Blumberg: “Quiero ser diputado porque la gente está abandonada”

Blumberg: “Quiero ser diputado porque la gente está abandonada”

Por Laura Di Marco

Dice que los chicos de 16 años, si votan, podrían ir presos al delinquir y que los K quieren perpetuarse sacando “a los delincuentes a la calle”. Arbitrariedades de un hombre atravesado por el dolor.


“Si en Inglaterra van presos a los ocho años, y en Alemania a los 14, ¿por qué aquí no a los 16? Si pueden votar, también pueden hacerse cargo de lo que han hecho”, razona Juan Carlos Blumberg, en su retorno a la política, donde competirá con una lista dentro del partido El Movimiento, como primer candidato a diputado nacional. “Volví porque la gente me lo pide en la calle y en las charlas que doy, a través de la Fundación Axel Blumberg – Por la vida de nuestros hijos. Quiero entrar en el Congreso para trabajar por la seguridad de la gente, porque los argentinos estamos abandonados.”

Blumberg, que saltó a los medios en 2004, después del secuestro y muerte de su hijo Axel, hace dupla en estas elecciones junto al abogado de los ahorristas, Fabián Bergenfeld, que se postula como candidato a senador. Juntos sacaron esta semana un comunicado de prensa en el que, entre otras propuestas, prometen que, de obtener una banca, promoverán una ley para evitar la construcción de nuevos estadios de fútbol en zonas urbanas.

En la entrevista con Noticias Urbanas, Blumberg se manifestó a favor de bajar la imputabilidad a los 16 años y adelantó que, de entrar en el Congreso, promoverá la prohibición de que los funcionarios públicos integren comisiones directivas en los clubes de fútbol, porque “después usan a las barras” para su propio beneficio. Además, juzgó que a los políticos “no les interesa velar por la seguridad, sino hacer negociados” y consideró que existe un plan del kirchnerismo para perpetuarse en el poder, que incluye “sacar a los delincuentes a la calle”.

–¿A qué plan se refiere?

–A un plan elaborado por un italiano, Granzing (dixit), que consiste en sacar delincuentes a la calle para perpetuarse en el poder, mentir y manejar los medios de comunicación (NdR: Se refiere, presumiblemente, al filósofo italiano marxista Antonio Gramsci, que suele ser usado por el kirchnerismo como un referente intelectual. Gramsci es el creador del concepto de bloque hegemónico que, en una apretada síntesis, postula que un proyecto político solo puede perdurar si se crea una hegemonía cultural; es decir, un sistema de ideas compartido por la mayoría de la sociedad). Ahí están Venezuela, Ecuador y detrás venimos nosotros. Estuve hace poco en Ecuador y la seguridad allá es catastrófica.

–Quienes mataron a Axel integraban Vatayón Militante, el grupo kirchnerista que sacaba presos a la calle. ¿Se refiere a eso?

–Sí, claro. Yo me entrevisté con Víctor Hortel, director del Servicio Penitenciario, que se disfrazaba de murguero y bailaba junto a los presos, y le pregunté si no tenía vergüenza. Le dije de todo… Nosotros, cuando estuvimos en las cárceles colaborando, planteamos que los presos aprendieran un oficio, pero bailar murga… ¿qué beneficio puede traer eso? A esta gente, a los políticos, no le interesa la seguridad. Ellos están en otra cosa.

–¿En qué cosa están?

–Lamentablemente, en hacer negociados. Porque, dígame, ¿qué cosas hicieron por la seguridad? En estos años, durante el kirchnerismo, la inseguridad se agravó de una manera notable. Retrocedimos años luz. Y en la Ciudad de Buenos Aires falta mucho también. Faltan policías en la calle, seguridad en los subtes y, sobre todo, voluntad para pedir el traspaso de los fondos de la Federal. Con la Metropolitana no alcanza. Fíjese que en Estados Unidos hacen tareas de inteligencia incluso con los jubilados, que le pasan datos a la policía para prevenir el delito. He viajado mucho en estos años y estuve con casi todas las policías de países desarrollados y le puedo asegurar que lo que pasa acá no pasa en ningún lado. El otro día estaba en Morón, donde la seguridad es otro descalabro; en todo el municipio hay apenas 40 cámaras de seguridad. Se me acercó una señora a la que le habían matado al hermano. Me contó que los vecinos habían decidido comprar una cámara después de esta muerte ¡y el municipio se los prohibió!

–Hablando de prohibiciones, ¿está impulsando frenar la construcción de nuevos estadios en zonas urbanas como parte de una política de prevención?

–También me lo pide la gente. Imagínese qué hubiera pasado si el tiroteo entre las barras de Boca hubiera sucedido en un lugar lleno de edificios. Un desastre. Hay que evitar también que los funcionarios integren la comisión directiva de los clubes. Mire a este Aníbal Fernández, que dirige Quilmes y ahora está metido también en el hockey de mujeres. Y después usan las barras para su beneficio, para la política. Hay que frenarlos, impidiendo que sean mayoría.

–¿Sirve endurecer las penas para bajar el delito?

–Por supuesto. Cuando mataron a Axel había 50 secuestros por mes y hoy hay uno cada tres o cuatro meses. Eso fue porque un tipo que secuestra sabe que pasará 50 años en la cárcel.

–También podría pensarse que en 2004 había muchos más secuestros porque estábamos cerca de la debacle de 2001 y la situación macroeconómica era calamitosa, y ahora estamos en otro momento.

–¡Qué disparate! Habían pasado tres años de 2001. Y, además, le aseguro que los delincuentes sí saben de Código Penal, por eso mandan a los menores a delinquir.

–¿Y a qué edad, según su criterio, deberían ir presos los menores que delinquen?

–Bueno, en Inglaterra a los ochos años ya pueden ir presos. En otros países europeos, a los 12, mientras que en Alemania pueden ir presos a los 14. Si acá pueden votar a los 16, al menos a esa edad también deberían hacerse cargo de sus actos.

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