El Frente Renovador es la tercera fuerza política de la Provincia, bastante alejado en peso territorial de la alianza Cambiemos y del peronismo, ya que sólo 10 intendentes les responden, frente a los 65 y 55 jefes comunales que responden a los pesos pesado, en ese orden.
Esta condición de tercera fuerza desvela a los seguidores de Sergio Massa, a pesar de que sus bloques legislativos ganan en importancia porque colman las necesidades del oficialismo de Cambiemos, que no reúne mayorías por sí mismo y los convoca permanentemente para aprobar los proyectos que les interesan.
En esta soledad que sufren los renovadores, atosigados por dos pesos pesados, la negociación de fin de año por el presupuesto los obliga a extremar los recaudos para seguir mostrando presencia política, tanto que apelaron en esta ocasión a una jugada que en este momento del año -cuando el Presupuesto exige el 100% de la atención- perjudica a Cambiemos y al PJ y no les reditúa ningún beneficio a ellos mismos.
La jugada -casi una provocación- es reflotar un tema que en septiembre estuvo en algunas agendas, pero luego perdió fuerza, que es la partición del partido de La Matanza en cuatro distritos. El proyecto ni siquiera se originó en el seno del bloque del FR, sino que es autoría del presidente del bloque del GEN, Marcelo Díaz.
En este contexto, el presidente de la Comisión de Asuntos Municipales de la legislatura bonaerense es el renovador Juan Andreotti, que convocó a un plenario para tratar el tema del descuartizamiento territorial, que se realizaría el 30 de noviembre, justo unas horas antes de que se le dé forma al acuerdo entre el FR y Cambiemos, que ubicará a Manuel Mosca en la presidencia de la cámara baja y al massista Ramiro Gutiérrez en la vicepresidencia primera.
Haciéndose el distraído, Massa lanzó ante el micrófono de una radio porteña que “la Legislatura bonaerense tiene una composición heterogénea. Este es un proyecto que trabajó de manera conjunta Juan Andreotti y el autor del GEN”.
Para avanzar en el debate es necesaria la realización de un informe técnico, que debe ser elaborado por los especialistas gubernamentales, que en este caso no existe. El único informe lo realizó el “Oso” Díaz, como llaman al diputado que responde a Margarita Stolbizer, que no será aceptado por el bloque Cambiemos, que preferirá esperar la elaboración de un estudio más confiable, en manos de sus propios expertos. Por esta razón, sabiendo que Massa no ignora esta circusntancia, mascullan entre dientes que sólo lo hacen para “ambarrar la cancha”.
El entuerto que provocará la sesión entorpece además los planes de la gobernadora María Eugenia Vidal, que espera que el siete de diciembre la cámara baja apruebe el presupuesto, que sería aprobado unos días antes en el Senado provincial. Esto sería así, siempre y cuando las negociaciones con el peronismo lleguen a buen puerto.
“Somos muchos los peronistas que queremos la descentralización”, siguió chicaneando Massa desde los micrófonos de cuanta radio se cruce en su camino, en una actitud que también le suma al tigrense “horas de vuelo” junto a sus posibles aliados del GEN para las elecciones legislativas del año que viene.
La esperanza de Massa -pareciera que casi remota- es que algunos legisladores peronistas se sumen a la iniciativa, aprovechando la fase tumulto por la que transcurre desde el 11 de diciembre pasado el partido que creara Juan Domingo Perón, sin conducción unificada y dividido en varias facciones. De todos modos, la existencia de otros proyectos divisionistas para los partidos de Almirante Brown y Lomas de Zamora, atemperará el fuego interno peronista, sabedores sus operadores de que cualquier apoyo multiplicaría los intentos de armar un mapa político que los perjudique, una vieja aspiración del círculo que rodea a Vidal.
