Marca argentina: un G20 problemático y febril

Marca argentina: un G20 problemático y febril

No faltarán discusiones en la reunión, en medio de un mundo convulsionado.


La circunstancia de la reunión de los líderes mundiales que conforman el G20, que daba comienzo al cierre de la edición de esta revista, puso nuevamente a la Argentina en el mapa, inmediatamente después de los hechos que obligaron a la suspensión del partido final de la Copa Libertadores.

De todos modos, el conflicto futbolístico es nada comparado con las inminentes discusiones (o increpaciones) que se apresta a enfrentar el líder ruso Vladímir Putin, que va a ser cuestionado, a pedido de Ucrania, por el conflicto en el estrecho de Kerch, cuando se apropió intempestivamente de tres navíos de ese país.

Claro, el conflicto se inscribe en una escalada que tuvo uno de sus hitos el 9 de julio último, con el arribo al mar Negro del buque insignia de la VIª Flota de los Estados Unidos, el USS Mount Whitney, para participar en maniobras conjuntas con la armada ucraniana. La VIª Flota tiene su sede en Nápoles y se encuentra al mando de la vicealmirante Lisa Franchetti. Previsiblemente, la jugada encendió las alarmas en Rusia. En esa instancia, el senador Frants Klintsevich, vicepresidente del Comité de Defensa y Seguridad de la Federación, declaró que la llegada del destructor “no representa ningún peligro”. “Todo se supervisa en tiempo real y, de ser necesario, reaccionaremos de inmediato.”

En lenguaje diplomático, la advertencia fue contundente y culminó el 25 de noviembre pasado con el apresamiento de un remolcador y dos pequeños navíos artillados y tres marineros ucranianos heridos, aunque no de gravedad. Rusia cerró luego el estrecho de Kerch, que une al mar Negro con el mar de Azov, y puso en prisión a los 24 marineros apresados. Al estilo Rusia: pocas palabras y hechos contundentes.

Tampoco el príncipe árabe Mohámed bin Salmán va a eludir los problemas con facilidad. Una denuncia de la organización Human Rights Watch, presentada el 26 de noviembre, lo incriminó en una serie de violaciones a los derechos humanos en la guerra de Yemen, además de incluirlo en el asesinato y posterior desmembramiento del periodista saudí Yamal Ajmad Jashoggiy, un hecho acaecido en el consulado saudita en Estambul. La causa está radicada en el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 4, cuyo titular es Ariel Lijo, y se instruye en la Fiscalía Nº 7 de ese fuero, que encabeza Ramiro González. Este miércoles se estaba decidiendo si la Justicia debía actuar o no en un conflicto que se produce a miles de kilómetros de sus fronteras.

De todos modos, el conflicto más notorio es, posiblemente, el que enfrenta a los Estados Unidos con China, que entraron en una guerra comercial de consecuencias difíciles de pronosticar. Todo comenzó el 15 de junio pasado, cuando el presidente Donald Trump decidió el cobro de un arancel del 25 por ciento a las importaciones de productos chinos, que totalizan más de 200 mil millones de dólares anuales. Las autoridades del país asiático respondieron con una medida similar y el conflicto escaló aún más cuando el secretario de Comercio estadounidense anunció que aún los productos de Apple –un ícono en el mundo de las empresas de innovación tecnológica yanquis– deberán abonar aranceles

En los primeros días de noviembre, Trump y el primer ministro chino, Xi Jinping, sostuvieron una conferencia telefónica en la que acordaron reunirse en Buenos Aires –se verán las caras el sábado, en un sitio no revelado por razones de seguridad–, aunque ambas cancillerías se mostraron pesimistas en cuanto a los resultados inmediatos del encuentro. Los conocedores aseguran que este es el conflicto más difícil de superar y seguirá aún por largo tiempo.

El conflicto tiene algunos chispazos argentinos, como no podía ser de otra manera. Hace pocos días, el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordó liberarle a la Argentina un nuevo tramo del préstamo stand by por 7.600 millones de dólares. Esto ocurrió ante un pedido del presidente de los Estados Unidos, que buscaba así evitar un acuerdo entre China y la Argentina, por el que el primero iba a prestarle a Mauricio Macri en modalidad de swap, es decir, de intercambio de monedas.

Qué es el G20                          

El Grupo de los 20 (G20) es la reunión de los 20 países industrializados y emergentes, que dirimen sus conflictos y elaboran sus acuerdos en una reunión cumbre anual.

Se conformó en 1999 como un Foro de Autoridades Económicas y Financieras de los principales países del mundo. Posteriormente, tras la crisis de las hipotecas que se produjo en 2008, que provocó la caída del gigante financiero Lehman Brothers, se constituyó la Cumbre de los Jefes de Estado de los mismos países, que enviaban al foro a sus ministros de Economía y a los presidentes de sus bancos centrales.

