Unión por la Patria nació en medio de un día de furia

Unión por la Patria nació en medio de un día de furia

El parto de UxlP fue difícil. El albertismo amenazó con la justicia. Un comunicado belicoso. Un desenlace enigmático.


El Frente de Todos, que cada vez alineaba a menos soldados, fue sepultado definitivamente en el cierre de la inscripción de las alianzas que competirán el 13 de agosto y el 22 de octubre en las elecciones presidenciales. La nueva coalición se llamará, de ahora en más, Unión por la Patria.

El nombre formaba parte de un desenlace anunciado, era ilógico competir con el mismo frente que llevó al poder a Alberto Fernández el 10 de diciembre de 2019, teniendo en cuenta los numerosos desaciertos en los que incurrió durante su efímero encuentro con el poder.

Las discusiones para diseñar el reglamento al que van a atenerse las alianzas electorales fueron, una vez más, el eje de la controversia. En este caso, más allá de las juntas electorales y otras minucias concurrentes, la discusión de base de los cierres siempre rodea al establecimiento de los porcentajes que deben obtener las minorías para entreverar a sus candidatos en la lista definitiva o a partir de qué puesto obtendrá su ubicación definitiva. No es lo mismo comenzar a colocar sus postulantes a partir del tercer puesto que quedar relegado hasta el décimo o undécimo lugar.

En otros tiempos, el sector que obtenía la minoría el 25 por ciento, ubicaba a sus postulantes a partir del tercer lugar y luego, cada dos precandidatos de la mayoría, se disponía un representante de la minoría. Todo estaba claro.

Pero con el abandono de las leyes esenciales de la política, todo se desmadró. Las candidaturas se compran, se alquilan y se permutan en estos días. La política, en este caos de ambiciones desmedidas, negocios espúreos y falsos profetas, es lo que menos importa.

Integración de listas y política de alta peluquería

El cierre de la inscripción de la coalición Unión por la Patria no fue ajeno a esta novedosa concepción. Los representantes de Daniel Osvaldo Scioli, empujados por la ciega animosidad del presidente de la Nación –que no construye política, pero sí es capaz de dañar a otros, aún a sus benefactores- amenazaron con que si sus demandas no eran escuchadas iban a apelar a la vía judicial, que es desde hace muchos años territorio enemigo para todo lo que tenga que ver con la vicepresidenta de la Nación y con el peronismo en general.

La propuesta que llevaba el sector mayoritario del todavía denominado Frente de Todos era que la minoría debía alcanzar el 40 por ciento para que se reconociera su derecho a ubicar a sus candidatos. Además, se proponía que se les cederían posiciones a partir del décimo lugar En la ríspida negociación intervinieron Máximo Kirchner, en representación del kirchnerismo y Alberto Pérez –tradicional operador de Scioli- y el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández por parte de Alberto Fernández. También fueron de la partida, en algún momento, Juan Manuel Olmos y Victoria Tolosa Paz.

Ante la coacción del albertismo, los operadores de Cristina cedieron y aceptaron bajar el piso al 30 por ciento –cinco puntos más que el piso tradicional-, con la posibilidad para la minoría de intercalar candidatos en el cuarto, noveno, duodécimo y décimoséptimo lugar.

De todos modos, resultó extraña la actitud del presidente, que antes nunca había propiciado una propuesta de primarias abiertas para dirimir candidaturas, en los tiempos en los que la lapicera del Frente para la Victoria le pertenecía, sino todo lo contrario.

Política de “craintif coiffeur” (peluquero temeroso, en criollo), definió un fino y veterano caminante de los mentideros de la política.

Entretelones

Existe un dilema que se dilucidará recién el 13 de agosto, que tiene que ver con los rencores residuales. La Casa Rosada es un vertedero de inquinas no resueltas. Allí, la vicepresidenta es la destinataria de todo tipo de enconos, razonables o no. Desde allí partieron muchas de las operaciones con las que intentaron dañar su imagen en demasiadas ocasiones.

En medio de este mar de injurias, el miércoles siete de junio último, el ministro de Economía, Sergio Massa sostuvo una imprevista reunión con el presidente de la Nación. Allí se discutieron temas relacionados con la gestión de su cartera –que Alberto Fernández afectó negativamente en varias ocasiones- y también con el proyecto de concurrir a las PASO con una lista única, consensuada con todos los sectores en pugna al interior del peronismo y el Frente de Todos.

