La interna K pospuso su estallido y torpedeó el Presupuesto de Vidal

La interna K pospuso su estallido y torpedeó el Presupuesto de Vidal

Ottavis contuvo a la tropa del FpV y evitó la fractura, haciendo caer la sesión para aprobar el paquete de leyes, al no conseguir Cambiemos los dos tercios que requiere el endeudamiento.


Todas las miradas del submundo político bonaerense estaban puestas en el 29-D, cuando se suponía que la gobernadora María Eugenia Vidal iba a conseguir su primer gran logro legislativo, en una Cámara de Diputados y un Senado que tiene adverso. No fue así.

El jefe del bloque del Frente para la Victoria en Diputados, José Ottavis, consiguió lo que nadie creía: mantener cohesionados a sus diputados y evitarle el triunfo, o al menos forzar a que le salga más caro, a Vidal. La clave es que el Presupuesto (para el cual el Ejecutivo provincial tiene los votos gracias al apoyo de los massistas) perdería sentido si no logra aprobarse el endeudamiento, que requiere el visto bueno de dos tercios de ambas Cámaras.

Pero en el kirchnerismo la posición tomada ante el paquete de leyes trajo fricciones. Un operador de Ottavis admitió que “por la tarde se corrió la versión” de ruptura pero las desmintió tajantemente. “Dentro de la reunión de bloque cuando las leyeron se cagaron de risa (sic)”, enfatizaron desde el kirchnerismo, y acotan que “no existe hasta hoy ninguna posibilidad” de que se dividan como en el Senado.

La razón se puede encontrar en que, además de ser 36 (casi el doble que en el Senado), no hay una conducción tan firme por afuera que fracture. Es decir, en el Senado, Fernando Espinoza, Florencio Randazzo y Julián Domínguez influyen mucho más que en la amalgama que es Diputados.

Allí, entre el variopinto de loa 36 escaños se encuentran dirigentes del Movimiento Evita, de La Cámpora, del PJ tradicional, de MILES y hasta gremialistas. El tener en frente una asociación estratégica entre Vidal y Massa (que les otorgó la presidencia del a Cámara a los renovadores con Jorge Sarghini) no deja de ser un factor de cohesión.

Con el Ejecutivo, quienes hablaron desde el kirchnerismo fueron Ottavis y el legislador Walter Abarca, ex secretario privado de Néstor Kirchner y camporista de la Séptima Sección. Increíble pero real, en La Plata, en el mismo edificio de la Legislatura, se traza por ahora un abismo entre el peronismo tradicional, abroquelado en el Senado, y la bancada del FpV en Diputados, dominada por el cristinismo duro. Habrá que ver si el obstruccionismo no termina redituándole más a la gobernadora y fortaleciéndola ante la sociedad, como pasaba con Scioli cuando Cristina lo castigaba.

Ese abismo abierto, en tanto, es surcado con ahínco por el ex intendente de La Matanza y titular del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, quien se reunió con un grupo de intendentes peronistas del Conurbano como parte de encuentros para sumar voluntades con el objetivo de renovar el partido. Renovar, para él, es en realidad excluir al cristinismo: no convocó a ninguno de los jefes comunales identificados con el kirchnerismo duro.

Con el aval del ex gobernador, quien se quiere mostrar ecuánime entre las partes, Espinoza orada la herida al interior del FpV y comienza a hacer lobby a favor de la candidatura sciolista para la senaduría por la Provincia.

En el restauran “El Mangrullo”, como no puede ser de otra manera, Gustavo Menéndez (Merlo), Alejandro Granados (Ezeiza), Ariel Sujarchuk (Escobar) y Verónica Magario (La Matanza) se congregaron y volvieron a exhibir su intención de que el desgarro llegue de una vez al peronismo con la meta puesta en aislar y licuar el liderazgo de Cristina Kirchner. Una meta anhelada por varios, pero hasta ahora, de difícil concreción.

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