A medio camino de 2015

A medio camino de 2015

Por Horacio Rios

Las últimas legislativas trazaron una línea de largada. Macri aspira a la Casa Rosada y todas las fuerzas a crecer para apoyar a sus candidatos. El juego ha comenzado.


La política es cosa de todos los días, pero durante 2013 hubo dos jornadas claves: el 11 de agosto y el 27 de octubre. En la primera se produjeron las PASO, y en octubre, las elecciones legislativas. En ambos comicios hubo proyectos que resultaron potenciados por los votos, en tanto que en otros casos sus protagonistas fueron aleccionados por los votantes para que revisen sus próximos pasos.

El desafío de Pro

La Ciudad de Buenos Aires fue, dentro del panorama general, un caso extraño. Para comenzar, el Pro, que consiguió un buen resultado en territorio metropolitano, una razón por la cual su máxima figura, Mauricio Macri, expresó su aspiración a convertirse en presidente de la Nación, hasta ahora es apenas un partido porteño, con algunas ramificaciones en unas pocas provincias.

La muestra de esta realidad es el propio bloque del Pro en la Cámara de Diputados de la Nación. De sus 18 diputados, nueve representan al territorio porteño, tres son de Santa Fe, tres de la provincia de Buenos Aires –aunque llegaron al Congreso de la mano del Frente Renovador– y en las provincias de Córdoba, San Juan y La Pampa, el Pro consiguió un representante por cada una.

Esta escasa representación allende la Ciudad de Buenos Aires complica las chances de Macri para trascender la General Paz. Será difícil para el Jefe de Gobierno porteño convertirse en candidato si no posee una estructura política nacional. Para complicar aún más las cosas, Macri aspira a acceder a la máxima magistratura, para lo cual deberá competir con rivales de gran fuste, como lo serán el candidato del peronismo y el candidato que surja de la entente socialista-radical y partidos adláteres.

Además, Macri ungió a candidatos que llegan desde fuera de la política en algunas provincias. En La Pampa ubicó al exfutbolista de Boca Juniors Carlos MacAllister, que llegó a la Cámara baja de la mano de su propia popularidad, al igual que el exárbitro Héctor “la Coneja” Baldassi, electo diputado por Córdoba. Aun más polémica fue la entronización como candidato de Miguel Torres del Sel, un humorista de dudoso buen gusto, que lo mismo casi dio un batacazo en la elección para gobernador de Santa Fe en 2011 y que el 27 de octubre último fue elegido diputado.

El único candidato mediático del Pro que proviene de la política fue el entrerriano Alfredo de Ángeli, un dirigente ruralista que supo proyectarse nacionalmente en 2008, cuando sucedió el conflicto por las retenciones a los commodities agrarios. Junto con Gabriela Michetti y Diego Santilli, De Ángeli estrenó una banca senatorial para el Pro, que hasta el 10 de diciembre nunca había conseguido sentar a uno de los suyos en la Cámara alta.

Macri viene intentando convencer al electorado de que el peronismo no es imprescindible para gobernar el país, por eso manifestó que “no es cierto que los únicos que pueden gobernar el país son los peronistas”, subrayando, optimista: “Nosotros gobernamos la Ciudad y hemos batido los récords en obras”.

El líder de Pro aseguró el 5 de octubre último en Córdoba, adonde viajó para apoyar la candidatura de Baldassi: ”Voy a ser candidato a presidente en 2015. Creemos que hay que hacer política de otra manera. Lo hemos demostrado gobernando la Ciudad de Buenos Aires a pesar de haber soportado el Gobierno nacional más conflictivo de la democracia”, afirmó.

Paradójicamente, cada vez que Macri avanza en sus definiciones políticas, se aleja de la política. “Llegó la hora de proponer algo distinto –dijo en Córdoba–. Pro es un espacio frentista que reúne también a mucha gente que no viene de la política y que en la Ciudad de Buenos Aires hizo cosas que, juntos, podemos llevarlas a cabo en el resto del país.”

“Como espacio siempre hemos apostado a ser una alternativa a nivel nacional”, repitió Macri en esa ocasión, destacando que el Pro está teniendo un “importante crecimiento en el país”, para afirmar a continuación, con cierta audacia: “El 70 por ciento de los porteños está contento con nuestra gestión”.

Cuando Macri propone “algo distinto” es cuando destaca “la gestión”, su gestión, con la que pretende reemplazar a la política. A su favor tiene aquella vieja consigna de 2001, cuando el “que se vayan todos” atronaba con aires épicos en las calles de todo el país. La crisis de 2001 fue la cristalización de aquella actitud antipolítica, hija de esa otra frase que rezaba: “Son todos iguales”. En ese pesimismo se fundó esta negación, que amenaza con reemplazar con “gerentes” a los políticos.

Unen, con escasa argamasa

El frente que se conformó alrededor de la figura de Elisa “Lilita” Carrió funcionó como el colector de muchos de aquellos votos que desde 1983 hasta 1999 llevaron al radicalismo a ganar casi todas las elecciones en la Ciudad, hasta el quiebre que significó la fatídica experiencia de la Alianza.

La confluencia de las heteróclitas agrupaciones que conformaron Unen marcó la vuelta de una suerte de panradicalismo, que recuperó muchos de esos votos que llevaron al centenario partido al sillón de Bolívar 1 hasta la elección de Fernando de la Rúa y Enrique Olivera en 1996. En 1999, tras ser elegido presidente De la Rúa, Olivera asumió en su lugar hasta terminar su mandato, en el año 2000, y desde entonces nunca volvieron a ganar en la Ciudad.