La discusión subió de tono hasta tal punto que en un momento dado, ante una afirmación de cierto mal gusto del primer mandatario, Massa lo amenazó con que si la repetía iba a abandonar las palabras e iba a apelar al centenario arte del boxeo, para el que el Marqués de Queensberry dictara sus normas definitivas.

Un día de furia

En el mismo tono furioso, en el sitio web del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires se publicó un comunicado en el que se indicó que el sector que encabeza el presidente amagó con apelar al “Partido Judicial”.

En este sentido, en el comunicado se advirtió que a causa de “que quien mayor consenso genera hacia dentro y fuera del Peronismo se encuentra proscripta por decisión del Partido Judicial, y la reciente intervención de la Corte Suprema de Justicia en los procesos electorales de San Juan y Tucumán, hemos decidido aceptar la propuesta hecha por el sector encabezado por Daniel Osvaldo Scioli y Alberto Ángel Fernández”.

Luego, se explicó que “ante la posibilidad de que dicho sector abriera las puertas a la intromisión judicial aprovechándose de la enemistad manifiesta y la animosidad persecutoria para con quienes hoy tenemos la responsabilidad de conducir en el PJPBA, decidimos dar por concluida una discusión que lejos se encuentra de aquello que deseamos discutir y que tiene que ver con el presente y futuro de nuestro pueblo”.

Luego, los peronistas bonaerenses manifestaron –trancazo demoledor para el sector que lidera el presidente- que “ojalá hubieran puesto la misma dedicación y esfuerzo en recuperar el poder adquisitivo de ciudadanos y ciudadanas, en la administración de las reservas del Banco Central de la República Argentina, o en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que quedó muy lejos de las bondades que el presidente anunciara una mañana de enero del 2022”.

Abundando en la crítica hacia el primer mandatario, el parte se lamentaba porque “parece mentira que el sector que encabeza el presidente Alberto Ángel Fernández se queje del trato que se brinda a la minoría que representa. Siendo que en 2019 era minoría de minorías y fue propuesto como candidato a presidente por Cristina Fernández de Kirchner”.

Finalmente, el cierre de la misiva fue a toda orquesta. La comunicación explicaba que “cabe destacar que ambas propuestas garantizaban el ingreso de dos diputados nacionales según los resultados de las últimas cinco elecciones en dicho cargo electivo. Eso era lo que estaba en discusión. La única diferencia entre ambas era sobre la ubicación. Problema de cartel, abundancia de vanidades”.

Lo que sigue tras el nacimiento de Unión por la Patria

Este miércoles, al cierre de esta edición, se anunciaba que la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner asistirá el jueves a las 18:00 a la inauguración de la nueva ampliación del Hospital Regional de Río Gallegos, acompañando a la gobernadora Alicia Kirchner. Allí hablará, aunque no se deberían esperar de su parte definiciones contundentes. De todos modos, quizás brinde pistas acerca de la construcción que vendrá en el futuro inmediato.

Pero el primero que utilizará el nuevo logotipo de Unión por la Patria será el ministro del Interior, Eduardo Uado de Pedro. Invitado por el titular del partido Nuevo Encuentro, Martín Sabatella, De Pedro hablará este jueves a las 15:00 ante unas tres mil personas en el estadio de Deportivo Morón.

Un epílogo que es un principio

El día terminó, pero quedaron en suspenso algunas preguntas de difícil respuesta en el corto plazo.

La primera. ¿Cicatrizarán las heridas después de una batalla tan dura como la que se desató ayer, 14 de junio?

Otra. ¿Votarán a la fórmula ganadora los que votaron a los derrotados en la primaria? ¿Son tan grandes las diferencias? ¿Existen puntos de contacto entre las propuestas de Scioli y las de quien represente al kirchnerismo?

La última. Una de las frases más sensatas de las muchas que brindó el General Juan Domingo Perón fue: “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”. Veintitrés años después el apotegma sigue teniendo tanta vigencia como cuando fue pronunciado. Lástima que por la vía negativa.

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