En el centro del ring

En el centro del ring

Por Horacio Ríos

Con los resultados de las PASO, las respectivas candidatas a senadora y diputada por el Pro y Unen emergen como las caras más visibles del combate que, en octubre, sus fuerzas darán en la Ciudad.


Las unen y las diferencian muchas cosas. Las separan nueve años de edad, no diremos a favor de quién. Las une el hecho de que ambas tuvieron vidas difíciles, en las que atravesaron puntos límite. Las separan sus militancias partidarias actuales y pasadas: una fue demócrata cristiana primero y ahora está en el Pro. La otra viene de prosapia radical, pero la catástrofe de la Alianza la expulsó del centenario partido y formó primero la Alianza para una República de Iguales (ARI), luego la Coalición Cívica y ahora forma parte de un extraño acuerdo que sus miembros han dado en llamar Unen, en el que convergen radicales, exradicales, Proyecto Sur, socialistas, socialistas auténticos, Libres del Sur y exladeros que abandonaron el ARI y a Lilita en el pasado.

Ambas son devotas cristianas, seguidoras de Bergoglio –hoy el papa Francisco–, quien fue el confesor de ambas. Las dos son profesionales: una es licenciada en Relaciones Internacionales, y la otra, abogada. Pero las coincidencias se terminan allí.

Marta Gabriela Michetti y Elisa María Avelina “Lilita” Carrió fueron las figuras femeninas que se destacaron en estas PASO, aunque ninguna de ellas protagonizó una gran elección de manera individual.

Michetti, que consiguió el 32,01 por ciento, apenas superó sus guarismos de 2009, cuando fue electa diputada. Esa vez alcanzó el 31,09 por ciento, un resultado que en el Pro no fue aceptado con satisfacción. En esta ocasión, el objetivo del oficialismo porteño era conseguir el 35 o 36 por ciento, que eran los números necesarios para renovar las cinco bancas de diputados que ponían en juego. De mantenerse el resultado del domingo, el Pro lograría solo una plaza en el Senado y cuatro bancas en la Cámara de Diputados.

Lilita consiguió, por su parte, un magro 12 por ciento en estas PASO, pero contribuyó decisivamente al protagonismo de la alianza Unen, que fue una de las novedades, porque la suma de los votos de sus cuatro fórmulas superó al Pro en los resultados generales en la Ciudad de Buenos Aires.

Mujeres tan distintas, tan iguales

Cuando tenía 29 años, Michetti sufrió un terrible accidente que la confinó a una silla de ruedas para siempre. En enero de 2006, le confesaba a un periodista de la revista Para Ti: “Le puse garra, tuve recursos no solo económicos, sino también afectivos… Otra clave fue mi fe. Yo soy muy creyente y vivo la religión, no desde el temor ni desde el castigo, sino desde los valores. Fue un gran sostén para seguir adelante”.

Algunos historiadores indiscretos y, posiblemente, no del todo veraces, dijeron que Gabriela conoció a Mauricio Macri en esa época, ya que el auto en el que se accidentó era un Fiat de un modelo que tenía problemas de estabilidad. Según la leyenda, hubo un juicio y allí Michetti se habría encontrado con el líder del Pro, por ese entonces gerente general de Fiat Argentina, y así habría nacido una relación que culminó con ella abandonando la Democracia Cristiana y el Frepaso e ingresando en el partido del expresidente de Boca Juniors, unos pocos años después de su accidente, acaecido en 1994.

Elisa Carrió, en cambio, tuvo una infancia en la que la muerte acaeció demasiado cerca de ella. Cuando tenía ocho años, su compañera de banco fue violada y asesinada. Otra de sus compañeras falleció por una meningitis. Cuando tenía diez años le avisó a su madre que en una de las habitaciones de su casa, la tía Nenucha no estaba dormida, estaba muerta. Lela Carrió, su madre, no le creyó hasta que fue al dormitorio y comprobó que su hija tenía razón.

Después, sobrellevó una vida familiar agitada. Se casó por primera vez a los 15 años, tuvo su primer hijo a los 16 y a los 18 años ya estaba separada por primera vez, aún sin haber terminado de pagar su fiesta de casamiento. Sus otros dos hijos llegaron con su segundo matrimonio.

Hoy, dice que su relación con ellos es “bárbara”. Paradójicamente, asegura que “ellos tienen una mala madre”. “No soy el estereotipo de madre que hubieran querido tener, porque no pude estar con ellos de manera permanente, pero nos amamos profundamente”, dice, y no se sabe si ríe o se lamenta.

La legisladora chaqueña confesó alguna vez sin tapujos a un reportero, también de Para Ti (¿otra coincidencia?): “Aunque esté gorda, me veo linda. Me voy cortando. Tapo las partes que no me gustan”.

PASO a paso

Lo que les provee del glamour en los medios a ambas diputadas y candidatas es que una buena performance las podría ubicar entre las “heroínas” que ayuden a clavar los últimos clavos en el ataúd del kirchnerismo.

De todos modos, no es menor el suceso que protagonizaron el domingo último. De sostener los candidatos de Unen los votos de su público podrían superar al Pro el 27 de octubre. Pero el partido del Jefe de Gobierno porteño lo mismo podría alcanzar el segundo puesto y, de esta manera, relegarían a Daniel Filmus al tercer lugar, lo que lo dejaría afuera del Senado.

