"El empleo de la tecnología con sentido social es un verdadero reto"

La Reforma Política no puede ser confundida con el mero cambio de régimen electoral, de allí que no debamos dejarnos seducir por formulaciones artificiales, por propuestas maquilladoras que sólo buscan construir poder a uso y conveniencia de algunas minorías circunstanciales. El frecuente empleo de un confuso accionar mediático, a partir de información deformada busca confundir al ciudadano con estratagemas mediocres surgidas de oscuras componendas que nada pretende modificar, o dicho de otra manera, quieren cambiar para dejar todo igual, manteniendo zonas nebulosas que faciliten el uso del aparato del Estado para lograr el voto espurio, el tráfico de influencias, las prebendas y el clientelismo. No hay mejor proyecto político que el entendible, claro, previsible, esto es contar con leyes justas parar todas las minorías relativas.
La democracia no es un valor en si mismo; para su construcción se requiere que los derechos individuales y de las minorías sean protegidos, lo que implica contar con gobiernos transparentes y sistemas que permitan la existencia de alternativas de poder. La legitimidad de un sistema queda severamente cuestionada si no se preserva su esencia que es la soberanía del pueblo.
El sistema electoral es un instrumento que responde a determinadas circunstancias históricas, sociales y políticas, y está sometido a la inevitable mecánica del cambio. La sociedad argentina requiere de un sistema político creíble, representativo y republicano, asentado en instituciones confiables que faciliten la gobernabilidad, que construya consensos, para mejorar la relación entre la política y la sociedad y evite caer en la tentación de legados autoritarios. Esos consensos deben servir para afirmar la fortaleza de los partidos políticos, al decir de Max Weber "una democracia no puede vivir sin partidos políticos pero puede morir por su mal funcionamiento", y mejorar la calidad de la representación y de la política.
Un sistema electoral debe asegurar transparencia en el voto, una verdadera representación proporcional en la asignación de bancas que elimine la actual distorsión territorial, una justicia electoral digna e independiente, evitar la manipulación del calendario electoral, contar con partidos políticos abiertos y un estricto control del financiamiento para
lograr una política más austera. La transparencia política y social del proceso de votación es entonces primordial para toda sociedad que se precie de buscar la consolidación de la
democracia, pero debemos ser conscientes que los mecanismos electorales no definen por sí solos la calidad de la política ni de la representación popular.
La innovación tecnológica permite acceder a una forma ágil y otorgar confiabilidad en todos los aspectos de la seguridad al emitir el sufragio. El voto electrónico representa un cambio fundamental en la manera de votar, porque encierra una profunda alteración de las prácticas políticas: otorga mayor pureza al sistema electoral al eliminar las alternativas de
fraude por la múltiple manipulación física y el llamado "voto cadena", minimiza el peso de los fiscales partidarios de mesa, reduce costos electorales, agiliza el procedimiento al disminuir los errores en el cómputo de votos y la velocidad del recuento.
El empleo de la tecnología con sentido social es un verdadero reto. El uso electoral de la tecnología no debe generar expectativas que no sea capaz de satisfacer y debe superar la oposición burocrática a la innovación y los intereses creados pues las elecciones son políticamente sensibles.
La barrera más difícil de superar, quizás, sea la puramente cultural y por esto es esencial contar para la integridad del proceso y para la credibilidad de los resultados con una adecuada capacitación tanto de las autoridades como de los electores, pues todos deben estar conscientes de cómo usar la urna electrónica y las condiciones técnicas del procedimiento. Cuanto más profunda sea la comprensión de la actividad política, cuanto más comprendamos nuestra tradición, más probable será que evitemos la caída en el iluminismo mesiánico de algún profeta.