Héroes con calle: Niceto Vega, el guerrero infatigable

Héroes con calle: Niceto Vega, el guerrero infatigable

Peleó en el ejército desde antes de cumplir los 15 años. La guerra lo llevó desde territorio argentino a Chile, Perú, Uruguay y la actual Bolivia.


Niceto Vega nació porteño, aunque por esas épocas, en 1799, ese gentilicio no existía, ya que Buenos Aires formaba parte del Virreinato del Río de la Plata. Enrolado desde muy joven en el Ejército, participó del sitio de Montevideo hasta la caída de esa ciudad realista en 1814. Al año siguiente se fue a combatir contra los federales en la Banda Oriental y en la provincia de Santa Fe, anticipando su adscripción al bando unitario, al que siempre sirvió.

En 1816 se unió al Ejército de los Andes, con el que cruzó la cordillera para ir a Chile a combatir contra los españoles. Luchó en la derrota de Cancha Rayada y luego en las victorias de Chacabuco y Maipú.

Estando en Chile se unió a la expedición al Perú, en donde participó en la Campaña a la Sierra, a las órdenes del general Juan Antonio Álvarez de Arenales. En esta travesía se batió en las batallas de Nazca y Cerro de Pasco.

Luego se unió al general salteño Rudecindo Alvarado en la campaña a Puertos Intermedios, donde participó en las trágicas batallas de Torata y Moquegua. De vuelta en Lima tras las campañas, fue ascendido a teniente coronel, pero cuando la capital peruana volvió a caer en manos realistas, huyó a Trujillo para ponerse a las órdenes del general Simón Bolívar, pero este le dio la baja de su ejército.

Tras esta reyerta, Niceto Vega regresó a Buenos Aires, donde se necesitaban oficiales con su experiencia para la campaña contra el Imperio del Brasil. Como segundo jefe del Regimiento de Caballería que estaba al mando de José de Olavarría, peleó en las batallas de Ombú e Ituzaingó, adonde fue derrotado el ejército imperial y le fueron secuestrados hasta los pentagramas de la Marcha de Ituzaingó, que hoy ejecutan las bandas militares argentinas, para desazón de Su Majestad, don Pedro 1º. Después de la batalla de Camacuá, Vega fue ascendido a coronel.

Desde allí regresó a Buenos Aires, donde se unió al desafortunado golpe de Juan Galo de Lavalle contra Dorrego. Combatió en las batallas de Puente Márquez y Navarro, en donde Dorrego, por entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, fuera derrocado primero e ignominiosamente fusilado después. Luego de la firma de la Convención de Barracas, acompañó a Lavalle a su exilio en el Uruguay.

En el exilio, se unió al ejército uruguayo, donde sirvió a las órdenes de Fructuoso Rivera contra las dos revoluciones de Lavalleja. Luego fue contra Oribe, dirigiendo un ala de la infantería en las batallas de Carpintería y Palmar.

Volvió a su país en 1839, cuando se unió a la campaña de Lavalle contra Entre Ríos, interviniendo en la batalla de Yeruá. Al año siguiente, volvió a pelear en Entre Ríos dirigiendo a la caballería en las batallas de Sauce y Don Cristóbal. Luego, peleó en los combates de Cañada de la Paja y Navarro, antes de retirarse frente al ejército de Juan Manuel de Rosas.

En la desastrosa derrota de Quebracho Herrado, fue el jefe de la caballería unitaria, que fue masacrada por el general Ángel Pacheco. En ella, salvó la vida de Lavalle cuando su ejército se dispersaba.

Enseguida se fue a reprimir a los federales en Salta, se enojó con Lavalle y se unió al general Lamadrid. Muy enfermo, se quedó en Cachi, un pequeño pueblo situado a la entrada de los Valles Calchaquíes, en donde falleció en 1841.

El homenaje de los porteños

Una calle que nace en la avenida Scalabrini Ortiz, corre de sur a norte a lo largo de 15 cuadras –entre el 4600 y el 6100– y termina irónicamente en la avenida Dorrego recuerda a este infatigable guerrero que peleó contra los españoles, los brasileños y portugueses y contra otros argentinos.

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