El Jefe de Gobierno ya le apunta a su reelección

El Jefe de Gobierno ya le apunta a su reelección

Las medidas de gestión y las jugadas políticas con las que Larreta intentará lograr su reelección.


La foto y los dichos, acaso un poco sobreactuados, sirvieron para alegrarle el día. En su primera actividad luego de tres semanas de vacaciones, Mauricio Macri decidió que su regreso a la agenda pública fuera en un acto con Horacio Rodríguez Larreta. Y esto trajo alivio al jefe de Gobierno porteño. No es que estuvieran desconectados. Rodríguez Larreta había sido uno de los mandatarios que había pasado por Cumelén la semana anterior para hablar con el Presidente. Pero la foto con caras serias, precedida por versiones de cortocircuitos entre ambos, había agigantado el fantasma de recelos. Justo cuando el jefe porteño ya había enfilado su mira hacia 2019.

Como ya se ha contado, si alguna certeza dejó la última elección de octubre en el oficialismo es que quedaron tres candidatos cantados: Macri en Nación, María Eugenia Vidal en Provincia y Rodríguez Larreta en la Ciudad. Reelección para todos. Pero casi de inmediato, llamativamente, mientras crecieron los gestos armoniosos del mandatario nacional con la gobernadora, aparecieron rumores sobre cierto descontento (y hasta celos) con el jefe de Gobierno.

¿Qué le molestaba a Macri de Rodríguez Larreta, según esas versiones? Se combinaban diferencias viejas y hasta públicas, como cierta pasividad del jefe porteño para combatir los piquetes (en la mirada del Presidente, su aliado no querría pagar costos públicos por los desalojos/represión), con otros reproches más complicados, como la relación del jefe de Gobierno con Víctor Santa María, jefe de los encargados de edificio, ladero de Cristina y hoy apuntado por supuesta corrupción en su sindicato, y hasta celos por la capitalización de ciertos logros en la Ciudad que dejarían a Macri en segundo plano, como las obras en el Paseo del Bajo.

Un poco de esto quedó alimentado con la foto de caras serias, pero mucho se disipó no solo con el acto que compartieron juntos, en el que el Presidente tuvo palabras elogiosas con el jefe de Gobierno, sino también con la confirmación de que Rodríguez Larreta será parte de la comitiva que viajará al Foro de Davos, la próxima semana.

El repaso de los acompañantes del Presidente muestra el tenor de la invitación. Más simple: van los que en el círculo rojo del Gobierno tienen algo para agradecerles. Se entiende sobre todo por las presencias de los gobernadores peronistas Juan Manuel Urtubey (Salta) y Gustavo Bordet (Entre Ríos). Es difícil creer que, si hubiera hoy diferencias tan profundas con Rodríguez Larreta, Macri lo subiera por primera vez a un viaje de esta trascendencia internacional.

Despejados por ahora los fantasmas de un cortocircuito con el Presidente, y siempre con la idea de reelegir para cuatro años más en la Ciudad, el jefe de Gobierno divide el camino a recorrer en dos partes. La gestión y la política. ¿Cómo ve y qué espera de cada uno?

 

Gestión

Es el punto en el que Rodríguez Larreta se siente más fuerte. Habla con orgullo de una aprobación de más del 70 por ciento de los porteños sobre su trabajo, en encuestas propias, y alimenta sin parar el mito del trabajador incansable. Mantiene sus reuniones semanales con vecinos y recita con obsesión las obras en marcha y los arreglos barrio por barrio. Allí rescata una idea: más allá de los trabajos más profundos, como el Paseo del Bajo, la urbanización de villas o los viaductos de los trenes, Rodríguez Larreta insiste en que, en sus contactos con la gente, le siguen pidiendo lo mismo que hace años: arreglos de baches, luces y veredas (además de la irresuelta inseguridad, claro). Y desde antes de la última elección, y seguramente hasta la próxima, el despliegue será continuo.

La economía de la Ciudad lo permite. Con una luz amarilla sobre la que advierte el propio jefe de Gobierno, pensando en una nueva gestión de cuatro años: el distrito perderá casi un 10 por ciento de sus ingresos por la rebaja progresiva de los Ingresos Brutos, por lejos la principal fuente de recaudación porteña. Cerca del 60 por ciento del total de los recursos se generan allí. Rodríguez Larreta se resigna: por la situación de privilegio de la economía porteña, debía ser el primero en acatar la orden de Macri de empezar a eliminar los llamados “impuestos distorsivos”.

 

Política

Despejada la duda sobre su candidatura, Rodríguez Larreta tiene casi confirmado que en 2019 no repetirá compañero de fórmula. En caso de hacerlo, el vicejefe actual, Diego Santilli, condenaría su plan de ir por la Jefatura de Gobierno en 2023. La Constitución de la Ciudad toma al vice como si fuera el jefe y no podría tener una segunda reelección.

Otro tema preocupa a Rodríguez Larreta de la Carta Magna porteña y son las condiciones para ser electo: 50 por ciento en primera vuelta, a diferencia del más laxo 45 por ciento (o 40 por ciento con 10 puntos de diferencia sobre el segundo) de la presidencial. El antecedente de 2015 está latente: tras sacarle más de 20 puntos en la general, en la segunda vuelta Martín Lousteau quedó cabeza a cabeza con Rodríguez Larreta.

Pensando justamente en un nuevo balotaje en 2019, el jefe de Gobierno celebra en privado la decisión de Lousteau (“el” enemigo político en la Ciudad) de afiliarse al radicalismo. ¿Cuál es el razonamiento que hace? Que como para la próxima elección sí se formará Cambiemos en Capital, la competencia con el exembajador en los EE.UU. sería interna. Y allí Rodríguez Larreta se siente mucho más fuerte, con el antecedente de haber vencido a una rival de cuidado como Gabriela Michetti en 2015.

Siempre según el razonamiento positivista del jefe de Gobierno, esto desembocaría en un eventual balotaje contra una figura del kichnerismo, lo que, razona, llevaría los votos intermedios para su lado, como ocurrió con Macri en 2007 y 2011 contra Daniel Filmus. “Si es alguien como Lousteau, esos votos intermedios se van contra su rival y pasa lo de 2015”, agregan en su entorno.

Por ahora, todo es laboratorio político. Pero en el mientras tanto, Rodríguez Larreta sigue corriendo a posibles contrincantes: al mediático Matías Tombolini (a quien ya había fogoneado y ¿financiado? el año pasado para esmerilar a Lousteau) le dio un cómodo cargo en un organismo porteño. Billetera mata rival.

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