Cuando en diciembre del año pasado Gabriela Michetti tomaba la decisión de competir por la sucesión de la jefatura de Gobierno, la interna del PRO se convertía en la gran atracción de las primarias y el horizonte de Horacio Rodríguez Larreta se llenaba insospechadamente de interrogantes.
Es que los primeros números le daban a la senadora una ventaja de entre siete y ocho puntos, que por aquel entonces, para la gran mayoría parecía inmodificable. Sin embargo, con el correr de las semanas el tablero empezó a reconfigurarse y el escenario se fue alterando poco a poco.
El que primero sacudió el avispero fue el propio Mauricio Macri, a quien no le había gustado nada que Michetti rechazara acompañarlo en la fórmula presidencial y menos que menos que se lanzara a competir por la jefatura de Gobierno. Por eso, jugó fuertemente por la candidatura de Rodríguez Larreta, a quien destacó como el “candidato natural” en más de una entrevista televisiva.
Así y todo, el equipo de campaña de Rodríguez Larreta cree y sostiene puertas adentro que la clave de la victoria excede al “dedo” de Macri y ponen el foco en la llamada “mesa territorial” que diagramó la campaña en toda la Ciudad.
A la cabeza de este equipo estuvo Eduardo Macchiavelli. El Secretario de Atención Ciudadana en la Ciudad fue quien coordinó y organizó este grupo pese a que la jefatura de la campaña estuvo en manos del ex legislador porteño Fernando De Andreis, ubicado allí expresamente por Macri.
Lo cierto es que cada uno de los integrantes de este grupo, que se reunía semanalmente en el local partidario de la calle Tacuarí, puso su granito de arena para apostar la militancia a lo largo y ancho de toda la Ciudad y construir la aplastante victoria del domingo pasado.
La mesa, conformada principalmente por Sergio Costantino, Néstor Abbas, Claudio Romero, Juan Manuel Gallo, Néstor Di Natale, Juan Pablo Arenaza, Raquel Herrero, Maximiliano Corach, Paula Villalba y Carmen Polledo, es la que no sale en las fotos pero la que seguramente hubiera sido apuntada como la principal culpable ante una derrota frente a Michetti.
En ellos no sólo recayó la responsabilidad de la campaña puerta a puerta, de la organización de cada uno de los eventos y hasta de la fiscalización de la elección de las PASO; sino también, en el cierre y la contención de alianzas con sectores históricos del PJ y de la UCR de la Ciudad, a fin de guardar un pacto de convivencia y trabajar en buena sintonía.
“Michetti no consiguió ni siquiera fiscalizar toda la elección, por ejemplo. No tenía gente en todas las comunas el domingo pasado. Ahí hicimos una gran diferencia“, confió a Noticias Urbanas uno de los principales armadores del larretisimo.
