Podría reducirse casi a la mitad de las muertes por hepatitis C

Podría reducirse casi a la mitad de las muertes por hepatitis C

A pesar de que se espera que la cantidad de infectados se reduzca para el 2030, también se prevén más muertes a causa de la falta de diagnóstico temprano. La importancia de visitar al médico a tiempo.


Prevenir para curar. Y diagnosticarse para prevenir. Por muy simple que parece esta lógica, a la hora de llevarlo a la práctica, todo parece ser más complicado. Pero esto es, precisamente, lo que condena a tantos argentinos a morir en manos de esta enfermedad.

Según un investigación médica publicada en el World Journal of Hepatology de la que participó el doctor Marcelo Silva, jefe de Hepatología y Trasplante Hepático del Hospital Universitario Austral e investigador de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral que buscaba responder porqué la hepatitis C se cobra cada vez más fuertes, éste concluyó que se debe a que la mayoría de los infectados desconocen que son portadores de esta enfermedad y, por ende, muy pocos son tratados.

Por esta razón, el estudio arroja que la cantidad de fallecimientos por hepatitis C seguirán en aumento en la Argentina hasta 2030.

La hepatitis C es una enfermedad infecciosa y crónica que afecta al hígado, y que con una prevalencia estimada de 170 millones de personas infectadas, persiste como problema para la salud mundial. Cada año se diagnostican entre 3 y 4 millones nuevas infecciones por VHC, el virus que ocasiona la hepatitis C.

Con respecto a las conclusiones del trabajo, el doctor Silva señala que “la mortalidad seguiría creciendo a pesar de la caída en la incidencia y prevalencia porque se trata de una enfermedad con una historia natural muy prolongada, de 20-30 años aproximadamente. Por lo tanto, a pesar de que va a haber una caída de casos nuevos, los viejos van a seguir progresando silenciosamente hasta llegar a la cirrosis y el cáncer, llegando a la necesidad del trasplante y/o a la muerte”.

Silva resalta además que “la tasa de diagnóstico en la Argentina es muy baja y más baja aún la tasa de tratamiento y cura”. Por lo tanto, “de nada sirve desarrollar tecnologías terapéuticas con altísimo porcentaje de cura, si las mismas no llegan a la base de la población infectada, que en nuestro país se estima es de alrededor de 400.000 individuos”.

El experto concluye que “si queremos bajar la mortalidad debemos instalar políticas públicas que promuevan el diagnóstico y tratamiento agresivo de la HCV”.

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A tener en cuenta

Como se mencionó, para el año 2030 se proyecta una prevalencia de 241.000 casos, lo que significaría un descenso del 30% desde 2014.

No obstante, los investigadores explicaron que si se lograra aumentar notablemente el número de pacientes diagnosticados y tratados, se podría reducir en un 45% el total de pacientes con VHC para ese año, es decir, habría 107.000 infectados menos. Se esperaría además una reducción del 60% en los casos de HCC, con 1.000 nuevos casos de HCC diagnosticados para 2030. Del mismo modo, en este escenario de mayor diagnóstico y tratamiento, el número de muertes relacionadas a enfermedades hepáticas también disminuiría por 1.260, lo que significa una reducción del 55% en comparación con el caso base. Los nuevos casos de cirrosis disminuirían en un 55% (descompensados) y en un 60% (compensados) para 2030 (3.390 y 29.210 casos, respectivamente).

Sucede que los pacientes con hepatitis C suelen desarrollar cirrosis, que sucede cuando las células del hígado se mueren, surge una fibrosis y se ve afectada la función y estructura del hígado. También en 2030 habrá 2.500 nuevos casos de carcinoma hepatocelular (HCC) – cáncer del hígado, muchas veces causado por la hepatitis C -, mientras que 7.830 pacientes desarrollarán una cirrosis descompensada – una etapa más avanzada de la cirrosis. Por todo esto, acudir al médico y realizar chequeos de salud previene enfermedades mortales, que pueden no serlo si se los trata a tiempo.

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