Milei: el outsider que trabaja poco en el Congreso

Milei: el outsider que trabaja poco en el Congreso

El diputado nacional se ausentó a casi la mitad de las votaciones y no presentó proyectos propios. ¿Qué se esconde detrás del personaje?


En los últimos meses, la palabra “Milei” no para de escucharse en todos los medios de comunicación, en los debates políticos y en los discursos de los dirigentes.

El diputado nacional Javier Milei se transformó en la instalación de un outsider que llegó a la política, con un mensaje “anticasta” y “antisistema”, vaya contradicción.

A su vez, representa un fenómeno que se replica en otros países debido a la crisis de representación política que trajo aparejada una demanda social que no logra ser satisfecha por la vieja política.

Hoy, la realidad muestra la gran velocidad con la que está transformándose la sociedad y, a su vez, marca la necesidad urgente de un cambio rotundo, de raíz, pero sin un horizonte previsible. Lo importante sería llegar a otro rumbo, aunque no importa preguntarse cuál.

Allí es dónde puede observarse el margen que da lugar a figuras como la del libertario, irrumpiendo en la vida política y poniendo en jaque a todo el sistema político tradicional.

Asimismo, surgen muchos interrogantes alrededor de su persona, como: ¿Puede gobernar un político sin consensos y con los canales de comunicación anulados?, ¿hay lugar en el sistema democrático para una figura como la de Milei?, ¿cuántos votos podría recoger?, ¿en qué se basa su electorado para elegirlo?, ¿qué vínculo podría construir con un Congreso de la Nación donde estará en minoría?…

Se sabe que, en la vida política, las recetas no son mágicas y que los mismos políticos de carrera, con años en la gestión pública, no terminan de encontrar respuestas. Pero, ¿qué implicaría que un outsider por fin lo lograra, o no?

En tanto, el mensaje que intenta dar Milei se basa en que la “casta política” no sólo no le resuelve los problemas a la gente, sino que tampoco trabaja.

Pero viendo las estadísticas del desempeño legislativo del diputado nacional podría decirse que se encuentra en la misma sintonía que el resto de sus pares, o de una gran mayoría, que no legisla de la forma que desearía el electorado que vota para sentirse representado.

Desde que asumió su banca en la Cámara de Diputados el 10 de diciembre del 2021, el precandidato a presidente se ausentó a 50 votaciones de un total de 103, casi la mitad.

Si bien hubo debate legislativo en muchos temas que implicaban beneficios para la sociedad o que eran sensibles, el economista no estuvo presente en una importante mayoría y tampoco dio discursos en el recinto pronunciando su postura en temas importantes.

Su participación a la hora de exponer en el recinto ha sido baja a casi nula, ya que solo utiliza su tiempo para expresar su descontento con la “casta política”, sin profundizar en los proyectos que se tratan.

El diputado nacional habló pocas veces. En esas contadas ocasiones sus discursos fueron breves y tiene la costumbre de retirarse del recinto luego de realizar su alocución. Algunas veces regresa a votar y en otras no.

Un hombre de pocas palabras en la Cámara de Diputados, pero no así en los medios de comunicación, un terreno en el cual pareciera sentirse más cómodo.

Además, en 36 ocasiones votó en contra y en 17 a favor, lo que representa que, en un solo 16% estuvo de acuerdo con lo cientos de proyectos que se aprobaron en el último año y medio de su mandato.

Por otro lado, Milei no participó en ninguna de las 46 comisiones permanentes que tiene la Cámara baja, ni se interesó por los temas económicos que se debatieron, área que maneja por ser estudioso de la materia.

Al mismo tiempo, el legislador es conocido en el Congreso por tener un diálogo casi nulo, no solo con sus colegas, sino también con los periodistas que cubrimos la actividad parlamentaria.

Es casi imposible cruzar palabra con él y, menos aún, que se pare en los pasillos o en el Salón de los Pasos Perdidos para brindar algún tipo de declaración, aunque – es necesario aclarar que – no es el único que lo hace.

Respecto a los proyectos de ley, el libertario no presentó ninguno de su autoría, solo acompañó algunos, tanto de su compañera de bancada, Victoria Villarruel, como de Juntos por el Cambio.

Como puede observarse, su labor legislativa es muy baja y se ha transformado en lo que tanto cuestiona de la dirigencia política.

Si habría que describirlo a Milei, representaría en la Cámara de Diputados un lobo solitario, aislado del mundo, con poco diálogo con sus pares y la prensa acreditada, con bajo desempeño legislativo y con una mirada de agobio durante las sesiones, que no termina de encajar en un sistema del que forma parte, pero que, a su vez, critica con dureza.

El precandidato se ha impuesto un desafío que, también, lo interpela a él y es terminar con la “casta política”. Aunque ese objetivo será casi imposible porque no solo la necesitaría para lograr la gobernabilidad, en el caso de que se transformara en Jefe de Estado, sino que ya forma parte de eso mismo que quiere hacer desaparecer.

Dilema si los hay, eliminar algo que lo identifica y que le dio vida a su figura, que no fue, ni más ni menos, que la política.

Milei apareció en la escena como un ancla en el medio de un océano y sin salvavidas, con sus luces y sombras.

Ya sabremos si llegó para quedarse por largo tiempo o el “sueño americano” se transformará en un suspiro en un abrir y cerrar de ojos.

La política siempre resulta incierta.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...