Monseñor Aguer: “El papa Francisco no es gay friendly”

Monseñor Aguer: “El papa Francisco no es gay friendly”

Lo dijo monseñor Aguer que además aseguró: “A los chicos que quieren entrar al seminario yo les pregunto si les gustan las chicas. No ordeno a un candidato que no me diga que le gustan las chicas”.


El monseñor Héctor Aguer es un hombre que no le escapa a la polémica. Y a pesar de sus diferencias con el papa Francisco, aseguró que en un tema específico, ambos opinan igual.

El arzobispo de La Plata afirmó: “Nadie es amigo o enemigo de los gays, hay una doctrina de la Iglesia sobre eso, que la respeta tanto (Jorge) Bergoglio como yo. Y esa doctrina no se cambió, está y estará”.

Aguer realizó esas declaraciones en un reportaje con Franco Torchia, quién conduce un programa radial dedicado a la diversidad sexual  por LaOnceDiez.

El Papa había dicho el año pasado que “si una persona es gay y busca al Señor y está dispuesto a ello, ¿quién soy yo para juzgarla?”.

Aguer sostuvo que “en la historia de la Iglesia hay continuidad y renovación. Ahora, la renovación se da sin alterar en absoluto la verdad revelada en  la Sagrada Escritura”.

Para ratificar sus palabras leyó párrafos del catecismo de la iglesia católica: “Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, son contrarios a la ley natural, cierran el acto sexual al don de la vida, no procedan de una verdadera complementariedad afectiva y sexual,  no pueden recibir aprobación en ningún caso. Se evitará respecto a ellos, todo tipo de discriminación injusta. Las personas homosexuales están llamadas a la castidad”, mediante virtudes de dominio de sí mismo, que eduquen la libertad interior”.

Sobre el tema amplió: “A los muchachos que quieren entrar al seminario yo les pregunto si les gustan las chicas. Sí me dice que sí, les digo ah bueno menos mal. Yo no ordeno a un candidato que no me diga que le gustan las chicas”. Y además sostuvo: “Un sacerdote homosexual nunca debió ordenarse”.

Respecto de la posición de la Iglesia sobre los gay respondió: “Si el penitente confiesa su homosexualidad, cree que es un pecado y se arrepiente, es absuelto, pero si no se arrepiente no puede recibir la absolución”.

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