Hace casi un año quienes fuimos diputados de la Ciudad de Buenos Aires votamos, luego de varios intentos, la hasta entonces adeudada Ley de Comunas cuya sanción está prevista como una obligación en nuestra Constitución. Como su nombre lo indica dicha ley implica la división de nuestra Ciudad en 15 Comunas distintas, con el fin descentralizar algunas funciones del Estado. La idea del constituyente fue otorgar un mayor protagonismo y participación a los vecinos, en temas que son comunes o propios de cada barrio. Nadie mejor que cada uno de nosotros para proponer y arribar a soluciones concretas, o ejecutar aquellas obras necesarias que, canalizadas por los mecanismos y actores como los que establece esta norma, deberían dar como resultado una gestión más eficiente y económica respecto del actual modelo de la burocracia centralizada, cuya única "descentralización" visible se basa en las tareas meramente administrativas. Es que para demostrar que el Gobierno se encuentra cerca de la gente, no son necesarias las demagógicas reuniones barriales con la presencia de un selecto grupo de vecinos/funcionarios/punteros, ni un estado asambleísta de unos pocos, en las que, casi siempre misteriosamente, se encuentran los recursos económicos y el tiempo suficiente para conseguir algunos beneficios individuales, que finalmente pagaremos entre todos.
La solución a estos problemas fue prevista desde la Legislatura con la sanción de la Ley de Comunas, aunque fue solo el comienzo. Porque para que sea efectiva necesitamos que el Poder Ejecutivo de la Ciudad tome algunas medidas que, llamativamente, a la fecha aún no se han concretado: en primer lugar debería reglamentar la ley, acción indispensable que exteriorizaría a la ciudadanía su voluntad de no incursionar en mora en el llamado a elecciones en el 2007. En segundo lugar es necesario una campaña de comunicación y difusión destinada a que los vecinos conozcan qué es lo que se va a votar, para qué, cómo van funcionar estas instituciones en cada comuna, así como también otros aspectos que seguramente despertarán expectativas en el ciudadano que no milita en la política activa. Lamentablemente menos del uno por ciento de la población tiene conocimiento sobre el tema, en consecuencia resulta difícil pronosticar un resultado exitoso, o de cambio sobre los problemas de fondo de los vecinos. También es imprescindible saber -cumpliendo con tiempos reales para no proclamar postulados impracticables- si se habilitarán partidos barriales para la "categoría Comunas", permitiendo de esta forma que los mejores o mas representativos vecinos puedan ser elegidos; o si por el contrario, sólo los partidos tradicionales, muchos de ellos férreos defensores de un sistema corporativo cuasi cerrado, serán los grandes beneficiarios del espíritu de una ley que en realidad fue pensada para que cada barrio-comuna pueda ser representado por aquellas mujeres y hombres que viven, trabajan, estudian, caminan sus calles y por tanto conviven con las problemáticas específicas del lugar. Asimismo, es de esperar que esta joven gestión del ejecutivo porteño, respete lo decidido cuando los legisladores sancionamos la ley para que las elecciones de autoridades de las Comunas se realicen en el año 2007. Sería lamentable, que todo finalice en los consabidos argumentos tales como "no hubo tiempo suficiente" o que "por razones técnicas, no hemos podido convocar a la elección de Comunas". Todos esperamos en tiempo y forma el anuncio oficial del Jefe de Gobierno. Anhelamos que el año próximo, se sienten las bases para que entre muchos se pueda decidir cómo invertir una parte del presupuesto de la Ciudad.
* Ex Diputado porteño por Alternativa Federalista