¿Transparencia o chicana?

¿Transparencia o chicana?

Mientras los expertos en informática advierten acerca de la falta de seguridad que supone la versión digital del sufragio, la oposición pide a gritos, tras lo de Tucumán, su implementación.


Tucumán, 23 de agosto de 2015. Elecciones provinciales. ¿El marco? Múltiples denuncias de crímenes y delitos electorales. Y violencia, mucha violencia. El día después sumó más cámaras y flashes al Jardín de la República. Ya en la madrugada había empezado a gestarse la idea de una multitudinaria marcha de repudio y exigencia de vuelta al cuarto oscuro, consumada horas más tarde. Y otra vez y así, conforme se sucedieron los días.

Horas después de aquella jornada, también asistimos a ¿una foto impensada?, instantánea de la conferencia que los principales líderes de la oposición y candidatos a la Presidencia ofrecieron: Macri, Massa y también Stolbizer, acompañados del líder radical, Ernesto Sanz, con la solicitud de terminar con la cultura del fraude como eslogan. Y la insistencia: boleta electrónica, boleta electrónica como panacea mágica de los males de nuestro sistema electoral.

“A la luz de las irregularidades en recientes elecciones locales y nacionales, dicho cambio resulta de carácter impostergable y tendiente a dotar de una verdadera transparencia y eficacia al acto más importante de todas las democracias modernas: las elecciones”, enunciaba, a su vez, un comunicado conjunto que hicieron circular por esas horas, “para terminar con la manipulación de la voluntad popular”.

Esa misma semana, en el Congreso, otros referentes de la oposición, nucleados en la propuesta de Cambiemos y el Frente Renovador, entre ellos los diputados Pablo Tonelli y Patricia Bullrich, y la senadora y candidata a vicepresidenta Gabriela Michetti, del Pro, y el diputado Adrián Pérez, del espacio de Sergio Massa, reclamaron sobre la urgencia de una reforma política que ponga en vigor la boleta única. No obstante, no aclararon si la opción pasa por la alternativa digital o en papel ya impreso, en términos tradicionales.

“No es que esto surge ahora por los acontecimientos de Tucumán, es de larga data la pelea. Lo que pasa es que cuando aparece una situación tan dramática tenemos la posibilidad de levantar nuevamente el perfil de la lucha”, expresó Michetti, pese a que el titular de la Dirección Nacional Electoral, Alejandro Tullio, ya había descartado de plano la chance de concretar el sistema de boleta única en menos de dos meses, que es lo que falta para las elecciones de octubre. Además, siempre que puede, aprovecha para calificar de “irresponsable” la actitud de la oposición.

Ahora bien, ¿sería posible el voto electrónico o, en su defecto, la boleta única en papel para los próximos comicios? ¿Cuáles son los argumentos que esgrime la oposición para proponer, más allá de los proyectos formales, una modificación de ese tipo en la cultura eleccionaria?

“Habría que preguntarse por qué tardó tanto en implementarse el voto electrónico en Buenos Aires, cuando se supone que es la ciudad cabecera, que va a la vanguardia en todo, con mayores recursos y más conocimiento político o cívico de parte de la ciudadanía. Imaginate llevarlo al resto del país en semanas: es un disparate. O, mejor dicho, no: es clara la intencionalidad política de la propuesta. Sabemos que el proyecto, por lo menos en el corto plazo, es inviable, por eso tampoco se ahonda en los detalles. Alcanza con escuchar a cualquier candidato por radio: hace agua cuando se le pregunta por los costos, la operatividad o la capacitación de los electores”, reconoce ante NU, en off the record, un asesor todoterreno de Cambiemos.

Y agrega, con tono de suspenso: “La chicana es evidente, pero bueno, es política. Y es el momento de explotarla, cuando Scioli se está pinchando. Ahora, lo de la boleta única en papel parecería un poco más razonable. Pero hay que licitar y eso es todo un tema”.

Otra fuente del mismo espacio hace hincapié, sin embargo, en la pata educativa del asunto: “La capacitación no es un tema menor. A la gente hay que enseñarle una nueva forma de votar. Y no hace falta que vayamos al Chaco, Formosa o Misiones para ver los ejemplos más extremos de incapacidad o falla. Acá, a 30 kilómetros de la Capital, en el Conurbano, todavía hay gente que no sabe leer ni escribir o que carece de herramientas críticas que le permitan ejercer plenamente su ciudadanía. También pasa que hay gente que sigue cometiendo errores básicos, groseros, como decir de quién son las boletas que faltan en el cuarto oscuro o desconocer que puede llevar su boleta para evitarse esos inconvenientes. En Merlo, Moreno y La Matanza, por ejemplo, hubo muchos robos de boletas, filas interminables, hechos de violencia. Así, es claro que no estamos en condiciones de aplicar el voto electrónico”.

La Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, por su parte, podría brindar una razón para, al menos, detenerse a pensar en semejante planteo. El organismo encabezado por Alejandro Amor estuvo trabajando en capacitación y como ente veedor del proceso electoral porteño. Unas de las conclusiones más contundentes que derivan de tal experiencia es que aún resta profundizar en la tarea formativa y que, en todo caso, de optimizar el método de sufragio, a nivel nacional, una variante más realista a la boleta electrónica sería, entonces, la boleta única en papel.

Asimismo, desde la empresa que desarrolló el sistema para la Ciudad de Buenos Aires y Salta, Magic Solutions Argentina (MSA), expresaron que resulta poco serio estar discutiendo hoy la posibilidad de cambio. Su titular, Sergio Angelini, descarta “la implementación del sistema de voto electrónico para las elecciones generales de octubre, como reclaman ciertos sectores de la oposición”. Además, señala: “Lamentablemente, acá solamente se discute el tema de la boleta electrónica en época de campaña. Nosotros tenemos que ser serios como país, previsibles. Ni siquiera deberíamos estar estudiando la posibilidad de cambiar las reglas del juego”. También sostiene: “Queremos rescatar los usos y las costumbres del proceso electoral. Queremos ponerle tecnología y evitar todo lo que estuvo pasando. Pero ahora no se llega con los tiempos”. Una cuestión temporal, parece ser, desde esta perspectiva, el escollo del cambio.

Sin embargo, también existen razones estrictamente técnicas, más allá de las políticas y económicas. Joaquín Sorianello, técnico informático, fue quien hace poco más de dos meses reportó que la transparencia del sistema de boleta única electrónica (BUE) porteño no era tan transparente como lo presentaron. Él detectó la vulnerabilidad de la estructura digital, mediante la denuncia de filtración de “los certificados SSL de las terminales que envían los datos desde las escuelas al centro de cómputos”, que estuvieron publicados “en el sitio http://caba.operaciones.com.ar por una deficiente configuración en sus servidores”.

Pero, ¿qué es un certificado SSL? Consiste en un archivo que contiene una clave de encriptación asimétrica que permite transmitir datos codificados y garantizar la autenticidad de una máquina conectada a internet, mientras que el control de acceso a estos certificados es crucial para la seguridad del protocolo SSL. En la web se encontró un listado de todas las URL de los certificados SSL, en el sitio http://justpaste.it/lzap. “Es claro que a los únicos a los que les conviene el voto electrónico es a las empresas proveedoras y a los medios de comunicación. Pedir voto electrónico para más transparencia es como pedir el polarizado más oscuro para que tus vidrios sean más transparentes”, dice Sorianello.

El sistema de BUE que se implementó en las elecciones generales y en el balotaje de la Ciudad usó dos máquinas: una, la terminal de votación con la que interactúan los votantes y se realiza el recuento, y otra, que se usa para transmitir los datos del escrutinio desde cada escuela al centro de cómputos. Esta segunda máquina está conectada a internet y es la que mediante los certificados SSL obtenidos puede ser clonada.

Luego de exponer las fallas del sistema electoral que el Pro puso en juego en la Ciudad, el domicilio de Sorianello fue allanado por la Policía Metropolitana en la noche del 3 de julio, por orden de la jueza María Luisa Escrich, cuando él se encontraba en Bariloche. Hoy recibe donaciones en https://joac.github.io/donations/ para afrontar los costos del juicio en su contra por presunto daño informático (solo en abogados tiene que pagar casi 30 mil pesos).

“Pidan voto electrónico, así nadie puede auditarlo. Y si alguien trata, lo allanan en lugar de investigar a la empresa. De MSA se llevaron un DVD con una imagen de una máquina virtual. De mi casa se llevaron todo elemento capaz de almacenar datos. Cuando recuerdo que me allanaron porque un empleado de MSA equivocó dos direcciones ipv4 y escribió mal un informe sufro de insomnio”, cuenta el desarrollador de software, exponiendo que las barreras técnicas para que el voto electrónico sea una realidad el 25 de octubre, en todo el país, tal como vienen afirmando hace tiempo los principales especialistas en TIC, como Beatriz Busaniche y Enrique Chaparro, de la Fundación Vía Libre, no son precisamente detalles: en ellas radica la propia naturaleza de la propuesta.

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