La única verdad es la realidad

La única verdad es la realidad

Opinión.


El clima por el que atraviesan las relaciones entre las fuerzas políticas que integran Cambiemos no es la mejor. Pero entre todas ellas hay dos problemas que complican -y mucho- el panorama electoral de octubre: uno es la relación con la Unión Cívica Radical (UCR) y la otra es puertas adentro del Pro, que es el clima reinante entre Mauricio Macri y Marcos Peña con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta.

La primera es una piedra mediana en el zapato Cambiemos, con la Convención Nacional radical aún por delante. Afecta a los tres candidatos del Pro por igual, aunque no todos tienen la misma relación, ni la misma necesidad con ellos. Existen puntos de vista diferentes. Veremos qué pasa con los boinas blancas, pero no es el tema  de este análisis.

La otra es una bomba nuclear, por lo que implica a futuro. Entre Vidal, Macri y Rodríguez Larreta existe una cosa que se llama realidad y de la que cuesta mucho apartarse o acomodarla, más allá de las conveniencias personales. 

La realidad indica que, producto de los desaciertos económicos, la pobreza y la carestía de la vida, los números de Macri son hoy muy bajos (apenas superiores al 20 por ciento) en varias zonas del país (Conurbano, NEA, NOA) y hasta perforan -en menor medida- el casco urbano porteño.

Esta realidad marca también que el vínculo entre Vidal y Macri siempre fue muy bueno y sigue siendo así, tanto que el retiro de los bonaerenses en Chapadmalal terminó con la visita -¿deseada?- del Presidente.  

También la realidad del Pro indica que si Vidal -sobre todo- y Larreta quieren reelegir este año, necesitan de un Macri mucho más competitivo. Y en el ajedrez en que se ha convertido el juego de candidaturas y el “tempo”, en este 2019 ambos líderes distritales advierten que en el término “más competitivo” son ellos dos los que pueden lograr que se produzca el milagro ascendente.

Horacio ha demostrado en estos tres años y medio de gobierno que fue el “factor determinante” de los ocho anteriores. Fueron muy parecidos en el sistema y con una eficacia creciente en la gestión. En el decir popular, “el Pelado gobernó siempre él”. El alineameinto de éste con Vidal es absoluto en cuanto a la resistencia al cambio de rumbo de Marcos Peña, pero disminuir su influencia en el entorno de Macri, ya lo explicamos, constituye quizás el mayor “fracaso” del tándem.

¿Cómo reinvindicar ese histórico esquema de “equipo” que patentó  el Pro, si deja a sus dos estrellas en el banco a la hora de jugar la final de la Copa? Peor aún, la juegan algunos economistas de bajo rendimiento, bajo la supervisión de un técnico ya con el boleto picado.

¿Cómo no pensar en el futuro de esas estrellas fuera de este equipo, si la tozudez de algunos personajes claves vence a la sensatez? 

Los compromisos existen y hay que actuar con paciencia e inteligencia. Dicen en el barrio que “el Club” es más importante que cualquier jugador, técnico o Presidente. Hoy la realidad peligrosamente los junta a todos en una sola propuesta.

Pero mañana la realidad puede cambiar.

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