“Las falsas denuncias atentan contra las víctimas de la violencia de género”

“Las falsas denuncias atentan contra las víctimas de la violencia de género”

Dialogamos con la ingeniera y representante del OFD, Andrea Guacci.


La representante del Observatorio de Falsas Denuncias (OFD), Andrea Guacci conversó con Noticias Urbanas (NU). Fundadora además del Frente de Mujeres Contra las Falsas Denuncias de Violencia de Género, explicó que el mayor valor del Observatorio es la visibilización de un tema que suele estar oculto y, sin embargo, afecta a muchas víctimas, incluyendo a las de violencia de género.

¿Cuál fue el disparador que llevó a la creación del Observatorio de Falsas Denuncias?

El Observatorio de Falsas Denuncias (OFD) fue fundado por dos abogados. Uno de ellos es Eduardo Cáceres, víctima de falsas denuncias de violencia de género. Como consecuencia, él perdió su banca en la Cámara de Diputados. Actualmente, está sobreseído. Si no viviste esta situación de forma directa o cercana, es difícil que tengas idea de su existencia y del daño que provoca. La experiencia de Eduardo lo llevó a contar su historia en los medios. Esto permitió que muchos afectados lo contacten. Hoy, el OFD está compuesto por los abogados Ruben y Patricia Anzoategui, Romina Sánchez, Elias Bustos que es responsable del desarrollo de la web y yo.

¿Qué ofrece el Observatorio?

En el ámbito estatal no existe un organismo que dé a conocer estadísticas que muestren este flagelo social, de las causas archivadas o de aquellas en las que no hubo pruebas para condenar y sólo se basan en relatos. El Observatorio reúne esto. Recabamos la información exclusivamente de aquellas personas que cargan sus datos en la página del OFD. Hasta el 2022, era un tema que se mantenía oculto por miedo al escrache, al temor de ser excluidos y cancelados. Y cuando se lanzó la plataforma se empezó a hablar de manera más asidua en medios. En ese sentido, cumplimos nuestro objetivo de exponer la igualdad ante la ley y bregar por la justicia igualitaria sin ideologías, ni perspectivas diferentes a las de una justicia justa.

¿De qué forma el Observatorio reduce el daño generado por las falsas denuncias?

No se redujo el daño. Lo que se propició fue el debate de su existencia y los inconmensurables perjuicios que genera, no solo contra el denunciado, sino a todo su círculo social y familiar. El último informe que publicó el OFD marcó que el 80% de los casos cargados tienen contundentes indicios de falsas denuncias de violencia de género.

Según sus estudios, ¿este tipo de denuncias solo afecta a los hombres?

El índice más importante afecta a los hombres, pero tenemos que decir que cada vez son más las mujeres que son víctimas de falsas denuncias. Los nuevos y diversos tipos de familia explican este fenómeno. De todas maneras, existen muchos hombres que denuncian a sus parejas mujeres. La principal razón de por qué lo hacen es debido a que la condena a este delito es inocua y denuncian a las madres de sus hijos para separarlos y dañarlas. Lo que ninguno hace es pensar en los daños a los niños en este delito, que siempre están involucrados directa e indirectamente.

¿Cuáles son las principales consecuencias que sufren las personas denunciadas falsamente?

En una investigación que llevé adelante, en la que me entrevisté con diferentes víctimas de falsas denuncias de violencia de género, pude encontrar que los daños son diversos. Se sienten rechazados y excluidos porque sufren de condena social. Y, sin que ni siquiera intervenga la justicia. Son víctimas del escrache y del acoso selectivo. Y si son personas conocidas en el ámbito público, el daño es aún más grave. Otra de las graves consecuencias que sufren es la obstrucción del vínculo inmediato con los hijos ante una denuncia que es tratada sin ningún tipo de investigación previa, ni psicológica. Por otro lado, el daño económico es realmente serio y trascendental, ya la mayoría de los denunciados son el sostén de familia. Pero lo más grave es el terreno psicólogo.

¿A qué se refiere?

Sufren principalmente de depresión, que en algunos casos, hasta los lleva al suicidio. Debemos entender que no es una denuncia fácil en lo que refiere al ámbito psicológico porque están dañando directamente su honor y buen nombre. Por otro lado, al estar latente la posibilidad de ir presas, las personas muchas veces no pueden asimilar la situación carcelaria. En los hombres, este daño puede resultar irreversible. Los hace cambiar. Hay un antes y un después en su personalidad y relación social ante una falsa denuncia.

¿Y las mujeres?

