Michetti ve “casi imposible” un acuerdo con Carrió en 2015

Michetti ve “casi imposible” un acuerdo con Carrió en 2015

Por Fernando Riva Zuchelli y Antonio Lizzano

Gabriela Michetti sostiene que una alianza con Unen a nivel nacional “es casi imposible”. Explica por qué no fue a Provincia en 2013. Habla de Rodríguez Larreta, Vidal, Santilli, Ritondo y Massa.


La senadora nacional de Pro, Gabriela Michetti, aseguró que sigue defendiendo las mismas causas que la motivaron a meterse en política. Y que esa es su mayor virtud, pero que, por el contrario, debe mejorar su actitud en la competencia electoral. En el despacho ubicado en la planta baja del Palacio del Senado, la legisladora recibió a Noticias Urbanas para opinar sobre su futuro político, las chances presidenciales de Mauricio Macri, el gobierno K y sus posibles rivales internos en el macrismo, entre otras cuestiones.

–¿De qué dependerá que sea candidata a jefa de Gobierno en 2015?

–Básicamente hay dos cosas que analizo siempre y que tienen que ver con lo personal y lo grupal: qué es lo mejor para mí y qué es lo mejor para la fuerza que integro. Así tomo las decisiones. Hoy me parece que las elecciones están muy lejos. Me costaría muchísimo decidirme ahora, porque me faltan un montón de datos que ahora no tengo. Mi objetivo es llegar a fin de año sin ningún tipo de condicionamiento para decidir con total libertad. Si llego a fin de año y me doy cuenta de que no hice una tarea responsable y consciente en la Ciudad me estaré autocondicionando para tomar la decisión de no ser candidata. Pero si solo me dedico a tareas en la Ciudad y no ayudo al Pro a nivel nacional, que es otra de las tareas que me corresponden, también me autocondiciono y no puedo acompañar a Mauricio, si es que el partido me lo pide. Así que debo hacer todo lo necesario para que a fin de año pueda elegir en libertad, como a mí me gusta, tratando de combinar lo personal con lo grupal. Pero debo reconocer que todos los escenarios me resultan atractivos.

–¿Esto incluye la posibilidad de seguir en el Senado y no disputar ningún cargo electivo?

–Eso es posible, como también lo es acompañar como candidata a vicepresidenta a Macri o ser candidata a jefa de Gobierno porteño. Esos son los tres escenarios posibles. Mientras tanto debo realizar el trabajo que me dé la posibilidad, a fin de año, de que en el caso de ser candidata a jefa de Gobierno, me pueda presentar de la mejor manera.

–Pero entre las tres posibilidades, usted tiene una que más le gusta.

–Sí, totalmente. En mi interior tengo una preferencia, pero es una que no me condiciona ni me obsesiona para un lado determinado.

–Preferiría ser jefa de Gobierno de la Ciudad, ¿no?

–Bueno, eso no te lo voy a decir.

–Sus opositores porteños, que la ven como la postulante Pro en la Capital, le critican falta de gestión. ¿Cuál es su respuesta?

–Hay que diferenciar el papel del gobernante y el papel del gestor. No podemos confundir eso. Una cosa es el que gobierna y otra el que debe gestionar. Si eso se confunde se hace una macana enorme. El gestor es el que tiene la capacidad de gestionar los distintos equipos ministeriales de un gobierno, alguien que no es votado por la gente y que es nombrado por el gobernante. Entonces, sus características son muy distintas. No sé si tengo las características de un gobernante, pero, en todo caso, que no me midan como si tuviera las características de un gestor, sino como si tuviera las de un gobernante. Y una de esas capacidades es saber elegir al equipo que se encargará de la gestión. Algo que no debe hacer el gobernante, porque si se dedica a gestionar, entonces no hay norte, ni priorización de valores, ni conducción del equipo que debe gestionar. Eso es grave.

–Y si no fuera candidata a jefa de Gobierno, ¿quién le gustaría que fuera el postulante de Pro a ese cargo?

–La verdad, no pensé mucho en eso, lo debería pensar un poco. Debería hacer una evaluación sobre con quien tengo más feeling personal, pero también debería analizar que esa persona tenga las cualidades para gobernar. Así que no me quiero meter en un lío con ese tema.

–¿Al jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, lo considera un buen gestor?

–Creo que es muy bueno. Hace una muy buena tarea en los equipos de gestión. Y, además, es una persona muy comprometida con nuestro proyecto político. Y un muy buen jefe de Gabinete. Personalmente, me llevo muy bien con Horacio.