Así, Fernando Solanas sería el ganador o, en su defecto, el segundo y así se repartirían las bancas senatoriales entre el Pro y Unen, dejando afuera al candidato del Frente para la Victoria.

Este panorama, ajustando algunos números, es el soñado para ambas damas. Pero solo hasta allí llegan las sonrisas. En el macrismo saben que si Unen llegara a quedarse finalmente con el triunfo en octubre, emergería como una fuerza alternativa al Pro para 2015, siempre que lograra mantenerse unificada.

En los festejos del Palais Rouge, Carrió, de tan amplia, hasta se tituló amiga de Michetti y la alabó en sus formas de hacer política, quizás recordando aquellos tiempos cuando ambas formaban parte del Grupo A y le ponían al Gobierno nacional todos los palos en la rueda que podían.

Por el contrario, la exvicejefa de Gobierno no ha perdido oportunidad de diferenciarse de Carrió. El 23 de marzo de 2009 ya marcaba distancias con su actual rival. “Hace rato que no hablo con Lilita; también he marcado mi disgusto y mi incomodidad frente a algunas declaraciones de ella, que siempre tratan de separarme de Mauricio, y yo me siento muy ligada, muy contenta, muy agradecida y muy leal a Mauricio”, aseguró al llegar a Ezeiza, procedente de los Estados Unidos, tras pasar unas vacaciones en Centroamérica.

¿Qué había pasado para que la entonces vicejefa de Gobierno reaccionara con tanta pólvora? Una semana antes, aprovechando que estaba de vacaciones, la astuta chaqueña había intentado atraerla a su juego, declarando: “No voy a caer en la trampa ideada por Macri, Kirchner y Duhalde. Confío en el corazón y en los principios de Michetti para que entre las dos podamos evitar esa trampa”. Eran los tiempos posteriores a aquel conflicto con el campo y en esos días los ruralistas volvían a parar para presionar al Gobierno nacional, mientras la campaña electoral que culminaría con la derrota de Néstor Kirchner en territorio bonaerense estaba comenzando.

El 10 de junio siguiente, en medio de una virulenta campaña electoral, algunos medios reprodujeron supuestas declaraciones de Carrió en las que esta habría relatado que Michetti le había revelado “cosas espantosas” de Macri.

Interrogada sobre el rumor, Michetti respondió: “Trato de tomar algunas cosas de las que dice como cosas de campaña. Con Carrió no tengo problemas”.

La chaqueña reaccionó tan rápido como sus comprovincianas, las serpientes de cascabel. “Ratifico mi cariño y mi afecto por Gabriela Michetti –repitió una vez más–. Siempre va a ser mi amiga y la quiero mucho. Jamás Michetti me habló mal de Macri”, aclaró.

Estas idas y venidas, estos dimes y diretes, este “hacerse los rulos”, han sido una constante entre ambas damas, aunque en este enfrentamiento no hayan faltado las sonrisas de ocasión y las amabilidades superficiales.

Hoy acerca a ambas damas su odio común contra el Gobierno nacional, al que ya enfrentaron en otras ocasiones, solo que esta vez están dispuestas a repartirse los porotos entre ellas y Pino, con el objetivo de volver a dejar mal parados a sus odiados kirchneristas.

El voto porteño, continuidades y cambios

Por María Inés Tula. Politóloga, profesora de la UBA e investigadora del Conicet

Desde 1983, en los comicios de renovación legislativa nacional la Ciudad de Buenos Aires exhibe al menos tres rasgos que la distinguen de los demás distritos electorales. Primero, en estos 30 años la urbe registra –en promedio– el nivel más bajo de apoyo político al peronismo, en claro contraste con las provincias del norte del país, varias de ellas gobernadas por un justicialismo que desde el retorno de la democracia no solo no conoce la derrota, sino que invariablemente obtiene porcentajes superiores al 30 por ciento de los sufragios. Segundo, el voto de los porteños se ubica entre los más volátiles de toda la geografía política argentina, a diferencia de otros distritos que presentan un núcleo consistente de “votos cautivos”. Tercero, la Capital Federal ha sido la cuna de todas las novedades partidarias que alcanzaron presencia nacional en estas tres décadas, tales como la UCeDé, el Frepaso, Acción por la República, Recrear, ARI y Pro.

Los comicios del domingo último no han sido de renovación parlamentaria sino unas primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, pero este mecanismo de selección de candidatos resulta igualmente útil para observar y reflexionar sobre estas particularidades políticas de la Ciudad de Buenos Aires. En este nuevo ensayo de las PASO, el comportamiento electoral de los porteños muestra tanto continuidades como cambios. Por un lado, los guarismos confirman el perfil refractario de la urbe hacia el peronismo, que solamente logra mantenerse como primera minoría en su bastión de Villa Lugano. De esta consulta también emerge otra novedad: Unen, cuyo mayor desafío es, justamente, no terminar como una más de las tantas fuerzas fugaces que alumbraron el distrito.

Por último, entre los cambios en las tendencias históricas, el voto porteño en las PASO muestra un apoyo considerable hacia el Pro, que se sostiene ya a lo largo de una década incluso en comicios en los que no compite su líder político. Esta marca no había sido lograda por ningún otro partido político “nuevo” y está señalando una diferencia importante respecto de las organizaciones creadas por Álvaro Alsogaray, Domingo Cavallo, Carlos “Chacho” Álvarez y Ricardo López Murphy.

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