¿Cuál es el contenido real del plebiscito?

¿Cuál es el contenido real del plebiscito?

Las editoriales de este medio apuntaron desde la desgracia del 30 de diciembre pasado a la necesidad como sociedad de aprovechar el momento para realizar las transformaciones pendientes en la Ciudad. Decíamos que "las revoluciones traen grandes cambios y muertos; Buenos Aires ya tiene los muertos, ahora faltan los cambios". Tuvo la palabra Aníbal Ibarra, lo que viene ahora es la voz del pueblo, claves de un escenario distinto


Aníbal Ibarra expresó el lunes la decisión de plebiscitar su gestión, más allá que parezca improbable que la misma cuadre en el artículo 67 de la Constitución. De cualquier modo le quedará el camino de la recolección de firmas para ello y no parece prima facie un objetivo difícil.

Es absolutamente cierto que la determinación tomada es la única alternativa que le quedaba al jefe de Gobierno para intentar retomar el poder perdido tras la tragedia. Sin él le es imposible seguir. O por lo menos lastimoso por la sumatoria de problemas que acarrea una gestión a la cual todas las balas le entran.

Igualmente, uno se hace ahora preguntas para que responda el futuro. ¿Qué lo habrá motivado a Ibarra a jugar tan fuerte? ¿En quién se depositaría el poder al final de su desgaste?¿Quién tiene más poder que el Gobierno de la Ciudad?

De cualquier manera, sin tanta pompa -y quizás como paso previo a esto- podría haber puesto en marcha inmediatamente después del hecho, un relanzamiento, una revolución política-administrativa que elimine de este distrito los nichos enviciados (como los controles), que aprovecharon todos los gobiernos, pero de clara impronta y tranquito radical, eternos dominadores de este distrito. La sociedad entera, aún en estado de shock pero con la conciencia "a full", le hubiera brindado el empuje necesario para arrancar, y hubiera evitado así la conformación de grupos conspirativos que no hubieran encontrado espacio social donde anidar.

Todo esto más allá del reclamo de verdad de los familiares, de las maniobras denunciadas por la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto respecto de un supuesto "golpe institucional" de la derecha macrista, de la intención de la izquierda porteña de discontinuarle el mandato y sus propios errores de manejo. O quizás también por todo ello.

La ida a la Legislatura le puso a Ibarra en blanco sobre negro su futuro político. Rápido como siempre, respondió a esa radiografía política con sorpresa y valentía. Nadie pone en duda su honestidad, su dolor ni su necesidad de respaldo. Y, aunque fuera como dice la oposición, que todo hubiera sido concebido con espíritu especulativo para mantener el poder, por lo menos eligió el camino más democrático, ése que revalida títulos a partir de la expresión del soberano.

Pero a propósito de reválida ¿qué implicará votar el "Sí" cuando le llegue a la ciudadanía el momento de tener que opta? Porque ese "Sí" debería tener un contenido mucho más profundo que la mera continuidad del jefe de Gobierno.

¿Ese "Sí" contendrá mecanismos que le garanticen al pueblo que la otra parte de la "revolución" se va a cumplir o al menos se va a intertar con otra firmeza política? ¿Qué contenido tendrá finalmente ese "Sí", y como contracara cuál será finalmente el del "No"?

Volvamos al principio. Esto escribíamos el 16 de enero: "Soplan vientos de cambios profundos, ya no de actores sino de políticas que garanticen a la ciudadanía vivir y desarrollarse con las garantías que la Ciudad puede y debe ofrecer. La semana pasada nos referíamos al peligro del pensamiento reduccionista respecto a Cromañón, cuando en realidad el problema es sistémico y polifacético, capaz de destruir y lastimar mucho más que lo destruido hasta ahora. Parece terrible".

Las cartas ya están echadas. El plebiscito está en marcha. Por "Sí" o por "No", pero ojalá tenga algún sentido.

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