La flamante Defensoría LGBT ya recibió casi cien denuncias

La flamante Defensoría LGBT ya recibió casi cien denuncias

La oficina coordinada por Flavia Massenzio tuvo su pico de masividad con el caso de la pareja escrachada en un local de Mostaza en Belgrano. Está sumando voluntarios y planificando una mayor difusión.


Fernanda y su novio Mario comían un domingo en el local que Mostaza tiene en Cabildo y Juramento. Y así llegaron, inconscientemente, casi instintivamente al ritual de estos tiempos: un beso en selfie. Inmediatamente, el encargado les pidió que se retiraran –Policía Federal mediante– porque había recibido quejas de otros clientes que se encontraban allí. En rigor, la molestia pasó, para propios y ajenos, por la condición de Fernanda: Fernanda es una chica trans.

Más tarde, indignada, subió la foto a su cuenta de Facebook. Explicó: “Nos echaron porque soy travesti. Si hubiera sido una pareja común no nos habrían dicho nada ni hubieran hecho tanto escándalo”. Y ahí nomás, por obra también de estos tiempos, las redes sociales motorizaron el reclamo: armaron un escrache al local, por discriminación, para la noche del viernes pasado. La besada masiva, en eso consistió la protesta, hizo que algunos empleados del negocio incluso se burlaran de la escena.

La encargada de turno, sin embargo, les tuvo que pedir disculpas en nombre de todos: de aquel responsable, de los burlones y de la empresa, que al día de hoy no emitió disculpas oficiales ni hizo pública, como lo hizo Kentucky a principios de noviembre después de echar a una pareja de chicas que se besaban en un local de Almagro, una intención de compromiso en cuanto a, por caso, capacitación de los empleados. Pero sí se encargó, varios días antes del escrache, de contratar seguridad privada.

“Muchos excusaron la discriminación que sufrieron Fernanda y su pareja en que ella es llamativa o que su conducta fue inadecuada. El problema es que ella es trans. Quisimos manifestarnos en el libro de quejas y tardaron un montón en traerlo. Y yo por ejemplo me tuve que bancar que el empleado de seguridad me gritara ‘puta de mierda’”, narró a NU Julieta Calderón, secretaria de Juventud de la Federación de Lesbianas, Gays, Bixesuales y Trans (Falgbt).

“Muchos creen que Buenos Aires es un paraíso, pero se equivocan. Falta mucha educación todavía, con una visión de diversidad desde el respeto, que deje ese mecanismo de violencia que nos considera como objeto de ridiculización. Y que se desnaturalice”, explicó la activista, que estudió derecho en la Universidad de las Madres. Para eso, sería vital el trabajo sobre una nueva ley antidiscriminatoria. “La que existe es del 88 y es muy obsoleta, con categorías caducas como la de raza”, dijo. La denuncia por discriminación a Fernanda y Mario ya fue radicada en el Inadi y también en la Defensoría LGBT.

Flavia Massenzio, responsable de la Defensoría LGBT que se presentó hace algunos días pero que en rigor se encuentra funcionando hace dos meses, charló con Noticias Urbanas sobre el caso. “Nosotros orientamos a la pareja para presentar la denuncia ante el Inadi y también nos comunicamos con la empresa. Siempre ofrecemos la vía del diálogo, ya sea para llevar adelante talleres de capacitación en derechos humanos o charlas de sensibilización, además del asesoramiento a los damnificados”, refirió. También, apuntó la activista, se asiste y patrocina en el proceso de judicialización, si es que el caso en cuestión lo amerita. Cuando se trata de un acto de discriminación, como sucedió en el local de Mostaza, se puede invocar el delito de hostigamiento, adujo Massenzio.

La referente de la Defensoría LGBT que implica una continuidad del trabajo de la secretaría jurídica de la Falgbt comenta además que hasta el momento se han realizado en la oficina de Avenida de Mayo al 800 más de 60 denuncias.  “En estos dos meses, la mayor cantidad de reclamos pasa por el incumplimiento de la ley de reproducción humana asistida, de parte de lesbianas, y la cobertura en materia de salud para las personas trans”, puntualizó.

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