Los intendentes quieren tarifa social, como los patagónicos

Los intendentes quieren tarifa social, como los patagónicos

El aumento de las tarifas afecta al entramado social. No hay respuesta del Gobierno y muchos clubes pueden cerrar. ¿Volverán los subsidios o se dejarán libradas al mercado a las instituciones?.


La política macroeconómica del Gobierno que encabeza Mauricio Macri impactó de manera profunda sobre el empleo, la distribución del ingreso y los indicadores socioeconómicos, pero las consecuencias alcanzaron a la actividad social cotidiana de los argentinos, sin excepciones.

Fue tan radical el cambio que trajo Cambiemos, que por estos días los intendentes bonaerenses -y de todo el país- se están reuniendo para analizar los pasos a seguir, porque la vida en los municipios se basa en una gran cantidad de instituciones sociales -clubes, sociedades de fomento, templos de distintas religiones, bomberos voluntarios, comedores, centros de jubilados, locales de partidos políticos y escuelas-, que recibieron el impacto de los sucesivos tarifazos por debajo de su línea de flotación.

Muchos de estos lugares de socialización deben, desde hace unos meses, cerrar sus puertas antes de que baje el sol -alrededor de las 18:00-, que es precisamente el horario en el que son más necesarios para que cumplan con su función social. Es impensable que un club de barrio adelante el dictado de sus numerosas actividades a un horario en el que sus usuarios no pueden hacerse presentes, porque utilizan sus servicios después de su jornada laboral o de sus horarios escolares. Cabe acotar que quienes capacitan en distintas materias a los afiliados de esos clubes -los “profes”- también asisten a los clubes, centros de jubilados o locales partidarios en horarios post-laborales, o sea que para ellos la situación es la misma.

Los intendentes bonaerenses se reunieron en varias ocasiones con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, para buscar una respuesta al problema, pero hasta ahora sólo lograron acordar la formación de una “mesa de trabajo” y ninguna marcha atrás en la suba de las tarifas. Esta última medida sólo fue concedida -y sólo parcialmente- a las provincias patagónicas, cuyos gobernadores, de todos modos, la juzgaron “insuficiente”.

No se puede decir que sea una concesión que el aumento tarifario de la luz, el gas y el telefóno sea “sólo” del 400 por ciento.

La Casa Rosada, territorio del reclamo

La Casa Rosada parece hace ya tiempo una oficina de reclamos, más que una casa política. Nadie asiste allí más que para plantear sus carencias, cada vez más desesperadas en el caso de los jefes comunales, que reciben la presión directa de sus vecinos y son el fusible de una caliente situación que no provocaron ni deseaban.

El miércoles último se produjo la enésima reunión sobre tarifas en la Casa de Gobierno de Balcarce 50. Los protagonistas fueron esta vez el propio Frigerio y los intendentes Verónica Magario (Frente para la Victoria-La Matanza); Walter Festa (FPV-Moreno); Leonardo Nardini (FPV-Malvinas Argentinas) y Julio Pareyra (FPV-Florencio varela), además del presidente del Partido Justicialista bonaerense Fernando Espinoza y el diputado provincial Gustavo Arrieta (FPV).

A la salida, sólo hubo muestras de desazón. “Las tarifas de luz, gas y agua son una gran preocupación para nosotros”, señaló Magario y señaló que “la tarifa social es insuficiente y hay que trabajarla de otra manera para que accedan los usuarios: hay sectores de la población que no pueden pagar semejante tarifazo”.

La jefa comunal de La Matanza expresó que “Frigerio se mostró muy predispuesto a charlar con el ministro Aranguren y poder rever esta situación, como lo han hecho en las provincias del sur y del norte, para el conurbano y para el interior de la provincia de Buenos Aires”.

Luego Arrieta, que antes fue intendente de Cañuelas, relató que “hay un problema con las instituciones de la comunidad, que presionan directamente sobre los municipios diciendo que son parte del entramado social, pero que con esas tarifas no pueden funcionar y tienen que cerrar a las 6 de la tarde, que es justamente cuando tienen que funcionar”.

Poniendo en blanco sobre negro la situación, el legislador bonaerense manifestó que “todos tenemos parques industriales y los costos productivos han impactado de manera notable, acompañados de una caída del consumo. En el comercio ocurre lo mismo: un incremento de costos acompañado de una caída del consumo”, graficó.

Espinoza -otro exintendente, en este caso, de La Matanza- fue el responsable de informar que, como resultado del encuentro, se formó una mesa de trabajo para encarar el problema de las tarifas, destacando paralelamente la “gran predisposición” de Frigerio para plantear el problema ante el ministro de Energía, Juan José Aranguren.

Alguna vez un líder político argentino planteó que para enviar a vía muerta un problema, lo mejor era crear una comisión que se encargara de él. Frigerio habla hace bastante tiempo con Aranguren, pero las tarifas siguen siendo las mismas y, a no ser que ambos ministros estén acumulando presión para que la decisión de disminuirlas sea tomada por otros funcionarios, su actitud elusiva pareciera ser sólo una perversión.

Ardores en el Conurbano

En medio de la ola de frío, paradójicamente, el Conurbano parece estar acumulando calores. Tanto, que los rivales que se enfrentaron en 2013, ambos encabezando las listas de legisladores nacionales por el distrito bonaerense, Sergio Massa y Martín Insaurralde, se reunieron para tejer una estrategia de resistencia contra los brutales aumentos de tarifas.

Ambos, Insaurralde y Massa, forman parte de colectivos más amplios, que compiten entre sí en distintos municipios. El Frente Renovador, del que formó parte Massa, llegó tercero en la elección provincial del 25 de octubre último, en tanto que Martín Insaurralde ganó la elección en Lomas de Zamora representando al Frente para la Victoria.

No existe entre ellos más que una razón para plantear reclamos en conjunto y es la ferocidad de los embates contra sus votantes y simpatizantes que plantea la política económica de Cambiemos. No existe empatía entre sus espacios políticos, aunque en lo personal ellos sostengan algunas coincidencias personales. Sólo los une la desesperación.

El domingo último, el líder del FR planteó, en una recorrida por Tigre junto a Insaurralde y al intendente Julio Zamora, que “tenemos que tener un estado que proteja en todos los rincones, no un estado que perjudique o exprima. Y sobre todo un estado que cuide a los que menos tienen y no los abandone a la buena de Dios. No se puede tomar medidas sólo mirando a las empresas y olvidándose de la gente, como hizo el gobierno con este tema”.

Estas declaraciones las realizó Massa en el club Pacheco Sur, que recibirá un subsidio del municipio porque se encontraba a punto de cerrar sus puertas.

Por su parte, Insaurralde destacó la importancia de los clubes en la vida de los pueblos. “Hay una tradición en los clubes de hacer rifas para comprar camisetas y pelotas. Pero no pueden hacer rifas para pagar la luz”, cuestionó.

Luego, Zamora infrmó que su municipio ayudará a 392 insrtituciones y asociaciones civiles a pagar sus servicios, para que puedan seguir adelante con su trabajo solidario. “No nos podemos quedar de brazos cruzados esperando una medida judicial. En el medio hay chicos, abuelos y estudiantes que concurren a bibliotecas; sectores religiosos que ayudan a los grupos más vulnerables. Ninguno de ellos puede esperar, en medio de este ajuste económico y tarifario”.

Lo que va desde unos a otros

El problema está planteado, pero hasta ahora las empresas de servicios públicos privatizadas vienen ganando por goleada, ya que los desmedidos aumentos de tarifas significaron una enorme transferencia de ingresos en su favor. Para peor, los servicios no mejoraron en nada.

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