Peronismo: unidos, pero aún en la búsqueda del consenso

Peronismo: unidos, pero aún en la búsqueda del consenso

El congreso peronista reafirmó la necesidad de la unidad, aunque todavía no se definieron las cosas importantes.

El Congreso sirvió para mostrarse todos junto, pero para la unidad aún falta.

El peronismo bonaerense volvió a mostrarse unido en su congreso en La Matanza, realizado el 21 de febrero en el Polideportivo Alberto Balestrini, pero siguió exhibiendo esa misma homogeneidad rudimentaria que elude la toma de sus decisiones electorales definitivas.

En la foto estuvieron todos, pero no están definidas las estrategias ni tampoco los candidatos. De todos modos, este último ítem exigirá un sabio manejo de los tiempos, ya que la intención es que la exposición del número uno sea la menor posible, habida cuenta de los sucesos de los últimos días.

Algunas cosas quedaron claras, porque ya se perfilan algunos postulantes, más allá de que sea azaroso pronosticar al candidato tan lejos del final. Hay que tener en cuenta que las PASO provinciales se realizarán (si no triunfa el esquema que desea el oficialismo, que quiere eliminarlas) en simultáneo con las nacionales, el 11 de agosto de este año, y aún falta mucho para la fecha de cierre de las listas.

Los rumores, ya que no existe una decisión, perfilan en las preferencias de los presentes al lomense Martín Insaurralde y a la local Verónica Magario. La única dificultad es que ambos son de la Tercera Sección Electoral y el maridaje imprescindible exige la conjunción de esta y la Primera Sección.

Otra versión, esta lanzada por algún operador, ponía a terciar en la disputa por las candidaturas a la fórmula Insaurralde-Malena Galmarini, que cerraría la alianza entre el peronismo ortodoxo, el kirchnerismo y el massismo.

 

En La Matanza

Hubo dos reuniones en San Justo este jueves. La primera se realizó en la Municipalidad, donde los intendentes –los protagonistas de este encuentro– y algunos referentes importantes posaron al final con un cartel que rezaba: “Unidos por la Argentina”.

Los intendentes posan en el edificio municipal con una consigna electoral.

Este fue otro gesto que no estuvo acompañado por los hechos, lo que viene a cuenta porque Insaurralde; el jefe comunal de Hurlingham, Juan Zabaleta, y el excandidato presidencial Daniel Scioli estuvieron allí pero no en el Balestrini, alegando “importantes compromisos asumidos con anterioridad”.

Las especulaciones acerca de estas ausencias fueron múltiples. Lo concreto es que todos exigen sus prioridades en la trastienda, pero en público nadie saca los pies del plato. Esta fuerza centrípeta que obliga a todos a seguir luchando adentro de las estructuras, es una de las características del peronismo, en donde reina la aspereza y, adicionalmente, es morosa la ruptura. En consecuencia, de acuerdo con el folclore peronista, en la sede comunal fue la “rosca” previa. Allí se están definiendo algunos temas que aún no maduraron.

Posteriormente, en el Polideportivo Balestrini, llegó el momento de los discursos y las definiciones políticas.

 

En el polideportivo

El centro del estrado estuvo reservado para Máximo Kirchner, que se convirtió desde hace un tiempo en uno de los garantes del acuerdo entre las distintas vertientes que conforman la enorme diversidad peronista, una característica que le otorga riqueza al movimiento y que hace difíciles los acuerdos, pero también los construye más duraderos.

Máximo Kirchner fue ubicado en el centro del estrado.

El exintendente de La Matanza, Fernando Espinoza, arengó a los presentes, pidiendo que “a partir de este congreso hay 2019. Hay que militar. Ponerse las zapatillas y salir a caminar. Vamos a llegar al corazón de los indecisos”.

