La doctora Elisa Carrió sostuvo, en una cena organizada por la Asociación Amigos de la Fundación Konrad Adenauer, que con 500 palabras no se puede pensar. Creo lo mismo, y por ello destaco la importancia de la educación para construir una sociedad mejor.
También creo, que con dos ideas solas no se puede hablar, y la doctora Carrió parece no tener más que un par de pensamientos recurrentes, que la llevan a hablar sólo de hecatombes y huracanes.
Además, no siempre contar con un vocabulario amplio implica tener pensamiento rico y provechoso para la sociedad. El filósofo alemán Martín Heidegger, maestro y amante de quien inspiró el Instituto que preside Carrió, Hannah Arendt, volcaba en sus obras miles de palabras, que fueron funcionales para justificar el régimen nazi del cual formó parte.
La doctora Carrió, por otro lado, se comparó con Alberdi y Sarmiento. Qué pedantería; qué falta de respecto a nuestra historia. Alberdi ideó las bases de la Constitución de 1853; Sarmiento dejó una obra enorme como escritor, Ministro, Presidente, Senador, etcétera. Ambos ayudaron a forjar nuestra patria. Que hoy, alguien que no ha realizado nada por la Argentina, se compare con los hombres y mujeres que construyeron la República, es un dislate digno de un mitómano, incapaz de expresar una verdad, aunque vocifere mil palabras.
Carrió, por último, en su frondoso discurso, sostuvo que quienes no votan por el ARI, por ejemplo los jujeños, es porque no son libres. Entre ese pensamiento y abogar por el voto calificado existe un paso.
Sería hora de que Carrió piense un poco más en el país real; que piense en los ciudadanos de carne y hueso que habitamos en él; que los pobres, pese a serlo, saben como votar; que para compararse con los próceres, primero tiene que hacer algo bueno por la Argentina, y que para criticar al Gobierno que está transformando y rescatando a la Argentina del infierno, además de palabras tendría que expresar, al menos, tres ideas.
(*) Subsecretario de Asuntos Parlamentarios de la Jefatura de Gabinete de la Nación