Se conformó con base en el Grupo de los Ocho, que integraban Alemania, los Estados Unidos, Francia, Italia, Canadá, Japón, el Reino Unido y Rusia, y luego fueron invitadas –quizás previendo el fin del mundo bipolar y la apertura a la multipolaridad– a participar de las reuniones las autoridades económicas y monetarias de Arabia Saudita, la Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, la India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía. Además, le fue concedida otra plaza a la Unión Europea.

Todos estos países concentran el 66 por ciento de la población mundial, el 85 por ciento del PBI, el 75 por ciento del comercio global y el 80 por ciento de las inversiones de todo el mundo.

Además de la Cumbre de los Jefes de Estado, el G20 posee otras dos instancias, que son el Canal de Finanzas (el grupo original) y el Canal de Sherpas.

Este último grupo es el de los diplomáticos. El término “sherpa” proviene de la denominación de los guías que conducen –muchas veces a la muerte– las expediciones al monte Everest, cuyo sendero de asalto a la cumbre se encuentra tapizado de cadáveres, tanto que muchos de estos sirven como lugares de cita o como referencia para seguir derecho o torcer el camino hacia un lado u otro. Es de esperar que no sea este el sino de los sherpas en la Conferencia del G20 del fin de semana.

El sherpa argentino es, este año, Pedro Raúl Villalba Delgado, un diplomático de carrera que fue vicecanciller de Susana Malcorra. Desde diciembre de 2016 es el secretario de Relaciones Exteriores. Villalba Delgado egresó del Instituto del Servicio Exterior de la Nación en 1977, y antes, en 1974, se había recibido de abogado en la Facultad de Derecho de Tucumán.

Los sherpas se ocupan, en resumen, de los temas no económicos, entre ellos, por ejemplo, el de reunir a los redactores del documento final, que resumirá los logros de la cumbre. Es necesario recordar en este punto que en la reunión del G20 en Hamburgo, 19 de los países emitieron un dictamen sobre el cambio climático que los representantes de los Estados Unidos se negaron a firmar. Fue la primera vez que se rompió la unanimidad de los países miembros en las resoluciones más importantes. Este es uno de los temas que serán tratados, y sobre el cual reina el pesimismo.

Por otra parte, solo quedan por delante dos fantasmas: el primero, que no se logre el acuerdo para redactar el documento final de la cumbre. El segundo sería que se repitan hechos similares a los del domingo pasado, que impidan el desarrollo de la reunión.

Más allá de los miedos, los temas que convocan a la controversia son, además de los mencionados, las reglas del comercio internacional –que enfrentará a los proteccionistas con los partidarios de las fronteras abiertas– y las discusiones que se producirán en el Foro Global del Acero. En estos puntos, los sherpas se las verán con problemas de difícil solución.

Como la Argentina lidera la cumbre, fijó la agenda y es el país que conducirá las negociaciones. “Tenemos la oportunidad de instalar en la agenda global temas relevantes para nuestro país y la región”, expresó el canciller Jorge Faurie.

En ese rol, el palacio San Martín estableció tres prioridades: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo y la construcción de un futuro alimentario sustentable. Además, sostuvieron los diplomáticos argentinos que la perspectiva de género debe ser un tema transversal en todas las materias.

Otros líderes que enfrentarán cara a cara a sus detractores serán la británica Theresa May, que se encontrará con todos los europeos reclamándole por el Brexit y luego pasará a ser ella la fiscal cuando le reclame a Putin por el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal, que se pasó a la inteligencia británica.

El premier turco Recep Tayyip Erdogan también se verá frente a frente con el príncipe saudita Mohámed bin Salmán después del asesinato del periodista Kashoggyi en Estambul, en lo que fue considerado casi como un insulto por los turcos.

Como detalle, en esta, la primera cumbre que se hace en Sudamérica, la Argentina invitó a Chile a intervenir en la cumbre, mientras que España es hasta ahora el único invitado permanente del G20. Es la segunda cumbre que se realiza en América latina. La primera se realizó en Los Cabos, México, en 2012.

La infrecuente cercanía de nuestro país con los principales líderes del mundo propiciará reuniones bilaterales del presidente Macri con otros mandatarios. Por lo pronto, ya tiene confirmados encuentros con el chino Xi, con el francés Emmanuel Macron, con el italiano Giuseppe Conte, con el estadounidense Trump, con el ruso Putin, con la alemana Angela Merkel y con el japonés Shinzo Abe.

Hasta el martes, en la oficina de prensa de la Casa Rosada se mostraban imprecisos acerca de la agenda del Presidente. Solo confirmaron que el domingo se encontrará con Xi al mediodía. Allí discutirán la llegada de inversiones de ese país, enmarcadas en la Asociación Estratégica Integral que se firmó en junio de 2014.

En el resto de las reuniones bilaterales se discutirá, según se informó, sobre “inversiones, cooperación en ciencia, tecnología y seguridad, turismo, conectividad aérea, trabas comerciales y apoyos en organismos internacionales”.

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