La casa de papel, de nuevo a tiro de Nairobi

La casa de papel, de nuevo a tiro de Nairobi


La verdad es que a veces se hace difícil escribir sobre la situación política del país cuando hay tanta actividad arriba de las mesas y en las calles.

Basta con ver las principales señales mediáticas en sus múltiples plataformas para darse cuenta de que el universo a abarcar dentro del plano informativo es inmenso y diverso, lo que va dejando también a los medios sin recursos para cubrir con relativa seriedad tanta demanda informativa.

Quizá valga como mea culpa este comienzo, pero desde este medio, el más antiguo de todos los portales, el primer medio en ocuparse de la Ciudad, nunca dejaremos de intentarlo.

Así, pensaremos de qué manera utilizar mejor los recursos humanos y tecnológicos y, de última, priorizar qué es lo más importante, qué es lo que a nuestro criterio la sociedad debiera tomar en cuenta a la hora de determinar su opinión, su valoración o su voto.

Es por eso que, de manera absolutamente práctica, iremos analizando algunos hechos de la realidad política que nos rodea para poder abarcar la línea gruesa desde lo conceptual.

1) El momento del Gobierno nacional no es el mejor, padece de errores forzados y no forzados, se encapricha, se encierra más allá de las fotos y, sobre todo, no logra sus objetivos, lo ínico que perdonaría todo lo anterior, pero a su vez su conseceuncia.

2) De manera absolutamente gratuita y casi desconcertante, seis meses después de una victoria electoral clave para el proyecto macrista y su continuidad, en lugar de lograr la plataforma de despegue, se generó por primera vez en 30 meses la idea de que 2019 no está ganado sino que depende ya de muchos factores, y algunos los ejercen terceros ajenos al Gobierno.

3) El descenso en la imagen y la credibilidad en Mauricio Macri se viene llevando puesta a María Eugenia Vidal y a Horacio Rodríguez Larreta, no tanto en sus propios distritos, sino por su mimetización amarilla en el plano nacional. Los dos constituyen las principales alternativas de recambio para el caso de que el Presidente no tuviera la posibilidad de reelección, lo que es la primera opción, definitivamente.

4) El ataque sobre la expresidenta Cristina Fernández constituye desde el oficialismo una posibilidad de mantener dividido al peronismo, algo fundamental y necesario para el Pro, pero no influye directamente en la percepción negativa del momento. No va a la cuenta de la herencia,
para decirlo con otras palabras.

5) Una buena para el Gobierno. El núcleo de gente que no votaría al peronismo de ninguna manera se mantiene bastante firme y, salvo que la situación económica lo condene, mantendrán su opción un período más.

6) María Eugenia Vidal es, por lejos, la mejor exponente del colectivo Cambiemos. En la Provincia más difícil será casi imposible desplazarla. Pero se escucha cada día más que si la cosa pública no mejora para octubre, la candidata a Presidenta podrá ser ella, a su pesar.

7) Mientras tanto, Larreta, superleal como la gobernadora, sufre explicando lo que no le gusta. El “es gestión institucional y obras”, y no disfruta que los mejores administradores tengan que explicar en los medios los desaciertos de otros.

8) Si hay un momento espantoso para hablar de la posibilidad de incluir a las fuerzas armadas en el marco de robustecer con su presencia la seguridad interior, es este. Más allá de la idea y de su cráneo. La política tiene tiempos, códigos y especialistas. En esta no funcionó ninguno de los tres.

9) Las tarifas, la negociación y el veto. Agrandaron tanto la más que posible derrota que una decisión normal tiene un castigo anormal. El precio lo puso el Gobierno. El senador Pichetto, apurado como nunca, decretó el castigo, a ver si todavía CFK le arrebataba la estocada. 

10) El peronismo no tiene candidato y puede ir dividido en la primera vuelta. Si embocan en un golpe mágico un acuerdo de presidente-gobernador entre todos es un escenario; si no hay acuerdo entre los K y el resto, es otro, y si el “efecto Trump” se apodera de Marcelo Tinelli o alguien similar, es la tercera opción, la aparición de un outsider. Cualquiera de las tres son peligrosas para Cambiemos. Y esto recién empieza, no llegó ni al Mundial.

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