La agenda política Macri en Villa Langostura

La agenda política Macri en Villa Langostura

Según confiaron a Noticias Urbanas, el Presidente atravesará estos días sin agenda oficial "al menos hasta la semana que viene, después de fin de año".

Macri, Antonio y Juliana

Mauricio Macri descansa con su familia muy lejos de la Casa Rosada, pero solo piensa en una sola cosa: cerrar el año con su tan anhelado paquete económico, ese que el Congreso está a punto de sancionar gracias a una recién estrenada alianza con la que Cambiemos espera digitar el parlamento en los próximos dos años. El Presidente cerrará el año con una buena, especialmente en un mes que estuvo cargado de tensiones, con la imagen de la violencia en los alrededores del Congreso todavía bien fresca, con los errores de táctica, el costo político, con Elisa Carrió haciendo de las suyas y jugando, como siempre, a correrlo por izquierda y con el recuerdo cercano del submarino Ara San Juan.

Con eso a cuestas y todo, el primer mandatario finalmente podrá empezar a relajarse y descansar junto a su esposa Juliana Awada y su hija menor Antonia, con quienes viajó a Villa La Angostura para cerrar el año en ese paraíso patagónico, donde permanecería hasta el 7 de enero. Recién después de esa fecha volvería a la gestión, aunque hay versiones que circulan en Casa Rosada que dicen que su descanso se extendería una semana más. Oficialmente, solo atinan a decir que la “vuelta está prevista para después de fin de año”, sin precisiones. Si bien en un principio se dijo en Casa Rosada que el primer mandatario regresaría el 2 de enero, esta idea pierde peso ya que la bajada de línea, puertas para adentro, es que los ministros y funcionarios de peso estén trabajando todos a partir del 8 de enero, fecha en la que regresaría o no, habrá que ver, el propio Mauricio Macri, quien, además, les habría pedido a sus funcionarios que estén ubicables por teléfono durante los días de descanso y que, incluso, no viajaran demasiado lejos del país.

Según confiaron a Noticias Urbanas, Macri atravesará estos días sin agenda oficial “al menos hasta la semana que viene, después de fin de año”. Recién después de eso, el Presidente podría recibir algunas visitas que serían resumidas y difundidas a través de fotos oficiales, pero no mucho más que eso. El descanso no se mancha; aunque, hace exactamente un año, Macri rompía esa regla de oro para recibir a su saliente ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, a quien inmediatamente luego de pedirle la renuncia lo invitó a su refugio patagónico, en el barrio privado de Cumelén, para cerrar ese capítulo en “buenos términos”, difundir una foto un poco más feliz y alimentar la idea de que el ex administrador de Amalita Fortabat todavía seguiría ligado al Gobierno de alguna manera, algo que no ocurrió. En la foto, aparecían los dos conversando, como dos buenos amigos, aunque uno con mejor semblante que otro. Macri, con el look patagónico tradicional, con un jean y un buzo polar; y su exministro, de estricto traje sin corbata (marca registrada de Cambiemos), como si recién saliera del Palacio de Hacienda rumbo a Casa Rosada para diseñar juntos el futuro económico del país. Su salida es todavía recordada por el resto del gabinete porque se dio justo después de haber compartido todos juntos el retiro espiritual que Macri organiza todos los años desde su gestión porteña y donde el economista asistió entusiasmado y con un plan para este año. Algo que no pudo ser, al igual que el descanso en la residencia presidencial de Chapadmalal, que quedó oficialmente suspendido hasta próximo año por la intensa actividad parlamentaria, aunque, puertas para adentro, dicen que se llevaría a cabo en febrero.

El descanso presidencial comenzó en “Los Abrojos”, su quinta en el territorio bonaerense, en Malvinas Argentinas, con la llegada de la Nochebuena. Solo quedó brevemente interrumpida en Navidad cuando cumplió con otra de sus costumbres políticas inquebrantables: una visita a Villa Soldati para recorrer y saludar las instalaciones del comedor comunitario “Los Piletones”, que dirige la líder social y aliada Margarita Barrientos, que lo espera todos los años. Allí estuvo desayunando junto a Juliana, Antonia y su ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.

También aprovechó esas horas para grabar un mensaje de audio y difundirlo en sus redes sociales, para saludar al pueblo argentino por las fiestas. “Tuvimos un año donde todo nos cuesta, pero vale la pena; estamos haciendo lo que había que hacer”, dijo a modo de balance. Ese mismo día hizo escala en Bariloche y, luego, se trasladó en helicóptero al Cumelén Country Club, en Villa La Angostura, en la provincia Neuquén, donde pasará el fin de año frente a ese imponente paisaje cordillerano, descansará y se dará el gusto de hacer otras actividades recreativas, aunque siempre atendiendo el consejo de sus médicos. En un barrio privado que tiene treinta hectáreas, Macri podrá elegir entre jugar tenis, paddle o golf, disfrutar de la belleza de los bosques de araucarias y arrayanes o, sencillamente, caerse rendido ante la voluntad del paisaje que ofrece la voluptuosidad del cerro Bayo y las aguas claras del lago Nahuel Huapi. Cumelén es un barrio al que no accede cualquier ciudadano común y corriente; es un lugar al que solo llegan las clases poderosas, como la reina holandesa Máxima Zorrieguieta o empresarios como Pablo Rommers, Ignacio Blaquier, Eduardo Cohen y Nicolás Caputo, el mejor amigo del presidente, entre otros. Un lugar en el que presidentes como Mauricio Macri son siempre bienvenidos.

 

 

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