De Gennaro y Lozano forman parte de Unidad Popular, el partido que representa a lo que queda de la CTA. El primero fue electo como diputado por la Provincia de Buenos Aires y el segundo ya va por su segundo mandato en el Congreso por el distrito porteño.
La amenaza de ambos dirigentes de la CTA indicaba que su límite era una alianza con la Unión Cívica Radical, que, de existir, significaba su ruptura del acuerdo. “Es una pena que hayan decidido reconstruir el Pan-Radicalismo o lo que fue el Acuerdo Cívico en 2009”, definió De Gennaro sin piedad, para ratificar luego que Unidad Popular se retiró del acuerdo entre los radicales el GEN, Libres del Sur y el Partido Socialista, para no “defraudar al 1,4 millón de votantes que acompañó al FAP en 2011”.
“Podemos entender que el GEN quiera volver al radicalismo, pero no entendemos como el socialismo dilapida la posibilidad de una alternativa al poder”, chicaneó De Gennaro para declarar que “es una decepción muy grande” el nuevo acuerdo electoral entre el FAP y la UCR, ya que la consecuencia inmediata será la disolución del frente en territorio bonaerense.
Pero el ex secretario general de ATE dio otro paso adelante cuando definió que “no se podrá llamar FAP porque los partidos que firmamos vamos a ir separados”, destacó De Gennaro, para agregar finalmente que “el FAP ha sido dinamitado por esta actitud de reconstruir el Pan-Radicalismo”.
Entretanto, Lozano declaró que “las opciones tomadas por algunas fuerzas en la ciudad de Buenos Aire, y por el socialismo y el GEN en la provincia de Buenos Aires, lo que han hecho es dinamitar la posibilidad de la existencia del FAP y transformarlo rápidamente en la construcción de una suerte de pulmotor de la recuperación del radicalismo y del bipartidismo”.
En declaraciones radiales Madre, Lozano consideró que, “al no existir el FAP ni en la ciudad ni en la provincia de Buenos Aires, a nadie se le escapa que la perspectiva del Frente Amplio Progresista a nivel nacional queda fuertemente cuestionada”.
“Acá hay un intento de reconfigurar lo que fue el Acuerdo Cívico y Social en el 2009, y la verdad es que nosotros con ese tipo de estrategias no tenemos absolutamente nada que ver”, señaló, a la vez que entendió que se trata de “un retorno extraño al 2009, como si el 2011 no hubiera existido”.
Luego acusó a sus ex aliados de que en los entendimientos logrados en el distrito porteño y el bonaerense primaron “las miradas exclusivamente electorales y atadas a la renovación de cargos institucionales”, por sobre lo que es “la definición y la construcción de estrategias políticas”.
“Puede ser que fuerzas que tengan renovaciones importantes que realizar busquen un acuerdo rápido en lugar de comprometerse seriamente con la opción política que le propusieron al conjunto de los ciudadanos”, interpretó Lozano, para sostener que, paradójicamente, “suelen producir efectos lamentables” las estrategias que “terminan conformándose bajo la idea de un rejunte opositor articulado exclusivamente bajo la idea de oponerse al gobierno”.
“El último caso de este tipo en materia de gestión gubernamental fue la experiencia de la Alianza (UCR-Frepaso). Conducir a los argentinos a propuestas de esta naturaleza es una verdadera tontería”, disparó Lozano en una entrevista concedida a la radio de las Madres de Plaza de Mayo.
Lozano confirmó finalmente que, desde la Unidad Popular, están dedicados “a la conformación de una propuesta electoral” alternativa a la del radicalismo y de los sectores del FAP que se integraron a esa alianza en la ciudad y la provincia de Buenos Aires.
En ese camino, sostuvo que si la idea de esos sectores es avanzar “en un acuerdo con el radicalismo como núcleo articulador”, para su fuerza “no va a ser muy sencillo tener una estrategia común de cara al 2015”.