Mientras, en el estrado estaban presentes exponentes de casi todos los sectores, entre los que se podía contar al intendente de Tigre, el massista Julio Zamora; a los sindicalistas Hugo Moyano y su hijo Pablo; al titular de Suteba, Roberto Baradel, y a su antecesor en ese cargo Hugo Yasky; a su colega del gremio de los Canillitas, Omar Plaini; al gremialista de la Unión Obrera Metalúrgica de Quilmes Francisco “Barba” Gutiérrez; a los intendentes Fernando Gray (E. Echeverría) y Gustavo Menéndez (Merlo), presidente y vice del PJ provincial, y a sus colegas Verónica Magario (anfitriona del encuentro), Ariel Sujarchuk (Escobar), Leonardo Nardini (Malvinas), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Gabriel Katopodis (San Martín), Mariano Cascallares (Alte. Brown), Andrés Watson (F. Varela) y Jorge Ferraresi (Avellaneda).

No faltaron tampoco en los lugares de exposición la concejal platense Victoria Tolosa Paz; Victoria Donda, que busca un lugar bajo el sol entre los aliados; el periodista Santiago Cúneo; el empresario Alberto Samid; los soldados de primera línea de La Cámpora Mayra Mendoza, Wado de Pedro y Andrés “Cuervo” Larroque; sus colegas del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, Leonardo Grosso y Fernando “Chino” Navarro, y el movedizo Daniel Arroyo.

El presidente del PJ provincial, Fernando Gray, lanzó (de manera consciente o como fallido) una de las pocas definiciones contundentes que se escucharon ese mediodía bañado por un sol asesino. “El peronismo tiene un único destino y es ganar la próxima elección y poner a la presidenta en la Casa Rosada”. De todos modos, su afirmación pasó casi desapercibida, en medio de las ovaciones y griteríos que son una marca del desorden peronista, además de un síntoma de salud. Ya lo decía el fundador del Movimiento, Juan Domingo Perón: “El que maneja la política y pretende dirigir el orden, suele morir de una sed desconocida. Porque en la política rara vez impera el orden. En consecuencia, es necesario acostumbrarse a manejarse en el desorden. Un 17 de Octubre solo fue posible porque nosotros fuimos capaces de manejar el desorden y nuestros adversarios no”.

El sindicalista Omar Plaini, Máximo K, Martín Insaurralde y Verónica Magario, antes del congreso.

Internismo y prioridades

Las indefiniciones subyacentes en el congreso, que son la marca del peronismo en el tiempo que corre, no significan que haya desorientación. Hay una premisa que casi todos suscriben y es la necesidad de evitar una interna sangrienta como la que desangró al Frente para la Victoria bonaerense en 2015. Uno de los protagonistas de La Matanza deslizó, preocupado, que “el enfrentamiento entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez culminó con una horrorosa operación, que laceró la credibilidad del primero y le entregó la provincia a Cambiemos”.

Otro de los temas es la lucha de egos. Un asesor le refirió a este cronista que le envió a uno de sus colegas un WhatsApp en el que le planteaba en tono jocoso la posibilidad de una fórmula Insaurralde-Magario y recibió como respuesta un recurso que lo sorprendió: una foto de Insaurralde con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

En cuanto a las versiones, la ausencia de Axel Kicillof fue evidente y abrió paso a las preguntas sobre su futuro. La ecuación que lo incluye suma, entre otras incógnitas, la posibilidad de una candidatura presidencial de Cristina, que si se produjera, anularía las chances del exministro de Economía de aspirar a la Gobernación. Una eventual declinación de parte de la expresidenta a su candidatura, por el contrario, lo pondría en carrera.

De todos modos, en el peronismo lo más importante es la representatividad territorial, un aditamento del cual carece Kicillof, por lo que sus chances en el duro suelo bonaerense, al que un analista hoy de moda calificó gráficamente como “las estepas rusas”, son escasas.

Un apunte para el discurso final del veteranísimo exdirigente ferroviario y exdiputado Lorenzo Pepe, que desafió a los congresales, conminándolos a “la obligación de juntarnos y sacar a este grupo de mentirosos y bandoleros” y advirtiendo a los dirigentes asumiento el rol de “un abuelo a su nieto: cuidado con la bicicleta, no te caigas”.

El camino por el que transita el peronismo está colmado de obstáculos, y el primero, que es la definición del candidato, aún no fue superado a causa de las propias contradicciones que azotan al movimiento. De cómo supere esta circunstancia depende todo lo que vendrá después.

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