Formado por la Unión Cívica Radical, Proyecto Sur, Libres del Sur, Coalición Cívica, Partido Socialista, Partido Socialista Auténtico y Generación para un Encuentro Nacional (GEN), Unen solo sobrevivirá como una opción posible en la Ciudad si sus dirigentes se mantienen unidos. Esta fuerza fue la única en la Ciudad que dirimió su interna en las PASO para consagrar a sus ganadores y perdedores. Esta elección ubicó a Lilita Carrió como la figura capaz de aglutinar el espacio. Otro de los ganadores fue Martín Lousteau, que acumuló el suficiente poder interno como para proponer a María Eugenia Estenssoro y a María Inés Gorbea como candidatas a diputadas y como para convertir al bloque Suma+, que reúne a cuatro diputados, en el tercer bloque más numeroso de la Legislatura porteña y en el más numeroso de la coalición.

Pero las internas de Unen dejaron también perdedores. Rodolfo Terragno, Victoria Donda y Ricardo Gil Lavedra no obtuvieron los resultados que esperaban y debieron resignar sus posiciones dentro de la fuerza, al menos por ahora.

Fernando Solanas quedó dentro del espacio en una especie de limbo, porque el discurso de Unen terminó subsumido en el de Lilita, en el que el cineasta no pudo meter ni un bocadillo. Ganó su banca de senador y ese fue su aporte, pero su partido, Proyecto Sur, quedó casi diluido en su nuevo proyecto político.

Para 2015, algunos de los miembros de esta alianza –el Partido Socialista, GEN y Libres del Sur, seguramente, y la UCR, posiblemente– piensan en aportar al Frente Amplio Progresista que lidera Hermes Binner en las presidenciales. Pero no es seguro que Proyecto Sur y la Coalición Cívica aporten en esta dirección, aunque tanto en el FAP como en estas agrupaciones negociarán con una intención positiva para llegar a un acuerdo. En este caso, el problema estará en las conducciones, que difícilmente aceptarán roles secundarios en FAP, tal como estos les propusieron en ocasiones anteriores, en negociaciones que resultaron un fracaso.

De todos modos, si bien el éxito de Unen radica en la unidad de fuerzas tan diferentes, la argamasa que las unifica no ha adquirido aún la solidez requerida para su continuidad.

El FpV no hace pie

Por enésima vez, el kirchnerismo no logró sus objetivos electorales en la esquiva Ciudad. De todas maneras, desde los tiempos del General Perón, en la década del 40, este fue un distrito difícil para el movimiento justicialista.

En esta ocasión se dio la particularidad de que en las listas que ocuparon los tres primeros lugares en las elecciones del 27 de octubre, las que menores porcentajes obtuvieron fueron las de legisladores porteños. Allí el Pro consiguió el 33,69 por ciento, contra el 39,26 para senadores y el 34,46 para diputados. Unen obtuvo el 24,68 por ciento para su lista de legisladores, contra el 27,67 en senadores y 32,21 en diputados. El FpV, por su parte, obtuvo el 17,13 por ciento para legisladores, el 23,26 para senadores y el 21,62 para diputados.

La explicación es sencilla. En este sector de la boleta, como se votaban 30 cargos contra 13 para diputados y solo tres para senadores, los electores decidieron repartir sus preferencias entre más candidatos, lo que incluso dio pábulo para el ingreso de Marcelo Ramal, del FIT.

Adicionalmente, las del 27 de octubre fueron elecciones legislativas, en las que se dirime menos poder y más control sobre el poder. Estas son ocasiones propicias para que aparezcan las sorpresas, como la aparición de Autodeterminación y Libertad en 2001 y la elección de 2009, cuando Pino Solanas sorprendió –y asustó– al Pro, obteniendo el 24,21 por ciento de los votos, solo siete puntos por debajo del Pro.

En esta ocasión, la coalición que agrupa al frente kirchnerista figuró tercera en las tres secciones que se votaron –senadores, diputados y legisladores– y retrocedió con respecto a otras elecciones, al perder la banca en el Senado que había obtenido Daniel Filmus en 2007.

Incluso este año se dio la circunstancia de que también terminó su mandato Samuel Cabanchik, que había abandonado el bloque de la Coalición Cívica y se había pasado al bloque del Frente para la Victoria. Conclusión: fracaso absoluto del kirchnerismo en el Senado.

Solo la magra elección que protagonizó el FpV en 2009 impidió que la elección para diputados fuera tan mala como la del Senado. El 27 de octubre la performance kirchnerista le permitió ubicar a tres diputados nacionales: Juan Cabandié, Carlos Heller y Liliana Mazure, en lo que significó otro retroceso con respecto a 2011, cuando el FpV ubicó a cinco diputados.

En el rubro de los legisladores, por el contrario, el FpV logró ubicar a seis de los suyos –contra los cinco salientes– en Perú 130, aunque en esto también existen bemoles. Los nuevos son el “filmusista” Gabriel Fuks, la “santamarista” María Rosa Muiños, la “tomadista” Lorena Pokoik y el líder del Movimiento Evita Capital, Jorge Taiana.

El taxista Claudio Palmeyro formará parte del interbloque, pero no se unirá al FpV, por cuya boleta fue electo. El “larroquista” Pablo Ferreyra, que ingresó por la lista colectora Alternativa Popular, formó el monobloque Izquierda Popular, pero también se unirá al interbloque.

El resto de la bancada, que suma 10 integrantes, se completa con la “larroquista” Gabriela Alegre, el “tomadista” Jorge “Quito” Aragón, el francotirador camporista Juan Carlos Dante Gullo, la ex Proyecto Sur Claudia Neira, la “larroquista” Paula Penacca y María Rachid.

La oposición que le plantearán al oficialismo no le facilitará la aprobación de los proyectos del Poder Ejecutivo, por lo que Cristian Ritondo deberá apelar a toda su “muñeca” para que la alegría reine en Bolívar 1.

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