La operación rescate del Cine Teatro Urquiza

La operación rescate del Cine Teatro Urquiza

Por su escenario pasaron, entre otros, Gardel y Pichuco. Cerró en los 70 y, el año último, estuvo a punto de ser derribado, pero el accionar de los vecinos lo impidió.


La fachada vieja, derruida como un papel al viento, es un viaje en el tiempo, tiempo en que había casi un cine por barrio, tiempo en que ir al cine era el plan de cualquier tarde. El cine teatro Urquiza –basta verlo, aunque es un tanto más antiguo, para recordar el Gran Rivadavia de Floresta o El Plata de Mataderos– nació en los 20, cerró en los 70 y en su historial cuenta, entre otros hitos, con la actuación de Carlos Gardel. “Fue el 6 de junio de 1932”, recuerdan los vecinos de Parque Patricios, con nostalgia, pero lejos de la resignación. En Caseros 2826, donde se yergue –o se derrumba– el edificio que fue enclave identitario del sur porteño, el año pasado el barrio empezó a notar movimientos extraños. Después de su cierre como espacio cultural, fue un concesionario, luego un mercado que mutó en supermercado chino. Y fue justamente en agosto que tanta oferta y tanta promo –tanta ganga– hicieron demasiado ruido.

“La empresa constructora dueña del edificio no le iba a renovar el contrato de alquiler al supermercado, ya vencido, porque el proyecto para ese lugar era otro: tirar abajo la construcción y reedificar. Entonces los vecinos, sin conocernos, empezamos a contactarnos por las redes sociales, a organizarnos, y juntamos en principio cinco mil firmas para evitar ese objetivo. Logramos, en poco tiempo, que el Juzgado de Primera Instancia en lo Contencioso, Administrativo y Tributario número 12, a cargo de Lidia Lago, emitiera una medida cautelar que protege al cine de ser demolido y modificado en su apariencia arquitectónica”, relata Leticia Marrone, integrante del Movimiento Vecinal por la Protección y Recuperación del Cine Teatro Urquiza.

Los vecinos fueron por más y, un mes después, consiguieron apoyo legislativo. Tres son los proyectos que aún esperan ser tratados en comisiones, para luego pasar al recinto: el de declarar al edificio de Caseros 2826 patrimonio cultural en la catalogación de sitio histórico (iniciativa de Susana Rinaldi, del Frente Progresista Popular), el que insta a generar una protección cautelar (de María José Lubertino, del Frente Grande-Frente para la Victoria), y el de expropiación, para reabrir el lugar como cine-teatro (de Laura García Tuñón, de Unidad Popular).

El sábado 14 de junio, en medio de la fiebre mundialista y el frío muy frío, la mesa multisectorial que impulsa la recuperación del lugar –compuesta también por los movimientos que motorizaron el rescate del cine El Plata, el cine teatro Aconcagua, el cine teatro Rivadavia y el cine teatro Taricco– realizó una jornada en las puertas del lugar, para dar visibilidad al reclamo. “Vinieron todos, menos del Pro”, comenta Leticia. El barrio también llevó adelante funciones de teatro, un festival musical, distintas proyecciones cinematográficas y hasta una bicicleteada.

“El denominador común de este encuentro fue apoyar el reclamo de los vecinos para recuperar este lugar emblemático, que tiene mucha historia y que forma parte de la identidad del barrio y de sus atributos culturales. Allí cantó Carlos Gardel e interpretó su bandoneón [Aníbal] ‘Pichuco’ Troilo. Si uno apoya la oreja en las paredes, va a encontrar ecos de aquellas interpretaciones magistrales”, asegura el legislador Edgardo Form, de Nuevo Encuentro, también parte de la mesa.

“Si logramos que la Legislatura se pronuncie de manera positiva por alguno de los proyectos, luego tendrá que jugar un papel importante el Poder Ejecutivo para garantizar que esto vuelva al objeto social y al sentido que tuvo cuando fue fundado”, destaca Form. “Procuraremos que las propuestas parlamentarias se encaucen a partir de una única versión sintética o resumida que recoja lo esencial de cada una de las tres, que se orientan principalmente hacia la expropiación y, por supuesto, la puesta en valor. La idea es que después del receso de mediados de año podamos incorporar el tema en la comisiones de Cultura y Presupuesto. Si acordamos que haya despacho favorable, el siguiente paso es el tratamiento en el recinto. Después, estaremos pendientes de la resolución que adopte la Jefatura de Gobierno, ya que hay antecedentes de vetos en proyectos que, incluso, tuvieron el aval del bloque oficialista”, agrega, al tiempo que subraya el “papel fundamental de la barriada, la Comuna, los vecinos y los ciudadanos organizados para reclamar y hacer valer el derecho de peticionar a las autoridades”.

“Es importante la presencia de los vecinos cuando el tema tenga tratamiento en comisiones, que son reuniones abiertas al público. En el peor de los casos, si este año no llegara a prosperar el proyecto, habrá que insistir. Hay que seguir el ejemplo de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo porque, en algún momento, se darán las condiciones para tener resultados favorables”, augura.

“Mi mamá venía a este cine. Todo, menos las butacas, es original. Ella me contaba que durante las funciones el techo se deslizaba y podías ver las estrellas”, dice Marrone, al borde de las lágrimas. “Si se reabre el cine teatro Urquiza, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) se comprometió a responsabilizarse de la parte técnica del emprendimiento”, precisa Octavio Martín, otro de los miembros del movimiento por la recuperación del cine de Parque Patricios. “El edificio figuraba como ‘desestimado’ en los listados de edificaciones protegidas por el área de Patrimonio Histórico de la Ciudad, aunque se trate de una construcción anterior a 1941. Además, allí funcionaba un cine-teatro. Sobran motivos para protegerlo”, amplía.

Ahora, los vecinos se encuentran preparando otra jornada, esta vez para el Día del Niño. “Queremos que respeten nuestra opinión, nuestros intereses. No estamos en contra del desarrollo del Distrito Tecnológico acá en el sur, que promete avanzar mucho, pero creemos que no se debe dejar de lado al vecino originario. Nos dimos cuenta de que no solo estamos trabajando por la defensa del cine teatro Urquiza, sino que estamos reconstruyendo identidad, historia, memoria, reforzando lazos sociales, y eso, la verdad, está buenísimo”, dice Karina Cicovin. Y suelta una razón, la madre de todas las razones de tanta movida, que supo estar escondida, opacada, anulada: “Necesitamos un espacio cultural. De Rivadavia hacia el sur no hay cines, ni siquiera salas de las cadenas”.

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