Vidal y diez más

Vidal y diez más

La candidatura a senador de Esteban Bullrich está en duda, y aparecen nuevas figuras para las listas. Las movidas de campaña y sólo aparece Maria Eugenia como única garantía.


El camino parecía despejado y sin obstáculos para el ministro de Educación, Esteban Bullrich. Desde marzo, los operadores políticos y mediáticos del oficialismo lo daban como el candidato cantado de Cambiemos en la provincia de Buenos aires. Pero en los últimos días, el escenario planteado como certero se fue cayendo como un castillo de naipes, con la gobernadora María Eugenia Vidal como única carta siempre en pie.

La foto hasta ahora era una fórmula para el Senado compuesta por Bullrich y la titular de la Acumar, Gladys González, con una lista de diputados encabezada por el médico mediático (y amigo personal de la gobernadora) Facundo Manes, junto a la legisladora porteña Graciela Ocaña y en tercer lugar Héctor “Toty” Flores, dirigente social de La Matanza, del riñón de Elisa Carrió (el premio consuelo que la cofundadora de Cambiemos negoció antes de “encuadrarse” y bajar a competir a la Capital).

Sin embargo, el ex ministro porteño empezó a encontrar baches en su ruta a la Cámara alta. Las versiones son varias y de todos los colores. La primera, y más complaciente, es que al Presidente “no le gusta la idea de perder un ministro cuando se puede ganar igual y prefiere conservarlo”, según relataron desde la Casa Rosada a Noticias Urbanas.

Otra fuente menos simpática y también de la Rosada asiente con esa teoría pero agrega que, en los hechos, Bullrich “no mide lo suficiente más que el resto como para que amerite perder un ministro de difícil reemplazo. En las encuestas no despega”. Mientras que un funcionario que suele participar de las reuniones de coordinación de todas las mañanas afirma que “seguramente se caiga su candidatura porque, ante todo, María Eugenia no lo quiere”.

22834951150_c5e1715a41_oSea como fuere, desde hace dos semanas nadie en el oficialismo niega que las posibilidades de Bullrich estén desinflándose. No sería la primera vez: cuando en el último trimestre del año pasado su nombre comenzó a sonar fuerte –y tras varios traspiés en declaraciones públicas–, el ministro bajó el perfil y desde el Gobierno dieron por suspendida su instalación. También algunos miembros de la mesa chica del poder (especialmente Rodríguez Larreta y Santilli) lo imaginaban como un posible cabeza de lista de diputados para reemplazar a Emilio Monzó al frente de la Cámara. Incluso, a la hora de revolver el pasado, también los memoriosos ponen la lupa en que el vínculo con Vidal nunca fue del todo bueno y existen viejos rencores desde los tiempos del primer gobierno porteño macrista.

Por otra parte, también es cierto que él deseaba seguir en el cargo más de lo ideal para un candidato de una provincia que demanda los esfuerzos de campaña que requiere Buenos Aires. Aunque “ahora tiene ganas”, explican en su entorno, tal vez más por cuestiones narcisistas que políticas. En el equipo de comunicación del Ministerio, encabezado en las sombras por el productor televisivo y psicólogo Juan Cruz Ávila, el tema se trató y comenzó a analizarse el aterrizaje de la candidatura sin que choque el avión.

“La boleta sería Gladys encabezando, con algún joven dirigente que exprese a Cambiemos acompañando para segundo senador, y así mostrar nueva política contra lo viejo que se verá enfrente”, señalan en el Pro, reactivando la danza de nombres que parecía concluida. Esos dirigentes novatos podrían ser Martín Yezza (intendente de Pinamar), Lucas Delfino (subsecretario de Gestión Municipal de la Nación), Alex Campbell (subsecretario de Municipios de la Provincia) o Martiniano Molina (intendente de Quilmes). Este formato le gusta a Jaime Durán Barba, el histórico asesor publicitario de Macri, con renovada y edulcorada actitud mediática debido a que está promocionando su último libro.

22560325399_73a9045d2f_oDurán Barba es amigo personal de Bullrich. Ambos desayunan todos los domingos en el hotel Alvear del barrio de Retiro. Difícilmente el ecuatoriano apoyaría una iniciativa en contra del ministro si la vida política de este dependiera de ello, por lo que la idea de correrlo de la competencia cobra más verosimilitud. También ocurre que, más allá de la estrategia para profundizar la grieta, en la coalición oficialista pocos creen que la ex presidenta Cristina Kirchner vaya a ser candidata. “Si lo fuera, sería otro cantar, y Esteban iría para senador por una cuestión de estatura política: es ministro y a Gladys no la conoce nadie”, explican algunos de los cerebros macristas. Otros, incluso, creen que tampoco haría falta insistir con él.

Es que el eje central de la campaña no sería Gladys González, una larretista de paladar negro que demostró ductilidad y lealtad (algo que en el Pro siempre premian) cuando el Gobierno le puso desafíos, como fue militar en Avellaneda en su momento, luego enfrentar al Caballo Suárez y ahora liderar la compleja Acumar. El foco proselitista estará puesto en la gobernadora y, a lo sumo, en la gestión presidencial.

Vidal será la cara de la campaña, y Gladys González –junto al “pool de candidatos”, como le llaman, integrado por Manes, Ocaña y Toty– aparece como un buen canal para transferir esos votos que irradia la imagen positiva de la gobernadora. Por eso ya se le enviaron varios guiños a Carrió (de alta imagen positiva en la Provincia) para que acepte la invitación a determinados actos bonaerenses. El Presidente, con números más esquivos en el Conurbano, también pondrá el cuerpo, así como la vicepresidenta Gabriela Michetti, quien multiplicó sus visitas al Conurbano en las últimas semanas, y el ministro Rogelio Frigerio.

Ese es el gran objetivo del Gobierno: que no los voten a los integrantes de la boleta por lo que son, sino por a quiénes representan.

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