Juan José Sebreli: “Me alegré al ver la foto de Lilita y Macri”

Juan José Sebreli: “Me alegré al ver la foto de Lilita y Macri”

Por Laura Di Marco

Habla del caso Nisman e hipotetiza sobre el asesinato perpetrado por un sector de los servicios de Inteligencia. Aunque no culpa al Gobierno, dice que “el peronismo tuvo crímenes políticos".


“El peronismo tuvo cientos de crímenes políticos como el de Nisman. Pero es tabú hablar de eso”, apunta Juan José Sebreli (85), historiador, sociólogo, escritor y crítico literario, durante una entrevista en la que reflexionó sobre la actualidad y las consecuencias de la muerte del fiscal Alberto Nisman.

Abroquelado en su estudio, Sebreli, que en su juventud fue columnista de las reconocidas revistas culturales argentinas Sur (de Victoria Ocampo) y Contorno (de David Viñas), es actualmente colaborador habitual de los diarios La Nación, Perfil y la revista Ñ.

Durante la última dictadura militar argentina, a modo de resistencia, formó grupos de estudio y generó el espacio de conocimiento “la universidad de las sombras”. Formó parte del primer grupo de existencialistas en la Argentina junto con el filósofo Carlos Correas y el psicoanalista Oscar Masotta.

Es fundador del Frente de Liberación Homosexual, junto con el novelista Manuel Puig. En 1973, en pleno apogeo del peronismo, el FLH adhirió a la candidatura presidencial del trotskista Nahuel Moreno. En la actualidad, es un intelectual crítico del kirchnerismo.

–Una hipótesis sobre el caso Nisman y su posible efecto en la sociedad argentina y en el Gobierno.

–Sobre el caso Nisman tengo cuatro hipótesis. La primera es que nunca se va a saber qué pasó, del mismo modo que con la AMIA, y este caso, el de Nisman, es consecuencia de aquel. Segundo: no lo hicieron los kirchneristas porque no les hubiera salido el tiro. O hubieran dejado las huellas por todas partes. Tampoco fueron los fundamentalistas islámicos porque, en ese caso, la foto del asesinato habría salido en todos los diarios del mundo. El mal que ellos hacen es el bien.

–¿Entonces fueron los servicios, cree usted?

–Sí, esa es mi hipótesis. Los servicios, que es decir nada porque son redes complicadísimas, así es la Inteligencia argentina. Y no sabemos cuál de todas las fracciones. Este crimen político no solo perjudica a los sectores democráticos sino también al Gobierno, al que le va a resultar difícil reponerse.

–Bueno, la otra hipótesis es el suicidio. O un suicidio inducido.

–La del suicidio no me la creo. Todos los estudios coinciden en que no tenía perfil de suicida y, además, tampoco cuaja la oportunidad. Estaba con una investigación que lo entusiasmaba mucho, en la que había trabajado dos años. ¿Que había cosas que faltaban o no le cerraban? ¡Pero un abogado no se mata por eso! En cuanto al suicidio inducido, hay muy pocos en la historia. El típico es el de los guerrilleros que tomaban la pastilla de cianuro para no ser apresados. O el de Yabrán… pero no pareciera ser este el caso.

–¿Cómo evalúa la actitud del Gobierno frente a este caso?

–El Gobierno es Cristina. Y la veo muy mal. Un día dice una cosa sobre el caso Nisman, y al siguiente, la contraria.

–¿Qué puede pasar en estos diez meses que faltan para terminar este Gobierno?

–De todo. Diez meses que pueden ser como diez años. Me da horror lo que va a pasar en estos diez meses. Porque de lo que no hay duda es que este fue un crimen político. Y seguro me van a decir que el peronismo nunca cometió crímenes politicos, pero eso no es cierto. La Triple A se hizo durante el gobierno de Perón, y entre el 73 y el 76 hubo cientos. Y nadie puede creer que Perón estaba al margen porque López Rega era prácticamente su mucamo. Por supuesto que él no dejó sus huellas en ninguno de esos asesinatos porque era muy prolijo. Esto no se dice nunca: es tabú hablar de los muertos durante el gobierno de Perón y de Isabel. Pero han existido.

–¿Por qué cree entonces que la mayoría quiere un cambio pero con continuidad? Me refiero a que muchos rescatan logros económicos del Gobierno.

–Ese es el peligro. Yo creo que la economía populista ha destrozado el país. De hecho, la inflación, que genera desigualdad y más miseria, es un invento del populismo. La primera inflación la tuvimos en 1950, en plena fiesta peronista. Pero después a la fiesta hay que pagarla, y ahí es donde empiezan los problemas. A mí me gustaría un cambio radicalizado, por eso mi único momento alegre, desde la muerte de Nisman, fue la foto de Lilita y Macri.

–Después de la era K, ¿qué significa la palabra centroizquierda?

–La izquierda es un término que hay que volver a escribir; hay que resemantizarlo. El populismo puede tomar el poder en España, con Podemos; es una copia del chavismo y del kirchnerismo: de hecho, [Ricardo] Forster es asesor intelectual de Podemos. España tenía un sistema de partidos consolidados: un socialismo y el conservadurismo, pero la crisis económica, que es una crisis mundial, lo ha deteriorado. Alemania no está en la misma situación: tiene una política muy odiada por el populismo.

–Hablando de los intelectuales K, ¿qué piensa de la última Carta Abierta, donde hay una crítica velada a Santiago Kovadloff, cuando hablan del “llanto narcisista”?

–Bueno, pocos saben tal vez que Kovadloff fue el gurú, el maestro de Forster. Y que luego han tomado caminos totalmente diferentes. Kovadloff tiene hoy una posición similar a la mía.

–Ya que está haciendo un libro sobre Dios, ¿cómo evalúa la figura de Francisco?

–Mi libro (NdR: saldrá este año) tiene dos capítulos sobre el papa Francisco. Uno es una biografía intelectual. El segundo es sobre Guardia de Hierro. Y bueno, ahí se ve claramente cómo la guerrilla, el montonerismo y el peronismo de izquierda surgen, todos, en la Iglesia, sobre todo entre los jesuitas. Los sacerdotes Carbone y Mugica fueron los primeros guías espirituales que tuvieron los muy jóvenes montoneros. Bergoglio, en cambio, era un hombre muy cauteloso que pensaba fundamentalmente en su carrera. Entonces, en aquellos años, se mantuvo distante. Guardia no comulgaba con el terrorismo de Estado pero tampoco estaba con la guerrilla.

–Ernesto Laclau, el gurú máximo del populismo, asegura que la gran batalla política de este siglo ya no es entre izquierdas y derechas sino entre populismo e institucionalismo, ¿cómo lo ve?

–Estoy totalmente de acuerdo. Es por eso que me alegré tanto con la foto de Lilita con Macri.

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