniel Scioli sostuvieron una tercera reunión para consensuar una lista. Karina Rabolini, esposa del mandatario mbonaerense, y Alberto Pérez, jefe de Gabinete, fueron los nombres que el sciolismo iba a aportar.

No sucedió, y Massa quedó solo, recordando la misma fotografía que había vivido en la costanera en 2011, momento en el que el gobernador lo convenció para que no diera batalla por la Provincia a cambio de puestos y proyectos.

Un contrariado Juanjo Álvarez intentaba dar explicaciones a un grupo de caciques dispuestos a jugar pero en conglomerado.

“Están muy bien las caras bonitas, que los candidatos sean carismáticos, aunque gestionar un proyecto es más que eso”, apuntaron los funcionarios de Cristina, el lunes 24, dando muestras de que el acuerdo tácito había caído.

Las declaraciones del massismo para diferenciarse del programa “nacional y popular” rompieron los puentes.

El eje norte-sur bonaerense que propone el frente agrupa a más de 20 intendentes, una cifra no desdeñable –teniendo en cuenta que son 135 en el territorio– aunque menor a la estructura aún viva del kirchnerismo.

La Casona de la Cazón, en Tigre, donde funciona el Palacio Municipal, ha sido el búnker clave de las reuniones para formar la lista. Massa siempre tuvo en claro que Felipe Solá le daría brillo a la boleta y estaba obligado a cerrar acuerdos. Y cree, o por lo menos sus asesores, que si gana en la provincia, el 28 de octubre será un potencial candidato a presidente del peronismo.

Darío Giustozzi se animó al convite porque pretende convertirse en gobernador y va número 2. En la lista está José Ignacio de Mendiguren, un proteccionista a ultranza que en la década del 90 vendió su empresa para no competir. El secretario actual de la Unión Industrial Argentina fue quien le acercó un paper a Massa con “ideas” para ajustar el modelo.

La especialista previsional del canal Todo Noticias, Mirta Tundis, se sumó y confesó su fe socialista de “Alfredo Palacios”. Adrián Pérez proviene de las filas de Elisa Carrió y trabajará codo a codo con lo “nuevo del sindicalismo”, Héctor Daer.

Unificar el discurso y dar forma a la identidad del equipo es la tarea inmediata.

Gestionar

La época de los cinco presidentes está en la fotografía de la historia reciente. Eduardo

Duhalde juró como jefe de Estado ante la Asamblea y partió a la Casa de Gobierno para formar gobierno.

Carlos Ruckauf abandonó la gobernación bonaerense y se calzó el traje de canciller. Horacio Jaunarena tomó el Ministerio de Defensa, y Jorge Vanossi el de Justicia.

Alfredo Atanasof fue designado ministro de Trabajo, y bajo la égida de esa cartera estaba la estratégica Administración Nacional de Seguridad Social (Anses).

El referente del PJ de Tigre por aquellos años era Juan Manuel Valcarcel. A este le ofrecieron el puesto pero estaba interesado en ir a la Secretaría de Comunicaciones debido a su experiencia como diputado en la comisión dedicada a la temática.

Algunos dicen que fue el propio Duhalde quien lo llevó a la Anses, contrastando con el supuesto ofrecimiento de Atanasof. La cuestión es que el “pibe” Massa se quedó en las oficinas de Córdoba y Maipú por cinco años, realizando una gestión eficiente. Mejoras en el servicio a los jubilados, aumentos de las mínimas, aperturas de centros UDAI, entidades financieras más amigables en el pago de las jubilaciones, cambio de software.

Con el kirchnerismo en el poder, la estatización de los fondos de las AFJP agarró a Sergio Massa en la jefatura de Gabinete, desde donde auspiciaba un sistema mixto.

Ya al frente de la intendencia de Tigre, trabajó fuerte y dio la pelea ideológica por la videovigilancia con el objetivo de combatir el delito. Hay que reconocerle que eso dejó de ser un “instrumento” de la derecha para que cualquier municipio empezara a implementar cámaras de seguridad. Hasta la Presidenta le hizo una crítica este año en la apertura de las sesiones ordinarias porque usaba las políticas contra la inseguridad para “hacer política”.

Por aquellos días, Massa tomó de la jefa de Estado la frase que la historia la escriben los que luchan.

“No seas el sepulturero de Cristina”, escuchó tiempo atrás, vía teléfono, Massa. Del otro lado de la línea Carlos Mao lo había comunicado con Eduardo Duhalde, su exjefe. El expresidente había escuchado que “su creación” estaba dudando acerca de si presentarse o no a diputado. Duhalde estaba convencido que debía esperar hasta 2015.

Así es Massa, un joven al que invitan a participar y analiza cada jugada. Y que guarda respeto por aquellos que le ofrecieron trabajo o fueron dignos adversarios. El 16 de noviembre de 2006, sin hesitar, hizo preparar el salón de los intendentes del Palacio Municipal para despedir los restos de Ricardo Ubieto.

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