Cómo mujer de 46 años, reconozco la existencia de la violencia de género porque la he sufrido en muchos ámbitos. Y lo que detecté durante este tiempo es que las falsas denuncias atentan directamente contra la protección de las verdaderas víctimas. Hay todo un aparato judicial estatal abocado a la protección de las víctimas. El problema es que se les da el mismo trato a las que presentan pruebas contundentes como a aquellas que sólo denuncian a base de un relato, sin pruebas ni testigos. Esto significa que el tiempo que debería ser destinado a una mujer que, por ejemplo, se presenta con un celular, mostrando que está siendo amenazada y con daños físicos visibles, termina siendo ocupando por mujeres que no cargan con ningún tipo de prueba. Con esto no quiero decir que la que está denunciando sin pruebas no sea víctima, porque puede serlo, pero la inmediata investigación por parte de la fiscalía debe ser contundente y eficaz. Hoy, esos procesos de investigación no existen. En la mayoría de los casos, se procede a aplicar directamente protocolos e incluso a privar de su libertad a los denunciados, sin profundizar en la investigación. Ya existen jueces que en audiencias reclaman a los fiscales la ausencia total de investigación.

¿Por qué cree que sucede esto?

Hay una visión de género incorrecta. Se banaliza la violencia, existe una injusticia inversa e incluso hasta lo siento como una justicia totalmente deshumanizada, principalmente cuando hay menores involucrados. Hace poco, el diario Clarín publicó un informe que hizo la Facultad de Psicología de la UBA, que se llevó adelante con encuestas y detectó que el 60% de los encuestados estaban en contra de las políticas de género. Las políticas de género han llevado a que las falsas denuncias estén totalmente instaladas como delito en nuestra sociedad y atraviesa a los ciudadanos sin importar género, religión, situación económica, laboral y profesional, ni edad.

Al momento de su creación, ¿se encontraron con trabas desde el punto de vista social y de género?

Existen movimientos y colectivos feministas radicales que por supuesto estuvieron y siguen estando en contra de nuestra labor. En lo personal, cuando hablo de este delito, prefiero hacerlo desde lo objetivo, coherente y consciente. Evito la confrontación porque entiendo que quien apoya un delito o niega la existencia de la mentira para dañar o romper vidas, aunque yo pueda brindar los argumentos más claros y contundentes, nunca los va a aceptar. Lo que más me sorprende son los mensajes que recibo de verdaderas víctimas de violencia, contándome cómo se sienten desprotegidas por el importante número de falsas denuncias que existen.

¿Considera que hay conciencia sobre las falsas denuncias?

Entiendo que tuvimos que vivir una época oscura de desigualdades para que unidos empecemos a mostrar socialmente que nadie está exento de vivir una falsa denuncia. Y eso está cada vez más, está instalado en la sociedad. Pero, para reducir el caudal de falsas denuncias, tenemos que tipificar el delito y que tenga una pena dentro del Código Penal.

¿Qué tipo de denuncias falsas son las que más se reportan?

Cuando empezamos a abrir y difundir esta problemática, nos encontramos con miles y miles de personas que se ponían para contar su caso. A lo largo de nuestra investigación, descubrí que existen al menos diez tipos de falsas denuncias. El daño, la venganza y el despecho están en la base de la pirámide. Después, existe la obstrucción de los vínculos, para separar a los hijos de alguno de los progenitores. Tercero, para quitar puestos laborales. Cuarto, denuncias extorsivas para conseguir más dinero. Y lamentablemente, en una sociedad que está viviendo problemas económicos profundos, otro de los motivos es el de poder acceder a un cobro social.

¿Cuál suele ser el camino judicial que sigue una denuncia falsa?

La mujer y sólo la mujer puede denunciar en la Comisaría de la Mujer a un hombre y sólo a un hombre. A partir de ahí, pasa a la fiscalía. La fiscalía, en un 90% de los casos, continúa con el proceso. El resto se archiva.

¿Cuántas prevalecen?

No todas. De hecho, cada día recibo cada vez más de absoluciones y sobreseimientos. Hay algo contundente detrás de las falsas denuncias y es la ausencia total de pruebas y testigos. Y la revictimización como argumento, hace que no se sometan a pericias para demostrar la veracidad de sus dichos. Existen casos que llegaron a estar hasta tres años presos. Y esto es un problema. Las condenas erróneas dificultan liberarlo. ¿Quién quiere hacerse responsable de haber metido preso a un inocente por 3 años? Una de las organizaciones que se involucra en esto es Innocence Project (Proyecto Inocencia, en español). Ellos accionan judicialmente ante la Corte Interamericana y logran demostrar que la Justicia condenó erróneamente.

¿Con qué organizaciones trabaja el Observatorio?

Somos parte de las jornadas a las que nos invitan y difunden nuestros estudios. Pero el OFD depende exclusivamente de los ciudadanos que cargan su información en nuestra base de datos.

Finalmente, ¿en qué proyectos están trabajando en este momento?

Además de este compromiso que llevamos adelante para publicar cuatrimestralmente o semestralmente el informe estadístico de casos a nivel nacional, estamos colaborando con otras organizaciones internacionales, para que puedan tener su propio OFD. Debemos entender que las falsas denuncias están siendo una problemática social a nivel mundial. El Día Internacional Contra las Falsas Denuncias, que se celebra todos los 9 de septiembre, nace en Londres y a partir de ahí la visibilización y difusión se expandió alrededor del mundo, como Estados Unidos, México, España, los países más afectados, pero incluso llegó a países como Australia, Suecia. La mejor forma de poder entender una problemática social es que todos los que formamos parte de la sociedad, nos unamos.

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