Ocaña: “Tenemos que ir unidos, aun con Macri”

Ocaña: “Tenemos que ir unidos, aun con Macri”

Por Laura Di Marco

Fue ministra de Salud K, pero hoy es una ferviente crítica, que cree que la Presidenta busca eternizarse en el poder. Por ese motivo, llama a la oposición a aglutinarse en estas elecciones.


“Si es necesario que juegue, lo haré”, responde, convencida, la diputada Graciela Ocaña, “la hormiguita”, como la llaman sus colegas de la política, cuando le pregunto si este año será candidata a legisladora desde el sello que creó junto con Daniel Amoroso en la Ciudad: Confianza Pública.

“Este es un año legislativo en el que la oposición tiene que unirse para ponerle un límite a este Gobierno. Es muy grave la situación por la que está atravesando la Argentina, y es responsabilidad de la dirigencia opositora aglutinarse en torno a cinco o seis proyectos legislativos y que luego la gente ordene quiénes serán los candidatos en las internas abiertas (PASO)”, dice.

¿Y Macri también debería estar en esa unidad opositora? Para Ocaña, en esta ocasión y en este tipo de elección, sí. Aunque aclara: “Tengo, de todas maneras, muchas diferencias con Macri y su gobierno”.

Hablamos el martes 14, justo el día en que la Presidenta blanqueó la necesidad de “modificar” la Constitución, la misma que ella reformó y votó, cuando fue constituyente, en 1994. Para Ocaña, que en algún momento fue una cristinista convencida, esta es una fehaciente prueba de lo que piensa hace mucho: según ella, Cristina impulsará una reforma constitucional para “eternizarse en el poder”, y eso es, justamente, lo que la oposición debe frenar.

La exministra de Salud suena como candidata a legisladora por la Capital junto a peronistas disidentes. “Si no avanzamos juntos, vamos a repetir el fracaso posterior a 2009”. Ocaña sueña con suceder a Macri en el sillón de Bolívar 1 porque, según dice, tiene un proyecto “superador” al del ingeniero.

–Otra dirigente política de la que usted estuvo muy cerca, Lilita Carrió, acusó esta semana a todo el arco político de corrupto, incluso a la oposición. ¿Cómo le suena?

–Como algo que no suma. Generalizar nunca es bueno porque ni en el Gobierno ni en la oposición son todos corruptos. Hay gente honesta en todo el arco político, aun en el Gobierno. Realmente, no suman comentarios como estos y, a la vez, crean una mayor desesperanza en la gente, a la que ya le cuesta confiar en la política.

–Hablando de confiar, de afuera se ve un poco extraña su alianza con Daniel Amoroso en la Ciudad. ¿Cómo se le ocurrió?

–Es fácil juntarse con gente que piensa parecido, el desafío es construir con personas diferentes a una, que provienen de distintas historias de participación política o sindical. Yo me siento muy cómoda con Daniel. Y cuando tenemos diferencias, las charlamos. Estamos trabajando con jóvenes, con distintos referentes barriales y ahora conversando con otras fuerzas políticas de la Ciudad.

–¿Va a ser candidata a legisladora este año? (NdR: Su mandato en el Congreso, donde lidera el monobloque Unidad para el Desarrollo Social y la Equidad, vence en 2015.)

–Si suma que lo haga, lo haré. No lo tengo decidido todavía, pero puede ser.

–Evalúa la situación de la Argentina como grave, pero usted integró este Gobierno. ¿Qué cosas no vio o, en su defecto, por qué cree que la Presidenta cambió tanto sus valores?

–No tengo la menor idea de por qué cambió. Hace cuatro años que no la veo. Supongo que ella entendió que el caudal de votos que obtuvo en 2011 le otorgaba un cheque en blanco. Yo tenía enormes expectativas con Cristina, y además veníamos del Congreso, donde es necesario generar enormes consensos. Confié en los cuatro acuerdos que prometió cuando asumió. Sobre todo, en la mejora de la calidad institucional. Jamás supuse que impulsaría todo lo contrario.

–¿En qué consiste la unidad de la oposición que propone? Por ejemplo, ¿Macri estaría dentro de ese acuerdo?

–Sí. Es responsabilidad de la oposición unirse en este momento porque lo que está en juego no es poco: nada menos que la independencia de la Justicia y la libertad de los ciudadanos. Es responsabilidad de toda la oposición defender esos valores.

–Pero suena confuso hacer una unidad con el macrismo para luego, en 2015, enfrentarlo.

–No, porque este es un momento especial y porque será la gente quien ordene la lista de candidatos en la primarias abiertas. La oposición debería unirse en torno a cinco o seis proyectos legislativos importantes. La gente decidirá en las urnas quién entra en el Congreso. Y luego cada uno queda liberado para 2015, donde las alianzas son más delicadas porque deberían ser programáticas: son dos elecciones totalmente diferentes.

–¿Y en torno a qué proyectos deberían unirse en 2013?

–En primer lugar, es necesario unirnos para rechazar la reforma judicial, una eventual modificación de la Constitución y el blanqueo. Otro acuerdo legislativo urgente tendría que darse sobre los jubilados, que siguen sin cobrar lo que les corresponde mientras la Anses sigue apelando las sentencias. Otro acuerdo debería ser sobre la inflación, que atenúe su impacto en la canasta familiar de los sectores menos pudientes eliminando el IVA. Otros dos acuerdos legislativos tendrían que ser la boleta única, para dar mayor transparencia a la democracia, además del acceso a la información pública y otras mejoras institucionales que transparenten la gestión. Y, finalmente, un proyecto de ley sobre la inseguridad.

–¿Y Moyano, a quien usted denunció, también entraría en esa supuesta alianza opositora?

–Moyano no es candidato.

–¿Por qué quiere ser candidata a jefa porteña en 2015? ¿Qué haría mejor que Macri?

–Espero que muchas cosas, porque mis diferencias con su gestión son importantes. Y creo que no hay que hablar más de Macri, porque él ya está cumpliendo su mandato. En todo caso, deberíamos hablar de sus dirigentes, de quiénes lo sucederán. Lo que yo haría es una ciudad más abierta y transparente: no puede ser que una ciudad como Buenos Aires tenga este nivel de suciedad, teniendo en cuenta, además, que los contratos de la basura son los más caros de cualquier municipio. Deberían controlarse mucho mejor esos contratos. Teniendo una de las constituciones más avanzadas, como es la porteña, promovería una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones: sumaría, concretamente, a los porteños de una manera más participativa en el diseño de las políticas públicas. Y mejoraría el transporte, que sigue siendo un caos y no se arregla solo con parches, como pretende esta gestión.

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