Hacia la reconciliación

Hacia la reconciliación

Por Laura Di Marco

Consciente de que está dando pelea en un territorio hostil, Jorge Taiana ensaya un discurso moderado y hasta se permite la autocrítica. “Queremos escuchar, persuadir y sumar voluntades”, afirma.


“Queremos sumar a esos porteños que piensan como nosotros pero que no nos votan”, asegura el excanciller Jorge Taiana en la contratapa de Noticias Urbanas, vestido de candidato porteño y ensayando un viraje en un estilo –el confrontativo estilo K– que tanto rechazo generó en las urnas de las PASO, en uno de los territorios tradicionalmente más hostiles para el Gobierno nacional.

Hombre de los 70, de larga historia dentro del peronismo (su padre fue ministro del tercer gobierno de Perón y, también, su médico personal), Taiana fue elegido por Cristina Kirchner para incrementar las chances del kirchnerismo en Capital. Tal vez el derrotero del excanciller, que integró el Grupo Calafate, embrión de lo que años más tarde conoceríamos como kirchnerismo, es una prueba viviente del viraje de la Presidenta en plena campaña.

En 2010, Taiana había renunciado como ministro de Relaciones Exteriores aduciendo “falta de apoyo” del Gobierno nacional a su política exterior. Cristina, por su parte, lo acusó de “desleal”, midiéndolo con la supuesta “lealtad” de Amado Boudou. El canciller presentó entonces su dimisión de manera indeclinable. Pero pasó el tiempo y Boudou cayó en desgracia, también indeclinablemente, al menos hasta ahora. La Presidenta perdió las primarias y la estrategia del kirchnerismo cambió, incluyendo el discurso sobre seguridad, un tema de alta sensibilidad para los porteños.

Ese cambio estratégico parece incluir a Taiana, un político de estilo moderado con discurso progresista.

–Usted argumenta que es necesario reconquistar al porteño con…

–Reconquistar no, porque esa palabra tiene una connotación bélica.

–¿Y cuál sería la palabra, entonces?

–La palabra es reconciliar. Reconciliar sí, porque hay un sector amplio de porteños que son solidarios y piensan como nosotros pero que, sin embargo, no nos votan. El 20 por ciento de la sociedad porteña que votó a Filmus y a Cabandié lo demuestra. Es necesario poder comunicar, también, que la administración actual invierte poco y que, de acuerdo al presupuesto que tiene Buenos Aires, la calidad de servicios que ofrece es muy mala, empezando por el transporte. Si uno pensara qué cosas hacen falta para mejorar la calidad de vida en González Catán, es obvio que la implementación de agua corriente haría la diferencia. Aquí, en cambio, el incremento en la calidad de vida pasa por otros lados, empezando por dejar de pensar la Ciudad en términos insulares, como si fuera una isla. Si queremos resolver el problema de la basura, por ejemplo, la administración actual debería llevar adelante una política conjunta con el Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Otro tema importante es la voluntad de acortar la brecha entre el sur pobre y el norte rico, una inequidad que se mantuvo intacta y que no le hace bien ni siquiera a la parte rica. Macri no ha hecho nada por atenuar esas diferencias. Fíjese que, si bien estamos en un mundo cada vez más desigual, América latina es la única región en la que el Índice de Gini (NdR: Coeficiente que mide la distancia entre pobres y ricos) revela que hemos acortado esa brecha, a diferencia del mundo desarrollado. Por otro lado, no se está pensando en una ciudad de aquí a 20 años.

–Tampoco se lo está haciendo a nivel nacional, en eso hay coincidencia.

–Pero a mí me toca hablar de lo local. Y a nivel local, no hay pensamiento estratégico.

–Volviendo a lo que iba a preguntarle al comienzo, si la idea es reconciliar a los porteños con el kirchnerismo conectándolos con los logros del proyecto nacional, ¿cómo llevará adelante esta estrategia teniendo en cuenta los resultados de las últimas elecciones a nivel nacional?

–No hay que perder de vista que se trata de elecciones de medio término, donde la gente vota de un modo diferente. El porteño tiene un voto singular y diferencial, siempre ha sido así. Fíjese que, en 1973, en pleno furor del peronismo por el regreso de Perón, en Capital ganó un ignoto abogado cordobés, Fernando de la Rúa. Entonces, hay que mirarlo con perspectiva histórica. Como también es cierto que fue la misma ciudad que, en 1904, eligió al primer legislador socialista de América latina, Alfredo Palacios, impulsado por un grupo de inmigrantes italianos más otro de mitristas desencantados. Eso habla de su pluralidad y diversidad ideológica.

Jorge Enrique Taiana, en la década del 70, fue funcionario del Ministerio de Educación al lado de su padre, Jorge Alberto Taiana. Y él mismo fue un preso de la dictadura, igual que su padre. Fue encarcelado en 1975 y estuvo siete años en el penal de Rawson. Es licenciado en Sociología y tiene una Maestría en Ciencias Sociales. De 63 años, es amante de los habanos Churchill, el buen jazz y la carne argentina (se autodefine como carnívoro empedernido). Al inicio del kirchnerismo integró el denominado Grupo Michelángelo, conformado por un grupo de militantes setentistas que fundó junto a otros compañeros de la JP de su época, como Carlos Kunkel y Rodolfo Ojea Quintana.

–¿Cuál diría que es el principal problema del kirchnerismo con los porteños?

–Hablamos demasiado del pasado, y es lógico porque estamos orgullosos de lo que hemos hecho, pero es necesario incorporar el discurso sobre el futuro. Contarles a los porteños qué vamos a hacer, además de lo que ya hicimos. El porteño es un votante diferente, al que le parece natural y lógico lo que hicimos. Si tiene servicios subsidiados, como la electricidad o el gas, y por eso puede tener una mejor calidad de vida a un precio razonable, no es algo que sienta que debe agradecer. Entonces, tenemos que ir por más. Hay que plantear una campaña que escuche, sume y persuada. La política es poder persuadir y sumar voluntades.

–¿Y no cree que las denuncias de corrupción restan en la Ciudad? Sin ir más lejos, esta semana se hizo público el regalo de Ricardo Echegaray a su hija para los 18: un Audi A1, de más de 250 mil pesos. Estamos ante funcionarios millonarios que hablan de revolución nacional.

–Mucho se habla de la corrupción a nivel nacional y poco de la local, donde hay claros sobreprecios en obra pública que no se investigan. La prensa no habla de eso. Además, hay una ley de ética pública que, sinceramente, no sé en qué estado estará en el Congreso. Y volviendo a su pregunta, la verdad es que no sé en qué medida influyen esas denuncias en el voto. Si nos guiamos por lo que los votantes dicen, en las encuestas vemos que lo que influye es la situación económica.

–¿Le sorprendió que Elisa Carrió admitiera, en consonancia con Cristina, que hay sectores interesados en sacarla del Gobierno?

–Me sorprendió, sí. Bueno, Carrió siempre hace esas declaraciones un poco altisonantes. Pero más allá de que haya o no haya sectores con esas intenciones, la mayoría de los argentinos –y la mayoría de los porteños– apoya esta democracia que ha madurado. Descuento que, actualmente, esos sectores no tienen margen de acción.

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