Brexit: Obama, mustio; Trump, festivo; el Pueblo, desconfiado

Brexit: Obama, mustio; Trump, festivo; el Pueblo, desconfiado

El presidente norteamericano fue pragmático; Donald Trump dijo que fue "grandioso". El Pueblo inglés votó contra las planas mayores de los partidos más grandes, el Conservador y el Laborista.


El presidente norteamericano Barack Obama reaccionó con mucho pragmatismo ante el triunfo del Brexit en el Reino Unido, que decidió su salida de la Unión Europea y la caída de David Cameron, que dimitirá en octubre, según anunció este viernes.

Obama expresó que la victoria del no “es el resultado de los cambios y los desafíos derivados de la globalización”, aunque afirmó también que el resultado no afectará a los lazos entre Washington y Londres. “Nuestra relación con el Reino Unido seguirá siendo uno de los pilares de la seguridad mundial”, dijo el primer presidente negro de la historia estadounidense.

De todos modos, Obama afirmó que ya se había comunicado con Cameron y con la canciller alemana Angela Merkel para coordinar la salida del Reino Unido de la Unión Europea de manera “muy cercana”, ante los peligros para la estabilidad financiera y la economía del continente, que hace tiempo que arrastra graves problemas para crecer, algunos de ellos derivados de las decisiones del aliado estadounidense. Aunque esto nadie lo diga en voz alta.

Obama, que ya había alertado contra el Brexit -un vocablo compuesto por las dos primeras letras de British y la palabra “exit”, que significa salida, es decir “salida británica”- comunicó su respeto por la decisión del Pueblo británico, subrayando que, de todos modos, el Reino Unido y la Unión Europea seguirán siendo “socios indispensables” de Estados Unidos.

Las palabras de Obama desnudaron sus verdaderas preocupaciones, cuando dijo que “la relación especial entre Estados Unidos y Reino Unido es duradera, y la pertenencia del Reino Unido en la OTAN se mantiene como un pilar básico de la política exterior, económica y de seguridad de EE UU”. En cuanto al resto de Europa, consideró que “nuestra relación con la Unión Europea, que tanto ha hecho para promover estabilidad, estimular el crecimiento económico y promover la expansión de los valores e ideales democráticos” seguirá siendo una prioridad de la política exterior de los EE.UU.

El vicepresidente norteamericano Joe Biden, en cambio, fue más crudo en su análisis del referéndum. “Debo decir que esperábamos otro resultado. Habríamos preferido un resultado diferente”, dijo desde Irlanda, donde está de visita oficial. Luego, el compañero de fórmula de Obama subrayó que EE.UU. “respeta plenamente” el resultado de la votación, aunque alertó sobre los “políticos y demagogos que venden xenofobia, nacionalismo y aislacionismo”, en una obvia referencia a Donald Trump, que no se privó, con su estilo expansivo y poco diplomático -tiene mucho que aprender todavía- de celebrar el resultado.

De visita en Escocia -todo el mundo estaba cerca, por lo visto- el magnate noeyorquino consideró “grandioso” que los ingleses hubieran “recuperado el control de su país” al aprobar el Brexit.

Trump expresó en un comunicado su visión binaria del mundo, buscando supuestas similitudes entre los partidarios del abandono por parte del Reino Unido de la UE y su propia campaña electoral en las primarias del Partido Republicano. “En noviembre, el pueblo americano tendrá la oportunidad de volver a declarar su independencia. Los americanos tendrán la oportunidad de votar por políticas de comercio, inmigración y relaciones internacionales que pondrán en primer lugar a los ciudadanos”, señaló, como si todo se limitara a expulsar inmigrantes.

De todos modos, será bueno recordar que el resultado, si bien algo ajustado, no sorprendió a nadie, ni a Cameron, ni a Obama, ni a Merkel. Tampoco habría que pecar de una excesiva ingenuidad, porque los líderes británicos hicieron “como que” estaban a favor de seguir en la UE, cuando todos sabían que fuera de la UE el Reino Unido respira sin corset y que ese era el resultado que promovían los empresarios ingleses, que necesitan ir en busca de nuevos mercados y, para eso, tomar algunas medidas que tendrían al Banco Central Europeo en la vereda de enfrente. ¿Quién va a regular ahora la flotación de la libra? La respuesta es el Banco de Inglaterra, cuyo Gobernador es el canadiense Mark Carney, que responde a los nueve consejeros que conforman la conducción.

Las razones del triunfo de los “euroescépticos” se deben a la tradicional desconfianza de los ingleses para con Europa, a la mayor afluencia de votantes mayores de 55 años a las urnas y una menor concurrencia de los jóvenes. Los primeros no querían la continuidad en la UE y los segundos son más proclives a Europa. Otro punto importante fue el apoyo de dos importantes figuras del Partido Conservador al Brexit: el exalcalde de Londres Boris Johnson y el ministro de Justicia Michael Gove. El primero posee un fuerte carisma y el segundo es un intelectual destacado, que asistió a todos los debates, en los que fundamentó con contundencia la salida de la UE. Johnson, por su parte, fue una topadora recorriendo todo el país con su prédica rudimentaria, pero a tono con el inglés medio.

Tampoco los laboristas, que se mostraron a favor del Remain -permanecer- con la UE conectaron con sus votantes, según la BBC. El 90 por ciento de sus diputados estaban a favor de seguir en Europa, pero la mayoría de sus votantes estaban en otra frecuencia, tanto que en los últimos días de la campaña, el Partido Laborista mandó a varias de sus más importantes figuras a aceptar el endurecimiento de los controles migratorios, pero todo fue inútil. La suerte estaba echada y ahora ya hay diputados que cuestionan al nuevo líder laborista, Jeremy Corbyn, elegido el año pasado, acusándolo de haber dado un apoyo “tibio” al Remain. De todos modos, de comprobarse este hecho y teniendo en cuenta los resultados, la razón le asiste a Corbyn y no a sus enemigos, entre los cuales el más feroz es ya hace tiempo el ex primer ministro Tony Blair. Otro perdedor.

En resumidas cuentas, el Brexit pasó como un vendaval sobre toda la clase política y obligará a un replanteo a algunas de sus principales figuras, como a todo el Reino Unido, porque está a la vista que el Pueblo británico votó contra lo que le planteaba la plana mayor de los partidos mayoritarios, aunque algunos de éstos hayan apoyado el Remain sólo a regañadientes.

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