–Pero él también quiere ser jefe de Gobierno de la Ciudad.

–Bueno, pero eso lo evaluará la gente. Como me evaluarán a mí para saber si tengo condiciones para gobernar: por eso no hay que confundir gestor con gobernante, la gente elige gobernantes y el gobernante a los gestores. La historia de la humanidad demuestra que los gobernantes más importantes nunca fueron gestores. Esa no era su tarea.

–Analizándolo a la distancia y con más elementos, ¿por qué en 2013 no fue candidata en la provincia de Buenos Aires y eligió la Ciudad?

–Porque sentí claramente y pensé, ya que siempre tomo las decisiones combinando lo racional con lo emocional, que mi candidatura no era lo mejor ni para el Pro ni para mí. En ese momento le dije a Mauricio que si nosotros seguíamos explotando lo que ya teníamos y no utilizábamos los nuevos escenarios que se iban presentando para crecer, estábamos haciendo las cosas mal. Porque necesitábamos crecer, y crecer sobre todo en una dirigencia posicionada frente a la opinión pública. Porque los que realmente éramos conocidos en todo el país éramos Mauricio y yo. O figuras como Miguel del Sel y Alfredo de Angeli. Por eso, lo que yo sentía era que mi postulación significaba echar mano a una carta conocida y fácil, pudiendo, por el contrario, aprovechar el espacio para utilizar otra y hacerla crecer. Lo que también le dije a Mauricio es que, en las legislativas de 2013, en la Ciudad había que ganar muy bien, porque esa era la previa a su posicionamiento para las presidenciales de 2015. Y frente a una elección dificilísima, nosotros no teníamos candidatos que pudieran sacar más de 30 puntos. Era una elección donde el voto suele dispersarse y en la que podía pasar cualquier cosa. Porque muchas veces la gente se enamora de un candidato y vota a alguien para un cargo legislativo, algo que no haría para un cargo ejecutivo. Esas razones eran muy importantes. Y desde el punto de vista personal, yo me siento una persona que conoce, vive y trabaja en la política de la Ciudad y no en la de la Provincia, que es totalmente diferente. Entonces, no me cerraba. Sentía que en vez de estar haciéndole un bien al partido, lo que a corto plazo parecía un bien, a largo plazo era seguir exprimiendo lo poquito que teníamos. Y visto a la distancia, creo que actuamos bien. Porque la Ciudad la ganamos claramente con cerca de 40 puntos, y si no, habríamos tenido problemas. En la Provincia tenemos que seguir esforzándonos para crecer en cada distrito. Por eso, analizando como se dieron las cosas, estoy supertranquila con lo que hice.

–Ahora la apuesta en la Provincia para 2015 es centrar todo en la figura de Macri para que, de esa manera, arrastre votos.

–La idea es que la boleta presidencial traccione votos y que si tenés un candidato como María Eugenia Vidal, si finalmente es ella la elegida, la idea es que tenga un nivel de posicionamiento y de imagen que sume y no reste.

–Su opinión de Vidal suele ser muy positiva.

–Es una persona muy comprometida con nuestro proyecto. Y es una de las primeras personas que conocí cuando ingresé en la política. Lo que me sorprendió de ella es el grado de compromiso que tenía con la política social. Ella tiene muchísimo para crecer.

–En la Provincia, el peronismo históricamente llega a los más pobres, por la labor social y los planes. Frente a esto, ¿esa gente puede terminar votando a Macri?

–Eso va a depender de que nuestro mensaje llegue a esa gente. Estamos haciendo el esfuerzo para que eso ocurra. Pero todavía falta para que tengamos una llegada masiva. Nuestra obligación es llevar el mensaje, porque es mentira que la gente no vota a otros partidos por los planes. Eso es discriminatorio. Los subsidios les corresponden por derecho y también correspondería que un día los dejen de recibir para obtener un trabajo. Por eso creo que hay que capacitar a la gente que recibe los planes. Masificando la educación y la capacitación, para que puedan obtener un trabajo digno.

–¿Cómo analiza el gobierno de Cristina Fernández?

–Me parece que tuvo una oportunidad de oro para lograr un salto cualitativo en los temas a nivel estructural y cultural. Sin embargo, decidió hacer más de lo mismo. Tenía las posibilidades y las condiciones para lograrlo y no sé por qué no lo hizo. Decidió navegar por las mismas aguas, fue un desperdicio enorme. Se gobierna sin reuniones de gabinete y eso es inaudito. Lo imagino a Mauricio en su lugar y sería todo lo contrario, porque estoy convencida de que va a ser presidente, se lo firmé y todo.

