Desde la cárcel, el líder de la agrupación Quebracho, Fernando Esteche, defendió el escrache que le hicieran sus correligionarios al ex ministro de Hacienda de la Nación, Domingo Cavallo, y cargó contra los medios y periodistas que cuestionaron el método utilizado por ese partido para repudiar al economista.
A través de un comunicado, el dirigente salió al cruce de los comunicadores que se opusieron al ataque del ex funcionario durante una conferencia en la Universidad Católica Argentina (UCA). Fustigó contra su “parcializada visión” y el “trillado lugar común de medios y fines” que los hace caer “cautivos en una trampa”.
“Suponen que legitimar un escrache es legitimar la violencia, cautivos de más de una trampa. La irresponsable comparación de la violencia que pueden suponer unos huevos contra la violencia que genera que hombres como Cavallo construyan operaciones de retorno, no hacen más que banalizarla”, señaló Esteche en un escrito, desde el penal de Ezeiza.
En concreto, apuntó contra las opiniones y coberturas de los periodistas Alfredo Zaiat, Alfredo Leuco, Gustavo Silvestre, y Carlos Barragán, y de un “puñado de intelectuales” que compararon los huevazos contra Cavallo con “manifestaciones “nazis”.
“En un país que ha sufrido y padecido la violencia bajo la forma de genocidios, fusilamientos, desapariciones, exilios, prisiones, gatillos fáciles, equiparar un escrache con estas formas de violencia, es banalizar los verdaderos males y tragedias que hemos atravesado en nuestra historia”, planteó el activista.
Y agregó: “Al unísono se preocupan más por repudiar y rechazar la violencia (que encierran en tres huevazos) y proponen con un liberalismo ingenuo que se les permita hablar, que hay que dejar que todos se expresen. Todos menos nosotros y los (que son) como nosotros, claro”.
A su vez, Esteche reinvidicó el “setentismo”, y vinculó su nacimiento con el “ajusticiamiento” del dictador y general Pedro Eugenio Aramburu, uno de los jefes militares que encabezaron el golpe que derrocó al ex presidente Juan Domingo Perón en 1955, y responsable del fusilamiento de 17 militares y 15 civiles. Ese proceso proscribió al Partido Justicialista y al emblemático teniente, con el objetivo de “desperonizar al país”.
“A Aramburu le pegaron un tiro. A Cavallo, pretendido recambio del establishment, que ha provocado tanta frustración, desolación y muerte le pegamos, con desigual puntería, tres huevazos. ¡Y todavía hablan de violencia!”, ironizó el líder de Quebracho.