Opinión.


El enroque de distritos de María Eugenia Vidal y Diego Santilli, que marcó de alguna manera la hegemonía del liderazgo -en el cierre de listas del PRO- de Horacio Rodríguez Larreta, tiene varias lecturas que se irán develando en el camino hacia las PASO y las generales de noviembre.

El caso porteño está más allá de las muchas disputas que se darán en Buenos Aires y en otras provincias, donde –en algunas- los cierres no le fueron tan favorables al jefe de Gobierno porteño. Pero la ciudad es su distrito y aquí no puede fallar en nada.

El aterrizaje de Vidal, de regreso a su distrito original desde la política, no fue del todo prolijo, debido a la presencia de Patricia Bullrich y del expresidente Mauricio Macri, que se encargaron de dificultar lo que ya era una decisión tomada, con los costos que fuera necesario pagar.

El renunciamiento de Bullrich a la interna, que dado su cargo en el partido hubiera sido inexplicable, fue clave para que la sangre no llegara al río. Lo mismo se hizo acreedora a un pago al contado, en legisladores porteños y diputados nacionales de CABA y Provincia, a cambio del impasse en su interna con Larreta hasta el 2023.

Larreta está convencido de que para fines del 2022 su armado será imparable para la “Pato” y para cualquiera que se le ponga enfrente.

El valor unidad parece haber sido comprendido algo tardíamente en esta fuerza, aunque ahora pretenden ponerlo en práctica en todo el país, intentando no dejar heridos en las contiendas PASO, ya que entienden que para ir por el poder en dos años es necesario no sólo mantener a todos los que están, sino sumar algo más, para hacer más ancha la coalición. Esto es, deberán contener a todos los radicales, a la mayoría de los liberales, a una porción mayor de peronistas desencantados y a la mayoría de independientes que les quedan.

En ese orden de acumulación Vidal, vencerá seguramente a Ricardo López Murphy, que entienden desde Uspallata que sería bueno que accediera a una banca por la minoría, para pelear mejor desde el oficialismo el espacio más liberal, que ya les está complicando Javier Milei. Rubinstein parecería que no mueve la aguja y será algo testimonial en esta instancia.

Lousteau hace un culto al equilibrismo entre sus dichos y hechos. Por ahora lo logra.

El número mágico de Larreta para noviembre es lograr el 50 por ciento de los votos, ya que intuyen en la sede de Parque Patricios que un respaldo menor podría reanimar a la tropa que hoy parece deshilachada como competencia, o sea los halcones del PRO, que tienen un fuerte anclaje en el distrito.

En ese orden de acumulación Vidal, vencerá seguramente a Ricardo López Murphy, que entienden desde Uspallata que sería bueno que accediera a una banca por la minoría, para pelear mejor desde el oficialismo el espacio más liberal, que ya les está complicando Javier Milei. Rubinstein parecería que no mueve la aguja y será algo testimonial en esta instancia.

Se imaginan a Leandro Santoro (FdT) llegando con dificultad al 30 por ciento y que el resto se dividirá entre libertarios e izquierdas. A Vidal la notan bien integrada al equipo, con humidad y si bien todavía algunas críticas le siguen lloviendo a diario, desde el entorno de Larreta estiman que irán amainando con el correr de la campaña y finalmente se consolidará como la “Leona” que aglutine el descontento histórico del distrito hacia el gobierno nacional del pero-kirchnerismo.

Otro tema clave en el distrito es la decisión de encabezar la lista de diputados porteños con Emmanuel Ferrario, una sorpresa para aquellos que no lo conocen tanto. Y quizás también, si se mantiene la tradición, encabece el cuerpo como vicepresidente primero, quedando en la línea de sucesión de Larreta en caso de ser necesario que, como es previsible, se ausentará bastante en su carrera presidencial. Su perfil es componedor y decidido, con lo cual es una de las grandes apuestas del submarino amarillo. Además su candidatura fue un gesto hacia Vidal, con quien trabajó desde la Jefatura de Gabinete en el gobierno bonaerense.

Con Diego Santilli abocado a su destino bonaerense, Larreta perdió a su hombre de mayor capacidad política en el distrito. Para sustituir la importancia del Colorado, se perfila una dupla que, a pesar de tener estilos bien diferentes, se complementan muy bien. Son ellos Bruno Screnci y Eduardo Macchiavelli, dirigentes del riñón santillista el primero y larretista el otro. Felipe Miguel seguirá a fondo con el distrito para que nada se desordene en el camino, mientras que Fernando Straface, luego de culminar su jefatura de campaña de Vidal, se ocupará de la agenda institucional e internacional de Larreta en la campaña nacional. Federico Di Benedetto, Cristian Coelho y el retornado Federico Suaréz son la pata comunicacional de toda esta historia.

Larreta está enfocando su actuación en la Ciudad y en el plano partidario hacia su crecimiento nacional. Mientras tanto, su equipo deberá ocuparse en no descuidar la gestión, mientras su jefe consolida el camino elegido.

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