–¿Pero cree que fue una etapa mala o rescata cosas?

–El problema de la Argentina no es el kirchnerismo. El kirchnerismo no es el enemigo. Al enemigo que hay que ganarle es a ese sistema de poder que se enquistó y se apropió de los recursos públicos para hacer un negocio con los amigos del poder. Y eso fue dejando a las clases medias y bajas muy desprotegidas. Por eso siento que la gente es consciente de que hay un problema estructural-cultural más que político. Por eso, el cambio debe ser cultural. La gente exige más institucionalidad y menos corrupción, y eso también contribuye a vivir mejor en lo económico. Hay que terminar con la corrupción en la Argentina. Para la gente está claro que la responsabilidad primaria es de los gobernantes. Existe la creencia de que en los últimos años el Estado trabó el crecimiento productivo del país. Y trabó la generación de riqueza.

–Ese discurso que hace eje en lo institucional y en la corrupción es muy parecido al de Elisa Carrió.

–Macri viene diciendo que los cambios que necesita el país son culturales desde que lo conozco. Si en esto coincide la gente de Unen… Nosotros lo venimos diciendo desde hace mucho tiempo.

–¿Estas coincidencias no favorecen una alianza?

–Me parece que es muy difícil que se dé un acuerdo del tipo tradicional y partidario como a los que estamos acostumbrados en el país. No lo veo imposible pero diría que casi. Lo que sí noto cuando viajo al interior es que si se le pregunta a la gente si votaría por una boleta con Macri a la cabeza y luego gobernadores e intendentes entre los cuales hubiera radicales, peronistas o vecinalistas, con aceptación entre los ciudadanos, la respuesta es que la gente votaría por esta boleta en las elecciones del año que viene. “Eso es lo que hay que hacer”, me dicen, pero enseguida me agregan: “Eso no va a pasar”. La gente me dice que no quiere que le dividan el corazón. Por eso, nuestra obligación como políticos es que la gente tenga ese tipo de representación. Y eso se hace con acuerdos, que se irán conversando distrito por distrito y no a nivel nacional.

–¿Esto es una crítica a la manera tradicional de hacer política?

–Es que yo entré en la política por una causa y sigo en la política por la misma causa. A mí me movilizan todas las acciones que puedan ayudar a que la vida de la gente de mi país sea mejor. No varié mi manera de pensar. Por eso no me importa el cargo que ocupe. Estoy tan convencida de que mi objetivo es ayudar que si eso sirve para tal o cual cargo, mejor. Sin embargo, me doy cuenta de que la política tiene dos dimensiones y una es la agonal, la de la competencia, y otra la arquitectónica, que es la de hacer. Yo estoy mucho más parada en esta última. Pero la competencia también hay que alimentarla, porque esto es política, no es una parroquia.

–¿Y por cuál dimensión cree que se inclina Sergio Massa?

–Él todavía debe ganarse la confianza de la gente. Y tiene que contar por qué hasta hace un año fue parte protagonista de un proyecto y luego pasó a ser el principal opositor. Hay algo en el medio que no nos contó. Porque no se puede ser lo nuevo luego de trabajar diez años en un proyecto y de golpe querer ser todo lo contrario. ¿Cuándo nos contó Massa a todos nosotros qué cosas de todo este proyecto que apoyó no le gustaron, para que se transformara en su principal opositor? Para ganarse la confianza de la gente debe ser consistente y contarnos por qué se fue. A partir de ahí se evaluará si él representa lo nuevo de la política.

–Para terminar, nos gustaría conocer la opinión de dos de sus compañeros de partido, que también buscan la jefatura de Gobierno: Diego Santilli y Cristian Ritondo.

–Con Diego se fue creando una relación personal muy linda a través del trabajo político que fuimos desarrollando en conjunto, que nació cuando él era vicepresidente de la Legislatura y yo vicejefa de Gobierno. En esa etapa, Diego fue supereficiente. A Cristian lo estoy conociendo más ahora. Él le aportó mucho al Pro por su pasado en el peronismo. Nos ayudó mucho cuando no teníamos nada de experiencia, ayudando de esa forma mucho a Mauricio. Y otra cosa muy interesante es que, a pesar de que todos creían que iba a volver al peronismo, su compromiso con el Pro es impresionante.

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